No tenía pensado escribir más esta noche, pero nos encontramos inmersos en el Gran Premio de Canadá y sé que mañana pueden surgir mil y una historias a las que hincar el diente, así que allá vamos, a reflexionar un poco sobre la única escudería de la parrilla sobre cuyo futuro apenas hay nada que decir porque está todo dicho.
Salvo intercesión divina, Mercedes AMG va a ganar este campeonato 2016 como ganó en 2014 y 2015, dando la sensación de que sus pilotos podrían pasearse por los circuitos del Mundial con un brazo fuera del habitáculo, saludando con la mano al respetable.
Y lo he dejado escrito más de una docena de veces, no se trata de que el W05, 06 o 07 puedan acercarse siquiera a aquellas obras de arte que se llamaron McLaren MP4/4 o Williams FW14b. El reglamento 2014 ha sido tan pérfido que ha convertido en excelente un vehículo que sobresale del resto porque la competencia ha quedado atada de pies y manos, por nada más.
Basta mirarlos en secuencia para comprobar que el W05, W06 y W07 son prácticamente el mismo coche. Y si quitas el FRIC (Front to Rear Interlinked Suspension), eliminas la posibilidad de alterar el volumen de combustible que llega a los inyectores o aumentas la presión de los neumáticos por imperativo legal, y Brackley sigue siendo inalcanzable, no es por otra razón que porque entre tokens y demás mamandurrias, los rivales no pueden acercarse. Por algo hay cambio de normativa previsto para el año que viene, ¿no?
Pero a lo que vamos. Mercedes AMG tiene todas las papeletas para llevarse este Mundial de calle y sólo falta saber si quien lo firma definitivamente es Nico Rosberg o Lewis Hamilton, o si en un desliz, se lo roba uno de los chicos de Ferrari, siempre y cuando la de Maranello no baje ni un milímetro su guardia y afine al máximo en cada curva del calendario.
Es tal la superioridad de la escudería oficial de la estrella de tres puntas, que incluso puede permitirse el lujo de elegir enemigo y ritmo con que acompasar el espectáculo.
Sabéis de sobra que quiero un título para el hijo del gran Keke, pero si al final es Lewis el agraciado tampoco me va a importar demasiado. Ambos son grandísimos pilotos y están bajo la sombra de Toto y Niki por algo, no nos engañemos. Y ahora dejad de leer porque voy en plan spoiler: 2016 será el tercer año consecutivo en que gane un vehículo firmado por un tal Aldo Costa.
El italiano no es Adrian Newey, pero desterrado de Maranello, en Brackley ha sabido crear una frase que dio lugar a un verso que animó un poema que ha acabado componiendo una hermosa página en la historia de lo nuestro, y con letras de oro, además. Costa es la reivindicación, el contrapunto a tanta excelencia como impera desde hace temporadas, y me alegro tanto por él que le perdono que el W07 de este año se parezca casi como una gota de agua al W05 de 2014.
Os leo.
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