jueves, 11 de junio de 2015

Tecnología que no canta


Nos acercamos a una de las pruebas más emblemáticas del mundillo del motor, las 24 Horas de Le Mans, y lo hacemos con jaracandosa alegría, con indiscutible sensación de alivio y sin duda, con auténticas ganas de hincar el diente.

Echando la vista atrás, he descubierto una vez más que la realidad impone su criterio con implacable testarudez, incluso sobre mí, quien en 2009 escribía ¿Le Mans? dando por seguro que jamás de los jamases alumbraría textos como los que llevan adornando este blog desde hace años, con la Resistencia como protagonista, por supuesto.

Da gusto equivocarse así y más si cabe, comprobando que mientras la Fórmula 1 no para de regalarnos temporadas soporíferas, los aficionados nos buscamos las alubias disfrutando de espectáculos como los que ofrece en la actualidad el calendario WEC (World Endurance Championship).

También es verdad que desde 2009 ha llovido bastante y muy posiblemente, que no dimos la importancia que realmente tenía para nosotros, que un piloto español formara parte de la tripulación ganadora de las 24 Horas de aquel año —Marc Gené, junto a David Brabham y Alexander Wurz, sobre un Peugeot 908 HDi FAP impulsado por un motor diésel turbo de 5'5 litros y arquitectura V12—, mientras nos quejábamos públicamente del poco eco que cosechó su hazaña. 

En todo caso, que es a lo que iba, se da la feliz circunstancia de que al menos en este aspecto, el asunto ha cambiado lo suficiente como para que a día de hoy, maldigas no poder formar parte de una de esas carretas tiradas por caballos o bueyes, que en cuanto se hayan llenado de víveres y pertrechos, partirán rumbo a Le Mans para hacer caravana junto a las que salieron ayer y anteayer.

Pensando en estas y otras cosas, pasé la tarde de ayer brujuleando por ahí, descubriendo cómo la técnica sigue embobándonos para bien, mientras nos entretenemos intentado discernir qué hay de oculto en la Fórmula 1, que no disfrutamos como antes. También leí a personajes relevantes, amansar a las fieras perfilando las indiscutibles bondades de las gomas Pirelli...

Pero algo no encaja. Las gradas se van quedando más y más vacías y en China las llenan con chavales haciendo la mili, aúlas completas de niños o incluso autobuses de jubilados. Sebastian se queja del precio de las entradas y el pago por ver en televisión, suena a amenaza bíblica. La F1 no llega a sus destinatarios y el prometido espectáculo se nos escapa como arena entre los dedos mientras los pilotos reciben instrucciones para no criticar públicamente al proveedor único de gomas, y tipos como Lotterer o Webber, con experiencia a ambos lados de la frontera [Show business], se quejaban no hace mucho de lo chuscas que son las ruedas milanesas en comparación con su enemiga Michelin.

Entretanto, quien más, quien menos, no es capaz de quitarse de la cabeza los numerosos problemas que acarrea una parte técnica en los monoplazas que no hay Dios que entienda, pero que obliga a los pilotos a cuidar como a bebés en un circuito antaño rápido, los compuestos, el grifo de la gasolina, o unos frenos que parecen de mantequilla hecha de leche de aquellas ovejas eléctricas con las que soñaban los androides de Philip K. Dick, por no mencionar la imagen de Lewis zumbando las protecciones del Gilles Villeneuve porque las gomas para agua que montaba su W06, no cumplían con su cometido bajo la lluvia.

Y es que a lo mejor no hay que darle más vueltas, y convenga aceptar que ante el despliegue tonal y colorístico que se nos viene encima este fin de semana, lo mejor es rendirse ante la evidencia de que la tecnología en Fórmula 1 será magnífica pero no canta, porque sencillamente tiene algo en la garganta.

Os leo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo convencido que lo que le pasa a la F1 es lo mismo que le pasa a la aviación. ¿Por qué no vuela ya el Concorde? Porque la gasolina sale muy cara. ¿Por qué no corren ya cada vez más los F1? Porque la gasolina sale muy cara.
Sería mucho más emocionante hacer avanzar la técnica hacia una mayor velocidad, pero sin embargo nos dedicamos a hacer más fiables y ligeros los aviones.
Disfrutaríamos más de las carreras y el desarrollo si todo consistiera en correr lo más rápido posible, sin ninguna limitación más allá; pero el fluido vital de los coches vale su peso en oro y estamos empeñados, no sin razón, en ahorrarlo.

Quizá debiésemos mantener la F1 como una competición de velocidad pura, pero entonces ya no serviría a los intereses de los "caprichosos" fabricantes.
El futuro de las masas es eléctrico o no es, quedando una posibilidad remota para el hidrógeno, y la F1 está convergiendo lentamente hacia ese futuro, pero hasta que el futuro no adelante al presente, la F1 sufrirá de estos achaques de viejo y contradicciones.

pocascanas dijo...

Una cosa es ser eficiente y otra muy distinta ahorrar gasolina. El concepto de "eficiencia" es tan amplio que podríamos definirlo a nuestro antojo, pero parece que de un tiempo a esta parte se trata de ahorrar comustible, gomas, frenos y otros detalles, pero podemos despilfarrar kilowatts en carreras nocturnas y millones de petrodólares en circuitos absurdos.
La F1 hoy es una mala copia del WEC, y encima atrasa un montón de años en ese aspecto porque la experiencia no se compra.
Diversidad de diseños, mecánica pura y dura, tecnología al servicio de la velocidad, libertad de estrategias (repostajes, neumáticos, consumo, etc.) parece fácil decirlo pero vamos en otra dirección.
Y claro, con un Rolex de 70000 dólares en la muñeca todo se ve diferente...

J-CAR dijo...

A ver. Que Venezuela y Rusia están al borde de la bancarrota por la caída del precio del petróleo. Que este movimiento del mercado le ha pillado a contrapie a la F1 porque nadie se esperaba lo que ha pasado con el frac King y de ahí vienen las propuestas de los 1000 CV o la vuelta al atmosférico más turbo. Pero es que el petróleo está tan bajo que hasta las empresas de fracking están empezando a tener problemas de rentabilidad.
Saludos!

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenos días a todos ;)

Rompo mi silencio para daros las gracias y para preguntarme una vez más, ¿cómo lo haces J-Car? ¡Vaya perlita nos has dejado! ;)

Un abrazote

Jose