El mejor postor

Hace tiempo leí a alguien decir que le gustaba la F1 porque era un modelo a escala del capitalismo más brutal y genuino. Comparto la idea y el morbo que produce ver tanto tiburón suelto.

El caso es que por aquí arriba se celebra hoy Nuestra Señora de Begoña, la Virgen de Agosto de casi todos lados, y me ha dado por poner al día mi extensa videoteca (va por el terabyte y medio), y la fonoteca (aún no llega a los 500 megas, pero le falta poco), y la medioteca (me falta media vida por oír y leer)... Total, que me he dado de bruces con las magníficas entrevistas realizadas por Félix Iturbide, El Lince del Paddock, y sin saber muy por qué, me he pasado por su blog de toda la vida (el otro lo visito en cuanto avisa La Montonera), y cuál no ha sido mi sorpresa cuando lo he visto cambiado pero todavía latente, con un sabroso mano a mano con Tony Fernandes en portada, que me he calzado nada más bajármelo y que os recomiendo...

Sí, ya sé que a priori no tiene mucho que ver la Lotus del malayo con lo que comentaba al principio sobre el capitalismo, pero bien mirado, la triple A recién perdida por los USA, la que puede perder Francia o la que mantiene a su manera Alemania, sí tienen que ver, y mucho, con la existencia de parias como Grecia, Portugal o Irlanda, porque si no hubiera de estos últimos lamentables ejemplos a decir de los expertos, las máximas calificaciones no servirían de nada.

En el fondo, la necesidad de disponer de mierdecillas a quien mirar de reojo y por encima del hombro es consustancial a la existencia misma del concepto de excelencia, así que no nos extrañemos.

Max y Bernie debían tenerlo contemplado cuando ampliaron la parrilla (si no, ¿de qué?), porque a renglón seguido de aquel estropicio, han ido dejando que Virgin, Hispania (ahora simplemente HRT), y la Lotus de Tony, se las tengan que ver en crudo con el agujero del retrete como futuro inmediato. Y aquí estamos nosotros, cumpliendo con nuestro cometido, polarizando nuestras miradas sobre las escuderías punteras mientras las del fondo luchan por vaya usted a saber qué cosas, pero en otra liga.

Es jodido esto, ¿no? Quiero decir que es inhumano tener las mismas inquietudes que Ferrari, un ejemplo, o McLaren, otro, o incluso Red Bull, el último, para verse relegado a un papel de comparsa porque el que te han dado para interpretar no contiene más que una miserable frase y entonada en tartamudeo para levantar las risas entre un público que te olvidará pronto.

Así las cosas, no resulta extraño que dediquemos apenas unas líneas a diario a la escoria del invento, no sea que se nos contagie algo, mientras ensalzamos por activa y por pasiva las andanzas y descalabros de los relucientes ejemplos que nos han servido en bandeja de plata y precocinados, los mismos que se han asegurado de que exista de quién reírnos.

Abusando de vuestra confianza, aplicándome el cuento, os pediría el máximo de respeto por las escuderías menores, esas que luchan a brazo partido por un patrocinador o un proveedor como si les fuera la vida en ello, porque en el fondo hacen lo mismo que las que ocupan la mayoría de titulares que somos capaces de parir nosotros y los que cobran por ello.

Y es que son cosas del capitalimo feroz del que hablaba al principio que produce tanto morbo: que todo parece igual aunque nada sea lo mismo.