domingo, 2 de septiembre de 2007

Lewis Hamilton


Es guapo, más guapo que nuestro Fernando, y también es un poco más alto que él, y es calcado a uno de los actores de C.S.I. New York, y tiene un padre fotogénico, y se lleva bien con Bernie Ecclestone, y está enrollado con Sarah Ojjeh, y le dejan insultar al jefe, y encima parece que ha nacido para estar delante de una cámara o un micrófono, lo que en este mundillo supone una clara serie de ventajas.

Aparte de estas evidencias, hay que admitir que promete mucho (el año pasado, en GP2, ya resultaba un tiro), pues ha batido algunos de los récords de entrada más apetecibles en la F1, a falta de alcanzar el que ostenta Jacques Villeneuve (4 victorias en su primer año, 1996), que si Dios no lo remedia caerá pronto, y sin conseguir superar el de Giancarlo Baghetti (ganó su primera carrera en su primera participación en F1, 1961), puede incluso alzarse con el campeonato mundial en su primer año en la competición, lo que no supondría un récord en sentido estricto, sino un auténtico hito, si no fuera porque ahí está Giuseppe Farina, que se llevó el gato al agua el primer año oficial de la F1 (1950), lo que lo convierte en el indiscutible primer piloto que logra el título en su primera participación oficial.

Sin embargo, sin quitarle méritos al muchacho, sigo negándome a considerarlo un gran piloto como se empeñan algunos en cacarear a los cuatro vientos. Vale que su debut está siendo impresionante, pero en la pista está demostrando bastante poco más allá de saber gestionar espectacularmente la ventaja importante que ofrece la pole en la competición actual (mal que le pese a Lauda, de las 12 carreras disputadas, 9 victorias han caído del lado de los poleman).

También es malditamente rápido en calificación, nadie puede negarlo, pero siempre y cuando tenga a mano la información correcta (léase de Alonso) y disponga de la extra lap (léase menos gasolina en el depósito que Fernando), porque en carrera pierde fuelle y demuestra que todavía no está maduro.

¿A qué me lleva todo esto? Sencillo, a que a Hamilton lo están quemando demasiado pronto, porque le están robando los años de experiencia que son necesarios en la formación de todo buen piloto, ya que siendo sinceros, la oportunidad que se le ha brindado este año no la ha disfrutado nadie y es irrepetible: uno de los dos mejores coches de la parrilla, puesto a punto por unos tipos experimentados como De la Rosa y Alonso, acceso ilimitado a la información que ofrece un bicampeón mundial, y los mimos de todo un equipo como McLaren.

Dije el martes pasado, en referencia a Fernando Alonso, que sin la ayuda de su escudería ningún piloto puede ganar un campeonato mundial, y lo repito hoy pero en sentido inverso, pues si bien es cierto que con ayuda se puede ganar casi cualquier cosa, esta circunstancia no deja de suponer un caramelo envenenado para quien no tenga la suficiente madurez como para entenderlo, y es aquí donde veo a Hamilton, porque Dios no lo quiera, a tenor de lo que estamos viviendo, mucho me temo que Lewis está corriendo el grave riesgo de convertirse en un hermoso juguete roto en cuanto los que lo están exprimiendo miren para otro lado.

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