miércoles, 25 de octubre de 2023

Algo en el aire


Volver al Hermanos Rodríguez es como retornar a casa por Navidad después de dos Guerras Mundiales y varios conflictos bélicos a las espaldas. Circula una alegría contagiosa a cuenta del Gran Premio de Ciudad de México que se pega a la piel y no la sacas ni frotando con esparto, tanto es así que me estoy pensando en emitir carta a la amiga de Claudio Conti que vive en Noruega por comprobar si en Oslo también sucede lo mismo que en Gorliz.

Confieso que (yo) vivía mejor cuando a Pérez lo defendíamos cuatro gatos y ciertos chamaquitos se reían de los subcampeonatos de Alonso...

Al de Guadalajara le ha pasado parecido a lo que sucedió con Reutemann en Argentina. Aunque sepa a ruín contarlo, aún habiendo llegado a la cúspide del motorsport, para los paladares finos nunca estuvieron a la altura ni de los acontecimientos ni las circunstancias, hasta que, a base de tesón y abrasarse los huevos, rozaron la cima del Olimpo y entonces sí, entonces sus compatriotas volvieron la cara y comenzaron a jurar sobre sus zapatitos de primera comunión que habían estado con sus héroes desde el minuto uno y no los dejaron solos cuando hacía frío.

Una parte de mí anda como cualquier netanyahu vengativo descargando su ira sobre Gaza. Si los subcampeonatos valían una mierda antes ¿por qué iban a contabilizar distinto ahora? 

Pero hay otra porción de mi ser que recuerda cómo vibrábamos Salva, Javier, Beatriz, Albert, Regina, María Elena, José y Ricky, con cualquier pequeña hazaña de Checo, y quiero que el milagro se repita. Así que vamos a gritarle a Sergio que lo haga, que se imponga en el autódromo de casa, recordándole que batir a Hamilton vale más que un Mundial, sobre todo si se logra con el segundo mejor coche de la parrilla —disculpadme, se me ha escapado.

Flota algo en el aire y es nuestra obligación exprimirlo hasta la cáscara. Ni papá ni los numerosos arribistas que se han subido al carro. Este próximo fin de semana la Fórmula 1 se juega el pagarle a un pilotazo lo que se le debe. Yo ya he apostado y cruzado los dedos...

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El amigo Checo, seguro que espoleado por correr en Hermanos Rodriguez, ha confiado su suerte a que Leclerc pisase el freno al verse revasado por los dos lados, pero no ha sido así y no hay manera de meter tres coches en esa curva.
Y ya lo lamento porque la cara que se le quedo al pobre hombre era un poema y mas teniendo en cuenta el carrerón de Riciardo con el equipo "satelite".
Esperemos que en estas tres carreras que restan sea capaz de remontar.
Y hablando de remontar me parece bastante inexplicable el tremendo bajón de Aston Martin. O eso o que Fernando ha estado haciendo verdaderas obras de arte con él. Bueno, esto es seguro...
Un saludo.

Álvaro