Por no andarme con zarandajas os diré que no sé qué coño de apasionamiento alienta a todos esos supuestos seguidores de Ferrari que andan advirtiendo en redes sociales, o donde pueden, incluso aquí, en Nürbu, que Mercedes AMG guarda ases en la manga y que esperemos a que las enseñe, como si entonces se fuesen a abrir los cielos y pudiésemos escuchar las trompetas del Apocalípsis.
Tampoco es que haya nacido ayer y sé perfectamente a lo que se refieren. Pretenden que en ese instante comprendamos que Vettel se enfrenta a un nuevo imposible que en estos momentos está jugando al gato y al ratón con Maranello...
Bien, pasando por alto lo que decía en la línea inicial del primer párrafo, creo que nadie está pidiendo a Sebastian que se inmole al son del Liliburlero, más bien se le exige que haga honor al sueldo que cobra, a los cuatro títulos mundiales que lleva a las espaldas, y a ese amor por Ferrari que tantas veces ha esgrimido cuando apuntaba con su dedo a cierto asturiano que se marchó de La Scuderia a finales de 2014. No parece mucho, la verdad.
Se está defendiendo a Vettel por encima de sus posibilidades. Era el hombre llamado a sacar el proyecto del hoyo y bueno, le tenemos defendiéndose en pista de Leclerc, y afuera, de lo agobiante que resulta la prensa y de mil gilipolleces más, mientras más allá le hacen el trabajo sucio los equidistantes, los neutros, los que pueden justificar cualquier escenario con palabras arcanas. Pero ojito con esto, porque la diferencia entre 2017 y 2018, y 2019, también es Kimi, y mandaría cojones que con tanta excusa barata se acabe admitiendo que resultaba imprescindible el sobrevalorado y borracho Iceman (leedme con lágrimas en los ojos, de risa, claro), porque era él quien afinaba el piano.
Con estas cosas uno sabe por dónde se empieza pero nunca cómo acaban. Mercedes AMG seguramente tiene mejor cacharro, pero Ferrari tiene máquina para pelearle cada centímetro de asfalto como si fuese el último, y Charles lo demostró en Bahrein. No, no fue Vettel, fue Leclerc. ¡Esperad... esperad! ¿A qué...?
Os leo.
El resto es ruido, y permitidme que lo diga así. Como el de Heppenheim es presa recurrente de sus habituales fantasmas, sus corifeos salen a cubrir sus espaldas negando que el SF70H fuese un gran coche, que el SF71H fuese un gran vehículo y, obviamente, que el SF90 también lo sea, porque de esta sencilla manera el alemán queda excusado de sus obligaciones. Pero hagamos memoria: ¿por qué lo trajo a Italia Marchionne; por qué el de Chieti aumentó a casi el doble el presupuesto para competición a partir de 2015...? No os agobiéis, ya contesto yo: para ganar a Mercedes AMG.
Es de perogrullo que Brackley oculta sus cartas, como todo Dios en la parrilla, por cierto, pero si se le otorga ventaja mientras sus ases continúan en la manga, lo que no es de recibo es hablar de una inferioridad que empieza a resultar patológica.
La Fórmula 1 es tan asombrosamente bonita y compleja en su fondo, que basta cualquier chuminada para justificar el más terrorífico de los desenlaces. Drag, paso por curva insuficiente, poca velocidad punta, ¡rediós!, ¡leyendo algunos artículos supuestamente aclaratorios, da la sensación de que Ferrari está a tan sólo un paso de parecerse a Williams...!
Se está defendiendo a Vettel por encima de sus posibilidades. Era el hombre llamado a sacar el proyecto del hoyo y bueno, le tenemos defendiéndose en pista de Leclerc, y afuera, de lo agobiante que resulta la prensa y de mil gilipolleces más, mientras más allá le hacen el trabajo sucio los equidistantes, los neutros, los que pueden justificar cualquier escenario con palabras arcanas. Pero ojito con esto, porque la diferencia entre 2017 y 2018, y 2019, también es Kimi, y mandaría cojones que con tanta excusa barata se acabe admitiendo que resultaba imprescindible el sobrevalorado y borracho Iceman (leedme con lágrimas en los ojos, de risa, claro), porque era él quien afinaba el piano.
Con estas cosas uno sabe por dónde se empieza pero nunca cómo acaban. Mercedes AMG seguramente tiene mejor cacharro, pero Ferrari tiene máquina para pelearle cada centímetro de asfalto como si fuese el último, y Charles lo demostró en Bahrein. No, no fue Vettel, fue Leclerc. ¡Esperad... esperad! ¿A qué...?
Os leo.
2 comentarios:
José, ¿cómo puede un borracho afinar el piano?
Un afinador de verdad es el que llega al pit primero, abre el portón y apaga las luces a las tantas de la noche y cierra el portón.
El borrachín no afinaba na'... no te creo ;)
Vettel ha tenido un problema, algunos nunca han querido admitir que ganó sus mundiales con clara superioridad mecánica para infravalorar lo que hizo Alonso en 2010 o 2012. Es decir, vendieron que Vettel ganó en 2010 y 2012, incluso en 2013, "en igualdad". Como mucho estos iluminados dicen que "ganó con el mejor coche como Alonso", cuando sólo hay que hacer un repaso a los números de 2005 y 2006 para saber que eso es falso.
Otra de las grandes mentiras que se han creado alrededor del alemán es pensar que por decir "grazie ragazzi" y "forza Ferrari" sus coches italianos van a correr más.
Cuando fomentas la afición y el fanatismo hacia un piloto sólo con números y mitos falsos tienes el resultado actual: decepción y frustración, además de unos aficionados que le van abandonando poco a poco cuando no salen las cosas. Por supuesto no cesan los intentos por blanquear al alemán, incluso aportando nuevas teorías ridículas como "Vettel ya no es el mismo de 2013" o "Leclerc no debe correr para ganar a Vettel" (¿pero Vettel sí pidiendo orden por radio?).
Ya pasó algo así en 2014, cuando se intentó justificar que Ricciardo sumó 71 puntos más que Vettel en Red Bull: "Red Bull favoreció a Ricciardo porque Vettel se iba a Ferrari". Su fichaje por Ferrari no se pudo hacer hasta pasar el verano y dependió de que Alonso se marchara teniendo contrato en vigor. La superioridad de Ricciardo comenzó desde el inicio de 2014, incluso Vettel se entonó un poco hacia el final de la temporada, lo cual eso invalida cualquier teoría al respecto.
Creo que hubiese sido más fácil admitir que ganó de 2010 a 2013 con el mejor coche. Vettel es muy buen piloto, pero no lo es tanto para ganar 4 años seguidos como si el resto de pilotos fueran inferiores. Hay pilotos mejores que el alemán, hay algunos de un nivel similar y también muchos (la mayoría) que son peores. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente es una verdad que no se ha querido admitir.
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