Dicen las malas lenguas que uno de los pilares del éxito de Red Bull imponiendo su producto entre los jóvenes, consistía en tirar latas vacías al suelo durante los últimos compases de un concierto o un evento, para, una vez habían terminado, saturarlo de más y más latas vacías. El efecto cumplía su cometido. Tarde o temprano la gente acababa picando por pura simpatía tras preguntarse antes ¿cómo coño era posible que se consumiera tanto una bebida totalmente desconocida...?
Red Bull se había puesto de moda por cojones, como decimos aquí arriba. Quizás suciamente, pero eso nunca ha importado a la hora de valorar la cuenta de resultados.
Traigo a colación esta anécdota sin confirmar no para que saquemos conclusiones sobre Sebastian Vettel y sus cuatro títulos, sino para enfocar lo que está sucediendo desde que se conociera públicamente que Liberty Group (¡tela con el nombrecito!) iba a hacerse con el total de la participación de CVC Capital Partners en el negocio de la Fórmula 1, concretamente un 34'6%.
El momento ha llegado. Liberty ya está aquí. Y en consecuencia, la histeria se ha desatado y lo que antes era negro ahora es blanco, y así. ¡Hosti tú, que el Bernie no debe ser tan malo. Los yankies pagan más de 8.500 millones de dólares por el paquete de CVC. Este tío es la bomba!
Pues no, señores. Este tipo es quien es, y a pesar de las euforias iniciales, seguirá donde está al menos tres años más: tocando las pelotas con los neumáticos, sacrificando la paciencia del respetable con las retransmisiones, poniendo carreras en el calendario F1 para torpedear las 24 Horas de Le Mans... Vamos, lo de siempre. Fundamentalmente porque Liberty Group no trae consigo un nuevo modelo de explotación de negocio, como se cantaba, sino que se limita, de momento, a ocupar el puesto de CVC, colocando al bigotón Chase Carey al frente de Formula One Group en sustitución del tipo que solicitó hace tiempo que se privatizara el agua, don Peter Brabeck-Letmathe (ex-Nestlé), a quien Dios confunda por los siglos de los siglos, amén.
En el mundo de los tiburones resulta enternecedor que la plebe tome posiciones con tanta vehemencia. Pero es lo que ha sucedido de una semana a esta parte: nuestra esquizofrenia endémica nos ha vuelto a jugar una mala pasada.
El malo sigue siendo el malo de la película aunque le debamos un respeto porque está mayor a pesar de que ha superado con creces la edad que considera el liberalismo como óptima para retirarse de la vida laboral; y a este paso nos lleva a la tumba, porque la salida de CVC no se debe a lo bien que va el negocio, sino a las numerosas dudas que lo sobrevuelan. Y permitidme la osadía, porque gracias a mi buen amigo Ernesto González, dispongo de los números y referencias que así entablillan la operación.
Liberty no va a soltar 8.500 millones, se va a limitar a pagar 1.100 más o menos, y en dos partes, que aflojar el bolsillo resulta tan jodido aquí como en los USA.
CVC ostenta en F1 y en la actualidad, un 34'6 del capital total, y los americanos asumen la deuda adquirida desde la incoporación del fondo de inversiones en 2006, tasado por los expertos en 4.400 millones de dólares [dentro enlace], mientras que el resto, los 4.100 que quedan, se resuelven mediante una emisión de deuda y acciones, la posible entrada de los equipos y dos pagos a tocateja, el primero de los cuales ya se ha hecho efectivo.
Básicamente se dejan para mañana o pasado mañana 7.400 millones de dólares y se abona ahora lo imprescindible.
No está mal. Líbreme Dios de insinuarlo. Pero tampoco está tan bien como se nos vende.
La Fórmula 1 no da para más y quizás la noticia reseñable no sea la entrada de Liberty sino la salida de CVC, pero en fin, doctores tiene la Iglesia y no es cuestión de molestarlos. Sea como fuere, tenemos Bernie para rato, y seguro que en los tres años que dice el británico que le quedan, nos llena el suelo de latas vacías de F1 al final y después de cada prueba, por aquello de: ¡¿y si picamos?!
Os leo.
La Fórmula 1 no da para más y quizás la noticia reseñable no sea la entrada de Liberty sino la salida de CVC, pero en fin, doctores tiene la Iglesia y no es cuestión de molestarlos. Sea como fuere, tenemos Bernie para rato, y seguro que en los tres años que dice el británico que le quedan, nos llena el suelo de latas vacías de F1 al final y después de cada prueba, por aquello de: ¡¿y si picamos?!
Os leo.
2 comentarios:
Desde luego si los medios de comunicación hubiesen hecho el análisis que nos hace usted don José, las cosas quedarían mucho más claras.
Algún compañero seguidor de la F1, echaba esas campanas al vuelo, por aquello de, que esos tres años, fuesen pura transición "de mando" o hasta la finalización de los actuales acuerdos del tío Bernie.
Pero efectivamente poderoso caballero es don dinero y si no está todo en el bolsillo de nuestro "hombre de la F1", hasta aquí hemos llegado. Y mucho me temo que no habiendo mayoría contraria a las ideas de dicho señor, seguiremos "tragando" la F1 que éste "invente" per secula seculorum.
Gracias de nuevo por un post que da en el clavo y deja las cosas en su sitio y no se anda con faramandangas y especulaciones.
Saludos!
La que liasteis en el Safety con el palabro, que se sacó María de guirilandia, "inversionista" (inversor) salvo el Tacañón la aplicasteis tod@s durante todo el programa :)
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