lunes, 26 de septiembre de 2016

O mio babbino caro


A la hora de meterse en asuntos técnicos, uno nunca sabe si escribe cosas románticas o ayuda al personal, con su pobre contribución, a entender un poquito más ese mundo de conocimientos profundos que los abundantes Gollum que nos rodean no sacan a la luz ni para que les dé el aire. ¡Mi tesoro, mi tesoro...!

Es lunes por la tarde y esta mañana me han abrechado los planes para la semana, como le gustaba decir a mi buen amigo Celes, así que llevo encima un mono de escribir que ni os cuento.

Bueno, que me distraigo. Ha sido acercarme a las redes sociales por aquello de que no se desmanden si no las visitas al menos una vez al día, y toparme con una serie de tuits con contenido traducido al español por mi buena amiga Conny, que tenían su origen en un artículo de hoy mismo publicado en Auto Motor und Sport [Pirellis neue Reifen-Politik; Hinten Druck runter, vorne kein Pardon].

La cosa va, sintéticamente, de que hay un mosqueo creciente en algunas escuderías, con el temita de que el proveedor único de compuestos ande tocando las narices del personal con las presiones y el camber. Tanto es así que alguna se ha tomado la molestia de pesar el producto de la italiana, comprobando que desde Hungría aquí, las gomas han perdido como por arte de magia nada menos que medio kilo por set. Es decir, que se sospecha que sin encomendarse a Dios ni al diablo, Pirelli ha modificado las ruedas, unilateralmente y sin avisar a nadie, se entiende.

Aunque éste es un asunto que he tocado infinidad de veces y, en sentido estricto, lo que estoy escribiendo ahora formaba parte —hasta este mismo instante—, del corpus argumental de mi última andanada de entradas de la serie «Ahora que no nos lee nadie», en un momento de debilidad me he dicho: Sé generoso. Deja otra vez que griten ellos ¡tierra!...

Durante el retorno de la Fórmula 1 tras el periodo vacacional, escribí una entrada chubarrona en la que apuntaba a que Ferrari iba a naufragar en Bélgica y a comenzar a resucitar a partir de Italia [Ferrari no se come un colín en Spa], y de momento he acertado. Hablaba de los compuestos Pirelli y, cómo no, de las presiones y del bendito ángulo de camber.

Auto Motor und Sport me viene también a dar la razón. Eso que llama Michael Schmidt «cambio de equilibrio de poder», no es otra cosa que el afloramiento de las órdenes que ha recibido la milanesa desde antes de Hungría a esta parte del calendario. Maranello sigue siendo importante para el negocio y no se la puede dejar en tierra de nadie. Red Bull ha disfrutado lo suyo y ahora le toca a La Scuderia. No hay más.

Alguien exclamaba por ahí ¡a mí que me lo expliquen!, y voy a explicarlo.

Los neumáticos son uno de los parciales más críticos del vehículo F1. Forman parte de la suspensión y, por tanto, dan o quitan equilibrio al monoplaza a poco que bajen o suban su presión o modifiquen su ángulo de caída (camber). Intervienen en la estabilidad aerodinámica, pero desde 2014, también en la capacidad del sistema de recuperación de energía a través del MGU-K y los siempre sensiblones brake by wire.

La frenada, ¡ésa gran olvidada!

A menor huella de contacto entre la goma y el asfalto (presión alta), siempre se limitará el rendimiento en cuanto a recuperación de energía útil se refiere —aquí Pirelli tenía cogida por los cataplines a la de Brackley desde Bélgica 2015—. A mayor huella (presión más baja), la ganancia de recuperación de energía se pone a favor de las plataformas menos eficientes, aunque también de Mercedes AMG, oh, wait!

La anglo-germana se coronará en Sepang campeona del mundo 2016 y tanto da las vueltas que le demos al asunto. Otra cosa es que Pirelli haya abordado desde Hungría un cambio de estatus, proponiendo gomas más elásticas en la parte trasera que favorecen a Ferrari en detrimento de Red Bull. Pero de eso, si me lo permitís, charlamos otro día, porque ya no hablamos de quién se calza el Mundial 2016, sino de quién ocupa la segunda plaza.

Entrada romántica, don Enrique. Puccini, nada menos. Un abrazo a los ositos y un beso para las chicas. Os leo.

4 comentarios:

Tadeo dijo...

El problema es que todos los cambios que ha habido desde la entrada de Pirelli en la F1 siempre han respondido a la necesidad Bernie de manejar el negocio y siempre ha tenido una excusa creible entre los creyentes: la seguridad.

Unas veces las cambiamos y después decimos que no se pueden montar al revés, otras que no podemos entrar tantas veces en boxes, otras por ... cualquier excusa peregrina que nos lleva siempre a la dirección que marca el dedo de Bernie.

Ahora ya no se buscan excusas, se ayuda descaradamente al negocio, a una escuderia que con otros árbitros no sería ya ni la tercera del campeonato y a un primer piloto que va peor que el segundo piloto.

Que Liberty va a cambiar la F1? claro, es que hace falta.

Saludos

Bertor dijo...

Supongo que en algo debo estar equivocado cuando nadie aún ha dicho nada acerca de que Mercedes ha ganado el mundial de constructores. Lo primero fue leer lo que comentabas en una entrada tras la carrera de Malasia acerca de qué sucederá cuando lo sea, y en esta ocasión dices que será campeona en Sepang. Por otro lado, si un buen puñado de ingenieros ingleses y alemanes tampoco se han dado cuenta y no lo han celebrado, repito que algo se me debe estar escapando.

Mis cuentas son las siguientes:

Mercedes tiene 538 puntos.
Red Bull tiene 316 puntos.
Diferencia: 538-316=222.

En el hipotético caso de que Mercedes no puntuase de aquí al final del campeonato y Red Bull copase las primeras y segundas posiciones, le restaría a esa diferencia 25+18=43 puntos por carrera. Al quedar cinco carreras por disputarse, 43x5=215 puntos.

Red Bull no puede alcanzar a Mercedes, ergo Mercedes ya es campeona.

¿En qué me estoy equivocando?

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenos días, Bertor ;)

Quedan 6 carreras por disputar, no 5: Malasia, Japón, USA, México, Brasil y Abu Dhabi.

Matemáticamente, Mercedes todavía no es campeona.

Un abrazote ;)

Jose

Bertor dijo...

Pues eso XD

De todos modos... alguien lo duda???? Como bien dices,al terminar Malasia, campeona.