jueves, 22 de septiembre de 2016

Los privilegios


Mientras la alegre Cofradía de la Sagrada Equidistancia insiste una y otra vez en mirar hacia Ferrari cuando se habla del nuevo modelo de espectáculo que trae Liberty bajo el sobaco —por aquello de que es profundamente injusto que la rossa perciba más dinero que los demás integrantes de la parrilla—, recuerdo por qué dejé de ir a misa los domingos y fiestas de guardar, y por qué me las apaño para hablar con el Altísimo en cuanto su agenda y la mía nos lo permiten.

Privilegios, dicen...

Imagino que con antelación a meterse en harina con eso, se abordará, por ejemplo, el espinoso asunto de la composición del Grupo de Estrategia, mayoritariamente controlado por los equipos grandes, y, a la postre, corresponsable de que de 2009 hasta la fecha, los sucesivos reglamentos hayan beneficiado a determinadas plataformas en detrimento de las demás. Ahí seguro que Carey encuentra privilegios a punta de pala, y mucho más fáciles de erradicar que los emolumentos que cobra La Scuderia.

Luego de esto, yo me metería antes que con otros flecos directamente con esa tragadera que permite a Milton Keynes disfrutar de cuatro coches sobre la pista en vez de dos. Si vamos a ser deportivos, a cobrar parecido y a jugar todos con las mismas cartas, no parece muy de recibo que Toro Rosso sea el equipo «B» de Red Bull porque, al final, la italiana ocupa un sitio en las carreras, lima posibilidades a los rivales y consigue puntos y cobra por ellos. Si esto no es un privilegio, que baje Dios y lo vea...

Y cuando el deporte sea un auténtico deporte, o al menos lo parezca mejor que ahora, entonces sí entiendo que será momento de hablar de un reparto equitativo de las ganancias, porque hacerlo antes supone empezar la casa por el tejado o hablar de República sin exigir que el voto de cada uno de los españoles valga exactamente lo mismo una vez se ha introducido en las urnas, independientemente del lugar de la geografía donde suceda.

Pero no me distraigo. Mercedes AMG ha hablado hoy mismo, o ayer (uno nunca sabe cuándo suceden las cosas), de que quiere estrechar lazos con la de Dinnington. Más aún, se entiende. Manor ya es una estupenda alianza para la de Brackley. La primera lleva los propulsores de la segunda y en ella militan actualmente Pascal Wehrlein y Esteban Ocon mientras se foguean a los mandos de un vehículo F1 con miras a integrarse en el equipo senior. Además, los MRT05 ruedan lo suyo y contribuyen, por tanto, a que los programas de desarrollo de la unidad de potencia Mercedes-Benz recaben más información que sus rivales.

No considero esta peculiaridad un privilegio en sentido estricto, que conste. La de Stuttgart, que suministró en 2015 a cinco escuderías, cuenta este año con cuatro equipos a los que surte material: Mercedes AMG, Force India, Williams y Manor, mientras que Ferrari sólo equipa a tres: Ferrari oficial since 1933, Haas y Sauber —Toro Rosso supone esta temporada una anécdota. Montaba Renault en 2015 y volverá a hacerlo en 2017. Además, la UP que utiliza es homologación de la campaña pasada y no recibe actualizaciones desde julio—. Honda equipa sólo a McLaren y Renault tiene presencia en dos escuderías: Red Bull y Renault Oficial team. Así que la que dirigen Wolff y Lauda...

Bueno, vale. Si hacemos caso a aquello que contaba Bernie Ecclestone sobre que Ross Brawn, por tener sitio en los Workings Group (así se llamaba el Grupo de Estrategia en 2008), tuvo acceso a información que permitió a Mercedes-Benz trabajar en su futuro más y mejor que nadie, tenemos un privilegio de puta madre, sin que por ello deje de ser un privilegio secuela, para que nos entendamos, a cuyo respecto ya he hablado en el tercer párrafo de esta entrada. Dejémoslo por tanto en que el asunto éste es una de esas cosas que tiene que arreglar mister Carey antes de tirarse a la arena para enfrentarse a don Sergio Marchionne en aras de pelear la pela a cara de perro.

Prosigamos. Hay mucha tela que cortar en esto de los privilegios, sin lugar a dudas, pero os rogaría encarecidamente que antes de pisar suelo sagrado os palpáseis la ropa, no sea que entre lo complicado que resulta entender la Fórmula 1 y lo necesarios que se hacen nuestros analistas de frigoríficos, con sotana o sin ella, pase desapercibido algo tan sencillo de entender como que quien obtiene ventaja por posición o poder, disfruta de un privilegio que al final se convierte en tela marinera (putos dólares, que decimos por aquí).

Paso por alto la posibilidad de que Mercedes AMG desvirtuara los campeonatos 2014 y 2015 ayudando a Williams en un pasado pluscuamperfecto, cuando Toto Wolff tenía acciones en la de Grove y un asiento asegurado para que su esposa Susie ganara visibilidad. Por supuesto, también dejo de lado la épica resonancia mediática que obtuvo Red Bull entre 2010 y 2013 controlando cuatro vehículos en cada prueba, etcétera, etcétera, etcétera.

Pero no me digáis que no suena  pelín chusco que en vez de haber hecho algo para cambiar el sistema en aras de que todo resultara un poquito más equitativo desde su base, la excusa de nuestros abundantes curas sea referir a Ferrari como principal escollo ante la recuperación deportiva, cuando la propia gente de Brackley corrobora que Milton Keynes y sus privilegios hicieron lo correcto en el negocio, incluso con Max [Verstappen].

Nada más por hoy. Buenas noches y buena suerte. Os leo.

1 comentario:

Antonio Molina dijo...

Bien dices que Ferrari no es el problema principal, pero saben que atacando por ahí agitan el avispero y se hacen notar. Como cuando entran los nuevos en Valencia y lo primero que hace es poner mujeres de Reyes Magos, que es una cosa secundaria que no va a arreglar nada pero sirve para llenar portadas.
Que arreglen el tema de fondo ya es otra cosa que veremos cómo lo apañan.