Como una serpiente que arrastramos a la vez que nos devora, el formato de calificación inventado en una noche algo saturada de alcohol sin hielo y aplicado al día siguiente como quien dice con prisa y casi manu militari, corre el riesgo de convertirse en el fenómeno de la temporada.
Se alumbró para mejorar algo que ya funcionaba, lo que supone un bonito indicativo de cómo se las gastan los que dicen velar por el espectáculo. Voy más lejos: vio la luz con el objetivo de mejorar quizás una de las pocas cosas que entendía el aficionado.
Este año se complicaban las cosas con la introducción del tercer compuesto por escudería, y además seleccionado por ellas, pero la FIA entendió que era el momento de rizar el rizo. Se podía haber esperado a ver si los tres tipos de gomas suponían un aliciente desde el mismo sábado. Joan Villadelprat apuntaba hace un par de semanas, a que antes de aplicarlo, también se podía haber sondeado la pertinencia del nuevo formato en los simuladores. No sé, en última instancia se me ocurre que quien fuese, podía haber pensado en dejar pasar unas carreras hasta valorar adecuadamente cómo respondía todo a la novedad más importante de la campaña...
La FIA parecía tener las ideas bastante claras. Con los neumáticos para Melbourne elegidos en diciembre pasado, y los de Sakhir, Shanghai y Sochi, seleccionados en las semanas siguientes, sin que la pretemporada se hubiese iniciado siquiera, y sin saber por tanto cómo iban a resultar los productos de la gama 2016 de Pirelli, el deporte en su conjunto se embarcaba en una idea tan idiota como peregrina.
Este próximo jueves se prevé que salga el formato definitivo, y lo único claro que tenemos es que no se volverá al utilizado de 2006 hasta 2015... Tal vez se persevere en la novedad que no satisface a nadie o se utilice un sistema híbrido: Q1 y Q2 con el nuevo esquema y Q3 convencional, pero el anterior, está descartado categóricamente salvo que medie un milagro de la Virgen de Lourdes.
No hay quien lo entienda. Es contraproducente y no aporta nada. Sería sumamente sencillo aceptar que la idea no ha sido tan buena como se prometía, incluso sin pedir disculpas, que muy pocos las han exigido, la verdad. Se retorna a lo que conocíamos, a lo que aficionados, escuderías y pilotos entendían, y santas pascuas, que diría aquél, todos tan felices.
Pero no, repito, no hay vuelta atrás y aquí es donde crujen todas las tablas ya que se desconoce a qué demonios se está jugando, qué intereses hay sueltos por ahí que impiden que la situación se encauce adecuadamente.
Bernie dice que es una porquería; Vettel o Rosberg, entre otros, son incluso más explícitos: llaman mierda a esta calificación; los aficionados entonan el I don't know y los sábados se les terminan a minutos del banderazo final, con la práctica totalidad de monoplazas descansando en garajes tras haber cumplido el trámite.
Da la sensación de que había que rellenar el fin de semana con ruido mediático, y que alterar el normal discurrir del sábado suponía el camino más corto. Califica, que algo queda...
Sí, al final todo puede consistir tan sólo en eso: en buscar los focos, ofrecer titulares, dar alimento a la prensa. Huir hacia adelante, en definitiva, como siempre se ha hecho en El Circo cuando éste atraviesa momentos complicados.
Os leo.
2 comentarios:
Buenas!
Lo dices muy bien en el artículo: "volver a lo anterior sin pedir disculpas". Pero eso es lo que un personaje nefasto como guaitin es incapaz de hacer.
Este formato es idea suya (y de su equipo, supongo), y ya podría recibir en persona las quejas de los aficionados que decimos pestes de este sistema, que ni por esas cambiaría un ápice su actitud. Está acostumbrado a hacer lo que le da la santa gana, a manejar el reglamento a su antojo, a sancionar a este sí y a este otro no.
Sólo que esta vez se le ha visto demasiado el plumero: él que se las prometía felices, y que esperaba las felicitaciones por el nuevo sistema ha sido masacrado (y con razón) unánimemente por todos los estamentos de la F1.
En lugar de eso, y dar su brazo a torcer, el jueves podemos salir con una propuesta todavía más esperpéntica. Locos de la gasolina como nosotros aún aguantamos viendo carreras, pero es totalmente lógico y normal que el espectador ocasional pase olímpicamente de esta "competición" y que muchos acérrimos se lo estén pensando.
Abrazotes, Josetxu!
Ante esta gran chapuza se me ocurren dos reflexiones:
1) El sistema está claramente inspirado en la película "Circle" (Círculo) de Hann y Miscione. Me parece que alguno de los vejestorios librepensadores de la F1 consultó con algún familiar teenager al respecto y pensó: "Coño, mira que idea más buena para mi circo". La toma de decisiones en la F1 debe ser algo parecido.
2) Aquella macroencuesta que la FIA hizo a los aficionados around the world, ¿en qué quedó? ¿se sabe algo de sus resultados? ¿han hecho caso a los aficionados en algo esta banda de prepotentes?.
Saludos!
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