sábado, 12 de abril de 2014

Dr. Hackenbush


Ya es seguro, este año va a suponer una constante revisita del pasado ya que por salirme al encuentro, me salen hasta mis fantasmas más añejos.

Es ley de vida. Uno, quién sabe quién (sinceramente prefiero no saberlo), trata de hacerse pasar por alguien importante y encuentra campo abonado donde los demás andan algo peces, y se topa con un verso libre como yo, que no se toma en serio y tal, y la tenemos liada. Y es que vivir la Fómula 1 o cualquier otra cosa las 24 horas al día, tiene más peligro que un revólver cargado en manos de un chimpancé. Es un riesgo, en serio, del que humildemente recomiendo cuidarse.

Hay vida más allá de todo esto pero hay quien no sabe o quiere reconocerlo, de manera que para este tipo de personas de las que estoy hablando, el foco se va cerrando y cerrando y los acaba convirtiendo en puñeteros enfermos cuando la Fórmula 1 no de deja de ser una afición más, algo con lo que matar el rato y disfrutar, sobre todo disfrutar, cosa que se nos olvida aunque sea lo más importante.

Yo lo tengo claro. Hay etapas en las que ni me mojo en F1, en las que por norma general abundo en otras menudencias y luego vuelvo a ella como un chaval, así, porque lo valgo y mi hobby preferido lo merece. Y el caso es que ganamos los dos, la actividad en tanto en cuanto que puedo acariciarla casi como la primera vez, y yo, porque evito más dolores de cabeza por exceso de información de los que podría aguantar mi despensa de aspirinas. Reconozco que es un tú a tú un poco anómalo para lo que se lleva, pero os juro que funciona porque como te descuides, acabas soñando con el W05 o cualquier otra mandanga con cuatro ruedas.

No, no es plan estar tan embebido de todo esto hasta el punto de que acabes por perder la cordura recomendando a quien no es de tu opinión, que tome ansiolíticos.

Mirad, en época alta, como ahora mismo, al día leo infinidad de artículos y opiniones pero en aquellos sitios en los que entre el autor y el menda existe desacuerdo, ni me molesto en decir nada. Pasado la etapa en que me recomendaron hacer pinitos en los blogs de los compañeros y aún de los extraños, e hice caso a los cantos de sirenas, hace tiempo que desistí de sacar pecho en la biblioteca de un amigo o de un desconocido. Me conformo con mi pequeña existencia, leeros aquí, y con mis pocos seguidores en Twitter. No necesito más, lo prometo.

Otra cosa es cómo llevo este ir contracorriente que a veces, como he confesado en innumerables ocasiones, cansa lo suyo por aquello de mantenerse en el pico de la actualidad.

Como sabéis los que me leéis desde hace la intemerata, escribo sin corrector, abordando cada curva con sus correspondientes riesgos ortográficos. Pues bien, aunque parezca extraño, agradezco en el alma cada corrección que me hacéis, pero llevo fatal que me corrija un advenedizo que trata de abultar sus galones haciendo bolos sobre mis textos, entre otras cosas porque escribir es bastante jodido y corregir demasiado fácil.

Y no hablo de quien te señala una coma mal colocada o lo impertinente que resulta un punto y coma indebido, ni por supuesto de quien con la mejor de las intenciones te avisa de que has metido la pata hasta el corvejón en una palabra; hablo de ese otro tipo de personajes que por norma afean el edificio ajeno señalando un miserable azulejo descascarillado, ese tipo de personalidades que viven la Fórmula 1 las 24 horas al día y pretenden que tú la describas como ellos la sienten, faltaría más.

Esa historia no va conmigo. Disfruto de la Fórmula 1 y quiero seguir disfrutando y escribiendo sobre ella, por eso me alejo de su estela de vez en cuando, por salud, para entretenerme mirando el horizonte durante un rato y recordar qué suelo pisan mis pies y que todo esto, a pesar de los demasiados imbéciles que creen que les pertenece en exclusiva y que lamentablemente abundan en sus aledaños, sigue mereciendo la pena.

Os leo.

7 comentarios:

silvo dijo...

Amar la la F1, amarse a sí mismo, no es despreciar o utilizar a los demás, no te preocupes que el mundo está lleno de gente que se cree la más lista, la F1 es una afición y hay que disfrutarla quienes la ven como plataforma y, además, no lo hacen desde una oficial (quizás quienes lo hacen también)deben saber que la vida es dura y lo demás está para que no pensemos mucho en ello, un abrazo!

Anónimo dijo...

Probablemente te seguiría leyendo aunque hablaras de otra cosa, con tal que siguiera sintiendo la pasión que pones en lo que escribes. Muchas gracias

Aficionando dijo...

Para mí éste tu blog es el mejor de la selva de blogs de f1 que ya ni frecuento. Aquí no se habla sólo de f1, ni se rinde culto a nadie ni se va en contra de supuestos enemigos. Este es un blog de metafórmula 1, donde hay calidad literaria, reflexión y análisis. Será porque ya no somos unos críos y hemos visto mucho.

iMAM dijo...

Mi abuela decía que cuando la neblina sube por el bosque y avanza entre los árboles, la imaginación nos engaña y tras un tronco podrido vemos trasgus, xanas, cuélebres... y hasta algún que otro "fantasma".
-Ni caso, hijo, sigue caminando firme, y no muestres miedo. Nada te pueden hacer si no les temes.

Aficionando dijo...

Y va Domenicale y le dimiten.

J-CAR dijo...

Nos dejas tocando las palmas a tu ritmo... ;)
https://www.youtube.com/watch?v=Mh91d1OEBR8

¡Saludos, maestro!

Anónimo dijo...

Me retracto de todo lo dicho. Me ha hecho usted recapacitar. A pesar de sus ataques personales -que yo recuerde jamás le he descalificado-, le ofrezco mis humildes disculpas, si tiene a bien aceptarlas. Mi comentario estaba completamente fuera de lugar, y fue motivado por malicia y frustración, no completamente ya que también lo ocasionó el incordio, lo admito. Lo lamento profundamente.
Carece usted de sentido del humor, es evidente, sin embargo le ruego me disculpe si fui maldiciente, que lo he sido, lo confieso.
Mi blog, dice usted ..., jamás aceptaría tener un blog que admitiera como miembro a alguien como yo.
Dr. Hackenbush.