miércoles, 3 de abril de 2019

Tiempos modernos


La prensa parece adormilada o se lo hace muy bien para dar esa sensación. Verstappen pide más velocidad a su coche y nadie ha encontrado ofensas entre líneas ni ha insinuado que el holandés se expone a quedar mal con Honda o que la japonesa pueda boicotear sus aventuras fuera de la Fórmula 1 si algún día se anima a intentarlo... Max es Max y parece que basta con eso.

El nivel de desencuentro entre cierto otro piloto y la de Sakura, siempre vino marcado por el flanderianismo de los medios, que veía piedras en el zapato por todas las esquinas de aquella relación que se decía muerta porque había que matarla como fuese, como en el chiste.

Con el holandés es diferente. Red Bull gasta lo suyo en mantener contenta a la tropa gacetillera y ésta responde como un ejército a la voz de ¡ar! Así las cosas, el holandés no ofende, solicita mejoras porque quiere luchar con los mayores. El de Hasselt no se queja, señala problemas que hay que resolver. El hijo de Jos hace lo que cualquier otro piloto en su misma situación menos el tipo que mencionaba al inicio del segundo párrafo, que aquél siempre tiraba con posta lobera porque era un engreído que se creía el centro del universo...

Lo dejé escrito cuando Fernando anunció que mandaba todo esto a tomar por el saco: en 2019 nos íbamos a divertir mucho, fundamentalmente porque decía adiós con la manita la principal excusa que ha tenido el periodismo deportivo a la hora de disipar presiones y responsabilidades durante prácticamente una década.

Sustancialmente, Vettel, un ejemplo, es el mismo ahora que hace dos años, pero en estos instantes no queda otra que atizarle hasta en el cielo del paladar porque los plumillas siempre precisan de un Don Tancredo que explique por qué el mundo sigue sin funcionar con lo hermoso que lo dibujan ellos.

Olvidaros de que alguien reflexione sobra las bobadas y mentiras que escribió, el asunto consiste en arrear para adelante como si no hubiese mañana.

Pero a lo que vamos, la entente que forman actualmente Red Bull y Honda daría para varios volúmenes de la Enciclopedia Británica, pero lo importante es que creamos que funciona aunque Pierre Gasly esté naufragando y Toro Rosso siga haciendo de Toro Rosso y Max se vea impotente —necesitar más velocidad es señalar un cierto nivel de incapacidad de resolver en la menor cantidad de tiempo una distancia concreta, que inevitablemente debería remitir a la que proporcionaba Renault en idéntica situación, dado que ésta supone la única referencia para nuestro jovenzuelo—, pero la prensa prefiere mirar para otro lado, como ha hecho tantas y tantas veces en tantos y tantos asuntos...

Total, que en vez de titulares del estilo: «Max echa en falta a Renault» o «Verstappen toma el camino de Alonso y sólo le ha faltado gritar ¡GP2! ¡GP2! ¡Aaarg!», nos desayunamos con paños tibios que exoneran al holandés, a Red Bull, y a Honda, que ahora ha devenido en un fabricante incomprendido que ha encontrado en Milton Keynes su tierra de promisión. ¡Ahí, con dos avellanitas y un palito!

Confieso que me he aprovisionado de palomitas para ver, como esto se prolongue, por dónde salen los plumillas con las ocurrensias venideras de Herr Doktor Marko. Y es que cerrada la línea usada con McLaren en tiempos recientes, a lo mejor en los modernos, sólo les queda vestirse de faralaes, y a falta de un Alonso que llevarse a la boca, hacer como que la realidad no existe. Y esto, juro por Dios, no me lo pierdo.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es que la prensa mundial ha quedado extenuá y con los ojillos en blanco. Como después de un buen polvo. Estaba a otra cosa.

No has visto que lo han subido al Mick? Pues ya está salvada la F1, los circuitos europeos, y por muchos años. Hemos contemplado el brillante futuro que nos espera.

Tetracartonatos. A tutiplén.