miércoles, 30 de agosto de 2017

¡Y más allá!


En mi infinita ingenuidad me ha pasado media vida creyendo en el sentido expansivo y optimista de la coletilla pronunciada por Buzz Aldrin en su famosa frase «Hasta el infinito... ¡y más allá!» [To infinity... and beyond!], archiconocida entre la chavalería gracias al astronauta de juguete Buzz Lightyear, pero ha sido toparme con el engendro de proyecto celebratorio de los 40 años de la mítica de Didcot en Fórmula 1, y descubrir que también puede producir pesadillas: Hasta donde yace Cthulhu... ¡y más allá!, por ejemplo.

Cuanto más lo miro menos entiendo que ha sacado Williams de este año cochambroso, en el cual, mi Felipe y el Lance de Lawrence se han encargado de hacer malo un chasis que prometía lo suyo, impulsado para colmo, por una unidad de potencia que, se dijo, fue la prenda entregada a cambio de soltar a Valtteri allá como en diciembre pasado.

Mi abuela, sabia como casi todas las grandes abuelas que en el mundo han sido, solía decir que para este tipo de viajes no hacen falta alforjas, y a fe mía que sin un buen plato de lentejas que justifique tanto despropósito, este viaje a los infiernos no tiene otra explicación que quizás buscar caer más hondo y más hondo y más hondo, para que desde el fondo del todo sea posible iniciar una remontada imparable que nos dejará patidifusos...

Lo malo es que tampoco creo mucho en esto que acabo de escribir. 

Nuestro deporte requiere más que nunca de un trabajo previsor y constante por falta de entrenamientos, limitación de horas de túnel y CFD, excesiva dependencia de los fabricantes de propulsores, unos neumáticos que no entiende ni la madre que los parió, etcétera. 

No sé, imagino que alguien en Grove habrá dado el banderazo de salida para preparar el FW41 de 2018, pero en serio, me pregunto quién hace las valoraciones previas en el simulador o quién tasa las diferencias con el FW40 y define los márgenes de salida, y la respuesta me deja mudo: ¿Massa, Stroll...? ¿Acaso se está haciendo a pelo?

No os creáis, hay interrogantes peores: ¿esta castaña va a durar mucho?, ¿cuánto tardará Williams en volver a estar como de 2014 a 2016...?

Os confieso que no pillo la gracia por ningún lado.

El dinero es importante. En este sentido, tiene su intríngulis la inyección de pasta del multimillonario canadiense a cambio de que su vástago pueda ligar diciendo que se ha codeado con Vettel, Hamilton o Verstappen —¡lo que no se hace por un hijo!—. Lo de mi Felipe lo llevo peor. Bien, Martini necesitaba un piloto con cierta edad para fines promocionales porque a Lance todavía le quedan muchos afeitados por delante para ser imagen de una licorera. Pero coño, un Button, un De la Rosa, incluso Pastor Maldonado, habrían aportado al equipo infinitamente más que Massa.

¡Y más allá!, pero ¡dónde! Lo malo es que no sabemos dónde nos lleva todo esto, ni si entretanto, a Cthulhu le dará tiempo a despertarse, pisarnos en un descuido, y hala, convertirnos en polvo de desesperanza cuando la cosa iba tan bien hace tan sólo unos meses.

Os leo.

1 comentario:

enrique dijo...

Yo le he dado muchas vueltas a este tema, y la única conclusión plausible que le encuentro (pobre, lo reconozco) es que con la llegada tardía de Paddy Lowe este año decidiesen que fuese un año de transición hasta el año que viene. Con dinero que no han gastado este año mas lo que pagará el año que viene papá Larry... Igual el año que viene remontan.