miércoles, 8 de mayo de 2013

Con un pitillo en la boca


Creo que es Nuvolari sobre un Cisitalia y sé que hoy se rememora la desaparición de Gilles, no lo he olvidado, pero prefiero hablar del cigarro que lleva entre los labios el piloto de la foto mientras controla su monoposto como si la cosa no fuera con él, porque en el fondo hablaré también de él, del canadiense, y por supuesto de todos esos ídolos que tengo desperdigados en el baúl de mis recuerdos vivos y muertos. Sospecho que también de mí.

Ese pitillo me trae a mal andar desde que atrapé la foto en uno de mis habituales rastreos por Internet. Es prácticamente una minúscula anécdota en la imagen, ¡qué coño, es la anécdota de la instantánea!, pero cobra un significado casi mágico (no me digáis que no), como si pulverizara la liturgia que rodea a los héroes en los que he creído desde el abismo de mi propio tiempo, convirtiéndolos en seres humanos que aceptan subirse a un monstruo para jugarse la vida en él.

El piloto es la parte más frágil de todo esto. Solemos olvidarlo pero es así. Un montón de carne y huesos que puede convertirse en pulpa o romperse como una copa de cristal a poco que las cosas vengan mal dadas o se cruce una pizca de mala suerte. Una entidad que cobra significado sobre la máquina y que si ésta falla, lo pierde. Una inteligencia que sólo se manifiesta si existe un reto...

Hay quien piensa que los pilotos están rematadamente locos y puede que esa gente tenga razón. Vivir sin riesgo, levantarse a la misma hora siempre. Saber a qué hora se desayuna y se come y cuándo se va uno a la cama. Conocer con claridad meridiana si es lunes o sábado, que las cosas estarán en su sitio cuando uno vuelve a casa y que se llega a fin de mes o que éste acaba el 20, parece a priori una bicoca por la que muchos pagarían gustosos lo que no tienen. 

Pero qué hay de esa curva endemoniadamente cerrada a derechas que nos asalta un día cualquiera, en la oficina o en el trabajo. Cómo la sorteamos, cómo salimos enteros de ese cliente cabrón sin perder la trayectoria que nos permitirá tomar el siguiente giro con suficiente agarre como para llegar vivos a la recta, donde respiraremos hondo y donde tal vez tengamos tiempo para mirar por los retrovisores sin perder de vista lo que se avecina en el horizonte, a los enemigos y a los rivales con los que terminaremos tomando algo cuando todo acabe.

Vivimos en un circuito y como los pilotos, somos el elemento más débil de la ecuación. En el fondo no somos tan distintos como dice la gente...

Por eso mismo me fascina la f1 y el cigarrillo que llevan Tazio en la boca. ¿Tranquilidad, seguridad, o exceso de confianza? Tanto da. Para mí, el pitillo es una señal de que hay un ser vivo sobre una máquina que traza una curva, que ha decidido jugar a la ruleta rusa con un revólver con tambor de seis agujeros sin saber si es martes o domingo, en vez de hacerlo con el que acostumbramos a jugar nosotros, uno inmenso, gigantesco, con infinidad de huecos, pero que a buen seguro aloja en uno de ellos una bala que lleva grabado nuestro nombre.

Me quedo con las ganas de saber si el pitillo de los demonios estaba encendido o apagado. Si Tazio aprovechaba las rectas para dar caladas o si lo mordía con los dientes en las curvas. De lo que no tengo dudas, es de que el de ese tipo en concreto, disfrutaba cada instante como si fuera el último.

Os leo.


Actualización 12 de Octubre 2013: Me comentan que no es Tazio Nuvolari quien conduce y fuma, sino «il pirata», Felice Bonetto, un tío grande, sin duda.

8 comentarios:

J-CAR dijo...

Estaba viendo la peli "Ghost Dog" de Jim Jarmusch. Luego te leo y he recordado un cuento:

Le preguntaron cierta vez a Uwais, el Sufí:
- ¿Qué es lo que la Gracia te ha dado?
- Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche.
- Pero esto ¿no lo saben todos los hombres?
- Sí, lo saben, Pero no todos lo sienten.

Tu mirada sigue tan bien afilada como siempre y no me cabe duda tras leerte de que lo del pitillo tiene que estar ligado con este tema. Pero es un sentimiento con el que es difícil convivir. Entonces el cigarrillo ¿como exorcismo? o ¿como ancla para evitar olvidarlo en un descuido?

¡Saludos al anfitrión y a los invitados!

José Luis dijo...

"Vive rápido, muere joven y que tu cadáver tenga buen aspecto" me decía mientras dibujaba un coche de carreras en las páginas del libro de matemáticas... han pasado más de cuarenta años, ya no moriré joven, pero espero seguir viviendo rápido.
http://youtu.be/l2BqxUxxld4

Nacho dijo...

Muy bonito , has definido la vida perfectamente.

Anónimo dijo...

James Hunt y Barry Sheene, vaya par.


http://www.youtube.com/watch?v=tOJZDObTVIM

King Crimson

Anónimo dijo...

Otro mito, este del ciclismo. Mítica su foto fumando en pleno Giro del 74. Ya no hay tipos así, los 60 y 70 fueron otra cosa.

http://cobblesandhills.com/wordpress/2011/12/01/el-tarangu-la-pesadilla-del-canibal/

King Crimson

Anónimo dijo...

http://www.diariovasco.com/formula-1/2013/noticias/fernando-alonso-fotografo-201305092140.html

Anónimo dijo...

http://famoseo.net/los-amigos-de-belen-esteban-agreden-a-un-fotografo/

Aficionando dijo...

Me encantaba Barry Sheene, uno de mis pilotos favoritos de áquella época.