jueves, 17 de agosto de 2023

¡Ay, que la lía...!


¡Soplen, vientos, hasta reventar los carrillos; soplen con rabia! ¡Cataratas y huracanes diluvien hasta sumergir los campanarios y anegar las veletas...!

Mi Felipe está que se sale. No contento con tomarle la palabra a Bernie en cuanto a que Lewis no merecía el Mundial 2008 (sic), ha cumplido la que dio él al respecto de que movería cielo y tierra con tal de restañar su herida, y, en consecuencia, ha puesto en marcha a sus abogados, que ya sabemos todos de qué color pinta la cosa cuando los abogados salen de su bufete como los Jinetes del Apocalipsis o los Nazgûl de la Tierra Media.

Alonso ya no es el problema para el paulista. 

Ecclestone habló más de la cuenta mencionando que él y Mosley decidieron no hacer nada aún sabiendo que en el Gran Premio de Singapur de 2008 habían pasado cosas raras, y nuestro héroe ha movido de dirección sus cañones para apuntar directamente a la FIA y el FOM, que el título de Hamilton parece inamovible pero él quiere unos milloncejos como compensación por daños morales y otros intangibles; de forma que, de una tacada ha dejado paticojo al GOAT británico con seis coronas y una contaminada a perpetuidad, y ha puesto contra las cuerdas a Mohammed Ben Sulayem y Stefano Domenicali.

De rondón caen muchos gilipollas que conocemos todos. El Crashgate se cerró en falso por darle su primera estrellita al hijo del viento y, ¿sabéis lo mejor de todo?: venimos diciendo esto mismo en Nürbu desde el otoño de 2009, y ha tenido que ser el bufón del reino quien ha puesto la dinamita ACME bajo el trono de esa realidad paralela en la que viven la prensa británica y sus mamporreros.

Espero que Felipe se resarza de su rasguño, obviamente, y, con ansia viva, lo confieso, ver cómo conviven a partir de ahora los lobitos disfrazados de oveja con la nueva evidencia.

Os leo.

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