Territorio Ferrari

Si no hubiese escrito el sábado que Ferrari jugaba a la contra en Spa e hizo durante la clasificación lo que tocaba hacer en territorio hostil [Las carreras son en domingo], seguramente hoy no estaría escribiendo esto.

Vettel, en Bélgica, recuperaba el tono que le alababa en abril pasado [¡Bienvenido, Sebatian!]. Desde luego podemos leer su carrera de Bélgica en términos de éxito o fracaso, pero en cuanto a inteligencia, el alemán demostró estar más interesado en preservar su máquina que en vencer a Hamilton en un terreno que venía como guante de gamuza al británico.

El de Heppenheim gestionó de manera impecable su segunda posición hasta la aparición del Coche de Seguridad, y a partir de la resalida, buscó que Lewis cometiese un error, sin conseguirlo, claro.

Si no fuese porque hasta el propio tetracampeón afirma que el SF70-H es superior al W08 de Brackley [Tengo el mejor coche, ya no tememos ningún circuito], desmontando con ello la teoría de la inferioridad esgrimida a troche y moche por sus más recalcitrantes seguidores, seguramente no entenderíamos qué sucedió realmente en Spa-Francorchamps. Pero por fortuna, aquí hemos estado barajando esta perspectiva desde hace meses y sabemos que a paridad de monoplaza (dejémoslo en este punto de equidistancia), las peculiaridades de uno y otro hacen que surjan diferencias en tal o cual circuito que son interesantes a la hora de valorar lo qué sucede y sobre todo, cómo sucede.

El Gran Premio de Bélgica era más adecuado a Mercedes AMG porque la potencia pura tiene más protagonismo que la excelencia del conjunto. Esto lo sabía Ferrari, y desde luego, Arrivabene y Vettel (de Kimi intentaré hablar en otro momento), de forma que perdida la oportunidad de superar a Lewis en la salida, Sebastian se limita a no dejar escapar al de Tewin por si comete un error o sucede un percance que le ponga la victoria en bandeja.

En realidad no puede hacer más... Mejor dicho: en realidad, Sebastian, no debe hacer más. Ferrari anda rondando la línea roja de las penalizaciones en parrilla debido a que su unidad de potencia no tiene la fiabilidad de la alemana, y es por ello que en un terreno propicio a Brackley, el piloto de Maranello busca tanto preservar su vehículo como el fallo de su principal rival.

Así las cosas, cuando el Safety Car abandona la pista y los coches se han reagrupado, Sebastian vuelve a la carga, esta vez con neumáticos ultrablandos mientras que el británico monta blandos en su vehículo; y tira como un demonio obligando con ello a que Hamilton empiece a estar muy incómodo... Busca el error en el inglés más que sobrepasarlo.

En fin, las guerras se ganan sacrificando algunas batallas, y lo cierto es que en una carrera casi perdida de antemano, Vettel hace lo que tiene que hacer pero con un matiz: no pierde la cabeza en ningún instante y bajo ningún concepto. Él no puede permitirse ni un fallo, y así, su conducción en Spa es sencillamente brillante, lo que le lleva a mostrarse incluso feliz en el podio.

Misión cumplida. Próxima estación: Monza, territorio Ferrari.

Os leo.