domingo, 13 de agosto de 2017

Las pegatinas


Disfrutando de este fragmento de la preciosa instantánea de Rajan Jangda, me ha dado por pensar en si no será que la Formula E ya nos ha quitado las pegatinas y ni nos hemos enterado.

Emiten un zumbido como de abejorros cabreados, no es que vayan muy rápido que digamos, lo del cambio de coche a mitad de prueba ha mejorado lo suyo pero no deja de ser un poco apaño cachondo, la mitad de su aerodinámica (o algo más) es con miras al escaparate. Son todos iguales, pero llevan colorines diferentes, muchos colorines diferentes, y en vez de perderse en cualquier desierto ignoto e innombrable, disputan carreras como Dios manda en lugares exóticos como Buenos Aires, Berlín, Marrakech, París o Nueva York...

Si el futuro tiene nombre, ése es simpleza. Aquí y en todo. Música simple, cine simple, arte simple, literatura simple, textos breves, Twitter. Relaciones simples, amores simples...

Lo simple cala, y más si entra por los ojos, y es que lo que hay detrás es una enorme operación de mercadotecnia de un producto sencillo que, a tontas y a bobas, incluso me está llevando a mí al lado oscuro de la fuerza. Todo es tan simple en la Formula E que basta sentarse frente al ordenador para disfrutar de un rato entretenido con la seguridad de que al final lo vas a pasar bien, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, gane quien gane...

Da lo mismo que el reciclaje de las pilas que utilizan los cacharrillos, su factura en general y la mayoría de elementos que los componen, no entren ni de coña en la categoría de los que consideramos respetuoso con el medio ambiente. El manús que vende farlopa a la entrada de la discoteca nos dice cada vez que nos ve que la Formula E es verde, y ahí caemos en el embrujo, hipnotizados por los colorines, por lo bien que tiran los Michelin y por la peculiaridad del ruido de aspiradoras que van dejando a su paso.

He visto recientemente su propuesta de vehículo para el campeonato 2017/18 y me he quedado pasmado. Todo es simple: líneas espectaculares, agresivas, y encima con carenado para el piloto. Sé que va a funcionar. Y me he respondido si no será que la Formula E ya nos ha adelantado, antes de preguntarme si la FIA ha reaccionado con lo del Halo en la máxima disciplina por pura maniobra defensiva, o si Vettel sufriría distorsiones inaguantables, y por ende peligrosas, conduciendo uno de estos trastillos futuros que saben a naves espaciales que no han despegado.

No sé dónde están los septuagenarios que gastan Rolex, pero me da a la nariz que los voy a encontrar en Hong Kong el próximo 2 de diciembre, intercambiando, como cromos, las pegatinas que ha dejado Bernie como recuerdo de su reinado en la Fórmula 1.

Os leo.

2 comentarios:

enrique dijo...

Realmente con la formula e en particular y los coches eléctricos en particular conviene no hacerse demasiadas preguntas porque las respuestas podrían no ser todo lo correctas que necesitamos. A mi me parece un campeonato organizado y pensado por los departamentos de marketing de los fabricantes.
En otro orden de cosas, me gustaría tu opinión Jose sobre la falta de pegatinas y su posible relación con querer llevar la F1 a mercados exóticos.

chema dijo...

Avanzamos implacablemente hacia un mundo eléctrico, creo acertado a Horner cuando dice que la F1 se encuentra en un cruce de caminos con la FE.