El periodismo convencional lleva tatuada en su ADN la palabra suicidio. No sé muy bien cómo ha sucedido y sinceramente, me importa poco a estas alturas de la película, pero es un hecho que en la actualidad, eso que convenimos en llamar medios de comunicación así en general, echa un poco para atrás, como si al acercarte a cualquiera de ellos estuvieras delante de un cepo para ratones cuyo queso huele a rancio. En lo que respecta a lo deportivo, pues eso: ni os cuento qué aroma destila el asunto.
Sin duda, algo ha tenido algo que ver en esto de que uno sostenga el diario con dos revólveres al cinto cuyos tambores rebosan balas, o se ponga frente al televisor o la pantalla del ordenador, o aún a escuchar la radio, el indudable amejoramiento de las entendederas en el aficionado medio y que a éste, cada vez sea más complicado darle gato por liebre.
Ahora bien, lo he dicho innumerables veces: como defensa no me parece la actitud más adecuada y sinceramente, es una religión que no profeso salvo en contadas ocasiones y siempre valorando primero, en qué manos me pongo, porque por fortuna, todavía quedan por ahí grandes profesionales a los que merece la pena ayudar a que lleguen a fin de mes.
Porque aquí está el quid de la cuestión bajo mi humilde punto de vista, la plataforma en que trabaja es una cosa y el periodista, otra bien distinta, aunque a la postre terminen por parecer lo mismo porque todo es crematísitco, que diría aquél. Y cuando ambos pretenden cuadrar sus números, y cuando la calidad debería ser el criterio para que lo consiguiesen, es cuando aparecen las viejas rutinas y lo estropean todo porque la pérdida de lectores o de televidentes o de radioyentes, origina que los medios y algunos de sus currelas, salgan al campo a recuperarlos como si fuesen reses en una película de vaqueros. Y así no, por Dios, así no...
Es lo que hay y me temo que la cosa va a ir a peor, de forma que entendiendo de qué va el invento y aunque prefiera hacer mutis por el foro (dejando de leer, de escuchar, de ver, etcétera) para dedicar mi generosidad de tiempo a otros menesteres, o a chascarrillear con amateurs, hormigas o gatos mareaos, hay situaciones ahí fuera que me siguen dejando perplejo, como esa capacidad que muestra quien debiendo ser abanderado de la información, persiste una y otra vez en suicidarse alimentando burbujas, cuando no resurgiendo de la tumba que él mismo ha cavado, un poco más sucio, un poco más desnutrido y en el fondo, un poco más zombi.
Carlos Sáinz podría acabar pilotando para Ferrari... ¡Ya, nos ha jodido! Con la de cosas interesantes sobre las que informar, ésta era sin duda la que más quitaba el sueño a los aficionados.
Os leo.
3 comentarios:
hola, te suena periolistos, palmeros, adulones????? son calificativos que vengo usando hace años para algunos(la mayoría d periolistos d los principales medios d españa).............complots, conspiraciones, trampas, maFIA, son algunos d los mejores argumentos q utilizan para tener a sus lectores adormecidos creídos q sus ídolos son siempre "perjudicados" y por eso no ganan, siempre la culpa es de otro, sus pilotos nunca se equivocan, y todos los equipos se los rifan, los demas pilotos deben "esperar" las decisiones de estos para despues ellos buscar su lugar en los equipos q han "desechado...............nada nuevo bajo el sol, y como lo he dicho siempre, la realidad supera a la ficcion.......sds Hampeon
@josetellaetxe
¿que era eso que se le "presupone" a los periodistas?
¿no se llamaba CREDIBILIDAD?
En la prensa deportiva, la hija de la Veracidad, hace tiempo que huyó despavorida ante el maltrato dado a su familia.
De acuerdo con el Abuelo y Orroe
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