Como afición seguimos insistiendo en aspectos cada vez más bobos en lo nuestro, y disculpadme que abra la entrada de hoy así, a las bravas, sin paños tibios.
A tontas y a bobas, casi nos hemos fundido la primera semana de esas cuatro que sustantivan las vacaciones veraniegas en Fórmula 1, tiñéndolas de ahorro cuando hasta el último mono sabe que estos son días de fiestuqui, familia, grasas saturadas, paella y tortilla de patata en cualquier chiringuito de playa, pero abonado todo ello a precio oro o con tarjeta de crédito, que a la hora de olvidarse de tanta mierda como nos rodea en el día a día, cualquier esfuerzo se da por bien invertido, sobre todo si pensamos en el ya veremos cómo se devuelve en septiembre, o en octubre, o cuando buenamente se pueda, ya me entendéis.
Como siempre, la gran beneficiada de todo esto será Red Bull, escudería que tradicionalmente se las arregla para sortear el reglamento y volver dentro de treinta días como renovada, como si la contención de costes no fuese con ella. Como si los retoques a la normativa de 2009, se hubiesen realizado para favorecer precisamente a Milton Keynes antes de que ésta se amarrara hasta 2020 a Bernie y sus cosillas. Que podría ser, aunque os confieso hoy que no tengo ninguna gana de marear esta perdiz.
Esto es lo que estamos perdiendo a cada carrera que pasa, mientras nos entretenemos elevando a los altares hazañas menores, porque sincerémonos, no nos queda más.
Os leo.
Y el caso es que no me preocupa tanto lo que pueda ser de Daniel Ricciardo y Daniil Kvyat a vuelta de vacaciones, como ver por dónde sale Arrivabene cuando tenga que justificar que Ferrari ha perdido el mismo tren que pierde todos los años. Agosto, la estación maldita, ese andén que se planificó desde las alturas para que las escuderías grandes diesen paso a las iniciativas más alegres, jacarandosas y juveniles...
En fin, decía al comienzo que como afición seguimos insistiendo en aspectos cada vez más tontorrones. El tema de hoy, como el de ayer y el de anteayer, sigue siendo Vettel y lo bien que lo hizo en Hungaroring, cuando desde la humildad que me caracteriza, diría que hay cosas mucho más importantes, como por ejemplo, que con la altitud de miras de los que gobiernan nuestro deporte, no habríamos difrutado de una figura como la de Gilles Villeneuve.
El canadiense arrancaba mal, pero il capo di tutti capi, Enzo Ferrari, zanjó el problema dejando que el quebequés rompiera cuantas cajas de cambio cayeran en sus manos, obviamente, en unos entrenamientos a puerta cerrada que son historia porque no tienen cabida en la actual normativa. Así que si no sabes arrancar hoy, te jodes y haces pruebas en el simulador, siempre y cuando no sea agosto, que no está permitido.
También está prohibido poner las cuatro ruedas fuera de las lindes que definen el trazado, con lo que le gustaba al padre de Jacques utilizar cuanto espacio le resultase necesario para doblegar un rival.
Ni que decir tiene que a Gilles le habrían quitado puntos del carnet y lo habrían amonestado por mantener duelos como el que mantuvo con René Arnoux en Dijon-Prenoix o por arriesgar en los adelantamientos... Creo que escribí en su momento acerca de todo esto. Gilles, ahora mismo, sería uno más del montón. Quizás su asiento incluso estaría en subasta porque los héroes de antaño pujan a la baja. Demasiado impetuoso, muy maldonado para el gusto actual. ¿Qué es eso de rodar sobre tres neumáticos o con el morro vuelto del revés...?
Ni que decir tiene que a Gilles le habrían quitado puntos del carnet y lo habrían amonestado por mantener duelos como el que mantuvo con René Arnoux en Dijon-Prenoix o por arriesgar en los adelantamientos... Creo que escribí en su momento acerca de todo esto. Gilles, ahora mismo, sería uno más del montón. Quizás su asiento incluso estaría en subasta porque los héroes de antaño pujan a la baja. Demasiado impetuoso, muy maldonado para el gusto actual. ¿Qué es eso de rodar sobre tres neumáticos o con el morro vuelto del revés...?
Esto es lo que estamos perdiendo a cada carrera que pasa, mientras nos entretenemos elevando a los altares hazañas menores, porque sincerémonos, no nos queda más.
Os leo.
3 comentarios:
Gracias por recordarnos historias de la F1 cómo la de Gilles. Un placer leerte.
27. Dorsal Mágico.
Pilotos conduciendo al límite, con nobleza, leyendo las carreras sin más ayuda que su instinto y una mísera pizarra.
Motores potentes, apretados, que reventaban formando una fumarola blanca en el fulgor de la batalla.
Kilómetros de prueba de nuevas piezas con las que robar tiempo al tiempo en la próxima carrera.
Una época que añoramos, y que se perdió, "como lágrimas en la lluvia".
Saludos.
Hola a Jose y a todos,
Orroe, llevas unas entradas, estos últimos diez días, inmejorables. Gracias y mira que es difícil ver una foto de Berni y sonreir, pero me acuerdo del mote y me meo toa, jajaja
Un saludo,
ABB
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