domingo, 5 de julio de 2015

Lewis Hamilton is an arrogant ass


No se me ha perdido nada en la vida privada de Lewis ni en la de ningún otro piloto, faltaría más, aunque el título de esta entrada se corresponde palmo por palmo con el de un artículo de finales del año pasado que me hizo gracia y guardé, porque me recordó la cantidad de tonterías que se han escrito sobre Fernando Alonso, que nada tienen que ver con sus facultades como conductor de bólidos.

En todo caso, arrogante o no, lo importante hoy es el culo de Lewis, o mejor dicho, ese mundo de sensibilidades que comparten piloto y máquina, que Niki Lauda focalizaba en salva sea la parte de su anatomía.

Dicen que el viejo lobo austriaco afirmó en su día que «para sentir el monoplaza, conduzco con el culo.» No es procedente soltarlo así, a las bravas, ni políticamente correcto, pero debe de haber mucha verdad en la frase de marras porque desde que los tiempos son tiempos, los automovilistas se han maridado con sus coches gracias a la generosa superficie que ofrece la espalda en su conjunto, zona extensa que permanece en contacto directo con ese universo de vibraciones que trasladan a quien lleva el volante: advertencias, peligros o sensaciones armoniosas.

Y aquí quería llegar yo, porque a Hamilton, lo normal es que sus posaderas se le calienten mientras se queja de ello por radio, herramienta que también utiliza para interrogar constantemente a su ingeniero de pista sobre cómo va el auto o sus neumáticos, cuán de lejos o cerca anda Nico o cualquier otra menudencia que no viene al caso narrar, ni tampoco pormenorizar.  

Peter Bonnington, un señor, suele dar largas a su pupilo, quitando o poniendo hierro a cada cuestión que le reclama éste, calmando al vigente campeón mundial o poniéndole literalmente las pilas. Y el caso es que todo esto parece que va a ser historia de nuestro deporte a partir del Gran Premio de Bélgica de este año, porque el Grupo de Estrategia así lo ha estimado conveniente por aquello de mejorar el espectáculo.

Falta ratificarlo, pero podemos decir que en líneas generales, el culo va a recuperar su importancia en la competición en apenas mes y medio, tiempo suficiente como para que Lewis aprenda a utilizarlo como han hecho los pilotos desde siempre y para que evite en lo posible caer en la tentación de hacer algún que otro calvo, posibilidad que dadas la tendencia al postureo del británico y la actual superioridad de los Mercedes AMG sobre sus rivales, no resulta tan descabellada como parece.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace tiempo que frecuento este blog. Me he acostumbrado a pasearme por aquí de vez en cuando.

Nunca me voy con las manos vacías. Me llevo siempre una exquisita combinación de verdades, extravagancias como ésta (jajaja!) ricamente ornamentadas del más elegante castellano.

Simplemente, gracias.