Cuando falte Fernando

Desde que llevo en esto de la web 2.0 que llaman por ahí, tal vez la pregunta que más veces he visto escrita y sin duda he escuchado, ha sido la que alude a qué será de nosotros cuando el Nano se retire.

Estaré para verlo aunque seguramente no desde aquí. Obviamente no aspiro a entregar la cuchara antes de tiempo, que diría mi padre, pero por suerte o por degracia, acumulo ya bastantes añitos a mi espalda como para pensar honestamente que todo esto de aventurarse a mirar el futuro como haría la bruja Lola, a poder ser con un par de velas negras sobre la mesa, no es otra cosa que un ejercicio de vulgar masoquismo.

No es que no me importe lo que ocurra cuando Fernando cuelgue definitivamente el mono, los guantes y el casco, entendedme. Suelo pensar en ello y como se puede comprobar si se tienen agallas para bucear en las entrañas de este blog, me he referido a ello muchas veces y en los mismo términos optimistas que voy a utilizar ahora, entre otras cosas porque a mi modo de ver, toda esta monserga tiene demasiado de postureo nostálgico soltado en plan tirita preventiva.

Resulta fácil de comprender que la figura del de Oviedo haya servido de señuelo para que los medios de comunicación y buena parte de Internet se hayan volcado con él. Un bicampeón del mundo resulta siempre atractivo y bastante rentable en términos de retorno económico, y si bien es cierto que Fernando ha servido de gusana en el anzuelo que ha revitalizado la Fórmula 1 en España, no lo es menos que a su estela, toda esa gente nueva que los pata negra denostan por haber llegado con el asturiano (sic), ha tenido oportunidad de acercarse a este mundo y elegir héroe.

No se habla mucho de esto, lo sé perfectamente, pero me parece justo recordar que en la actualidad y gracias a Alonso, existen en nuestro bendito país numerosos fans de Hamilton, de Vettel, de Rosberg, etcétera, al menos tan novatos como como aquella gente que no había oído en su vida de motores ni de coches de colores, pero se acercaron a la Fórmula 1 por ver qué pasaba, precisamente en el momento en que uno de los nuestros tenía posibilidades de coronarse como campeón del mundo.

No es cuestión de pasar facturas ni de reivindicar nada, sino de explicar una vez más que cuando Fernando abandone los circuitos, seguramente todo seguirá igual porque las bases para el futuro ya han sido cimentadas aunque apenas nos demos cuenta.

Y aquí quería llegar, ya que el futuro por sí mismo no vale gran cosa salvo que trabajemos cuidadosamente el presente, que siempre es donde creo que hay que mirar. El fin de semana pasado, por ejemplo, se estrenaba Roberto Merhi sobre un Caterham, convirtiéndose en el quinto piloto español que circula sobre un monoplaza en esta temporada...

El camino está abierto, ahora solo hace falta que lo cuidemos entre todos.

Os leo.