Lost in translation

A McLaren se le acaba el tiempo. Desde que Ron anunciara después de Melbourne que su equipo guardaba medio segundo en la manga, de las cuatro pruebas siguientes, solo logró puntuar en la primera y porque en Williams se enredaron. Y es que lo queramos o no, el intercambio entre Éric Boullier y Martin Whitmarsh no ha modificado el escenario sino a peor y la irrupción de Dennis en el mismo, solo ha servido para teñirlo de ominoso.

Mal tiene que andar la cosa para que nadie de su entorno hable de Honda y la prensa british, tan condescendiente con la de Woking, haya enfocado sus intereses sobre Fernando por aquello de levantar la correspondiente muralla de humo que impida que los menos avisados miren bajo las enaguas de la queen de todas las queenes.

Mónaco no pinta para McLaren mejor que las carreras anteriores. Podría equivocarme pero no veo a los MP4/29 brillando en El Principado. La moral, que cuenta tanto o más que la suerte en los Grandes Premios, anda por los suelos del garaje británico. Jenson empieza a acusar el cansancio y Kevin no sale de su asombro al comprobar dónde se ha metido, mientras Éric resulta huidizo y Ron admite a micrófono abierto que su escudería necesita a tipos como Fernando o Sebastian, y por este orden.

Saqueada por Mercedes AMG en la etapa en que Martin llevaba el timón, los restos del equipo de Bruce navegan en la actualidad a la deriva. Su apuesta por Mobil1 y aguantar con Mercedes-Benz durante este año de tránsito, la está pasando factura. Quizás fue apresurado aventar las perdices anunciando la firma con Honda para 2015 en 2013, pero en apenas unos pocos meses todo se le ha puesto en contra. Demasiado tiempo de espera a que lleguen los refuerzos y demasiado esfuerzo para nada. Un año firmado en blanco desde el principio y la moral que se quiebra porque desde el primero al último mono del equipo sabe perfectamente de qué va la cosa y Ron, que en este sentido debería haberse mostrado un poco más espabilado, que mete la pata hasta el zancarrón prometiendo un imposible que no ha hecho otra cosa que poner más lastre en las bodegas y más pólvora en la santabárbara.

¡Ay, Mclaren, qué paraje más yermo has elegido para descansar tus huesos! La aventura en la que está embarcada la británica es complicada de narices, pero Woking siempre ha respondido a estos retos e incluso a algunos aún más complejos. Pero falta Lewis y tal vez Martin, dos piezas que por abusadas parecían menos importantes aunque que a la postre, también resultaban cruciales.

Dennis no es McLaren por mucho que lo pretenda y lamentablemente para Boullier, McLaren puede resultar la tumba de aspiraciones que no supuso Lotus. Ambos, patrón y mano derecha, tienen la obligación de dar la vuelta a la situación pero sinceramente no les veo en el papel, debido a sus respectivas caras de palo y a que la presión comienza a aflorar en sus rostros y declaraciones, hasta el punto de que leer ayer a Ron refiriéndose a Fernando daba incluso algo de penita pena, por no decir literalmente mucho yu-yu.

La Queen de Inglaterra se referiría a lo que está sucediendo en Woking en parecidos términos a los que usó para quitarse de encima el asunto Lady Di: annus horribilis, en latín, que suena mejor y más rotundo, lo que no impide que para la escudería, Jenson y Kevin, queden todavía 14 carreras largas como calvarios, eternas, en las que McLaren deberá decidir en qué momento claudica ante esta temporada y se pone a trabajar sobre el MP4/30 del año que viene, aunque quede una pregunta en el aire: ¿renunciar a qué si ya se ha renunciado a todo?

Os leo.