jueves, 29 de mayo de 2014

Época de exámenes


Esta época viene siendo igual un año tras otro. Te levantas y las estadísticas parece que se han desplomado y a poco que escarbas, descubres que se habla poco de Fórmula 1. 

¿Un síntoma de lo malitos que están nuestros tiempos. Hay ya nuevo campeón del mundo?, te preguntas... Y tan solo sucede que el grueso de nuestros peones de batalla, la gente que a diario mantiene todo esto en pie desinteresadamente o cobrando cuatro perras, ha bajado la guardia momentáneamente porque anda de exámenes o preparándolos.

Hace dos años dediqué una entrada a este auténtico ejército de las tinieblas y hoy es el día en que sigo preguntándome por qué Bernie y los suyos no reparan en la importancia de tanta hormiguita y les facilitan un poco el trabajo, solo un poco.

En fin, no me voy a poner reivindicativo con la tradicional escasez de información que nos asuela, que me conozco, así que pasemos página y hagamos un breve repaso a un día que ha traído en su pequeña mochila el orgasmo onanista que han sufrido Turrini y su tropa más leal, a cuenta de que Sebastian condujo hace unas horas una Ferrari del año del diluvio; el agradecimiento urbi et orbe de mi Felipe porque en Maranello decidieron pasar de su trasero —que leído así cualquiera pensaría que el paulista no buscó su salida de La Scuderia con ahínco, pero es tal cual os lo cuento, lo juro—; el recordatorio de que Michael sigue dormido cinco meses después de su accidente; y la esperanza de que a falta de alicientes y noticias sobre auténtica F1, el asunto de Lewis y Nico en Mónaco podría llegar a ser la canción del verano.

Dicho lo cual, nadie diría que todavía quedan 13 carreras para que concluya el campeonato, que en apenas diez días nos volveremos a ver las caras en Montreal, sobre el Gilles Villeneuve, que tenemos 60 años de historia a nuestras espaldas y que como aventuré hace ya unas semanas, un día de estos al guionista le convenceremos para que se descalce y meta sus pies en un barreño de hormigón armado que deberá fraguar a la misma velocidad que pasa en estos momentos el tiempo. Lento, muy lento, como corresponde a toda época de exámenes.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola a todos,

Cuando la uni pensaba que nunca jamás de los jamases iba a pasar un febrero o un junio en toda mi vida sin que sudores fríos recorrieran mi espalda, sin poder evitar que un desalmado apostado a la vuelta de una esquina oscura en un callejón solitario me forzara un "tabardillo" al susurrar "examen de química orgánica mañana" seguido de una risa de ultratumba...

Y ya ves, ahora junio es el mes en el que Hacienda me devuelve algo que antes me quitó, febrero es una bendición de rutina tras el cambio de año y la orgánica, ¡Ay, la orgánica! esa sigue siendo como la FIA, una gran y puteante incógnita.

Y ya ves, ahora noviembre nos deja como un politoxicómano recién entrado en Proyecto Hombre, al acabar el mundial. Y marzo nos encuentra hambrientos de una Ferrari hambrienta. Y mayo frustrados por una Ferrari frustrada. Y yo, siempre dispuesto a sonreír y a decir "pues claro que sí ¿por qué no?" a cada apuesta tuya por un siguiente fin de semana de carreras para la escudería.

Gracias Jose. Y un abrazo a todos.

ABB