sábado, 16 de noviembre de 2013

Ciao, Felipe


Cuando las cosas parecen no tener sentido es ni más ni menos porque no lo hemos encontrado. Así, en el ampuloso y edulcorado homenaje que rindió Ferrari a Massa en Mugello, nada parecía encajar sencillamente porque no se trataba de acariciar la memoria del paulista ante su partida de Maranello, sino de sustantivar la figura del hombre que abrazaría al paulista para susurrarle al oído: Ciao, Felipe...

Luca Cordero era la vedette del evento; el hombre que agradecía los servicios prestados; el tipo que pudiendo condenar a los infiernos a un piloto con un sencillo movimiento de mano, había decidido elevarlo a los altares para que paladeáramos su infinita capacidad de comprensión y clemencia. Quien caminando sobre las aguas bendice lo que no le ensombrece y quien a la postre, se estaba homenajeando a sí mismo, él, el artista que proclamó que La Scuderia no se rendía ante Red Bull, que después de Singapur prometió refuerzos sin reparar en gastos ni esfuerzos para que los conductores de la de Il Cavallino lucharan por el segundo puesto en el Mundial de Marcas, el mismo que afeó a Fernando en verano, el intachable que sólo acompaña a los suyos cuando vienen bien dadas.

Se echó en falta al Nano, pero seamos sinceros, ¿para qué iba a aparecer el asturiano si él acostumbra a hablar sobre la pista?

Los amores y las banderas se llevan dentro o no se llevan, y lo de Mugello refuerza la necesidad que tiene Ferrari de hacer el indio en público para evitar que se note demasiado que sobre el asfalto, sus coches llevan demasiados años mordiendo el polvo.

Felipe tampoco entendía nada aunque parecía que sí le había pillado el sentido. Pensaba que los 15.000 aficionados que se habían congregado le pertenecían, pero como vengo diciendo, se equivocaba de plano. El brasileño hacía de gusana en el anzuelo porque quien necesitaba el calor de los aficionados no era él sino Montezemolo, quien de paso lavaba un poco sus culpas mientras salía guapo en las fotos pensando tal vez, en que 2014 va a ser un año difícil como Maranello no se ponga las pilas, porque con Kimi y Fernando sobre sus autos, va a quedar muy poco margen para seguir fingiendo.

Con Felipe la cosa era diferente, bastaba con tirarle un poco de las orejas, recriminarle por lo bajo, asustarle con la renovación del contrato, si acaso, dejarle correr para sí mismo para seguir utilizándolo como excusa. Pero con el español y el finlandés la cosa va a ser muy diferente, mucho más compleja, para que nos entendamos, porque o los monoplazas rossos funcionan como es debido o va a haber poquitas esquinas donde esconderse.

Se acabó la comodidad y Luca Cordero, consciente de la finalización de una era, no tuvo mejor ocurrencia que dar la cara pero sin que se notara, a su estilo, utilizando a Felipe para explicar a los tifosi en qué consiste ser un ferrarista de pelo en pecho, en cómo en el seno de la famiglia hay que tragar con lo que caiga encima y arrear con las consecuencias pero sin levantar nunca la voz, con humildad, mientras quien más y quien menos echaba en falta al hombre que hoy por hoy sigue defendiendo los colores de la italiana así lo maten, aunque con el ojo puesto en ese 2015 que escuece al padrino.

Ciao, Felipe... Montezemolo se despedía de una etapa que le corresponde por entero y Fernando ni aparecía en una imagen pregrabada. Pero seamos honestos, para qué se iba a tomar la molestia de participar en una fiesta montada alrededor y a la medida de la figura responsable de que en cuatro largos años de estancamiento normativo, Ferrari no haya sido capaz de darle un vehículo capaz de plantar cara a los de Milton Keynes sobre el asfalto, ni mucho menos de defender sus opciones donde se acaban las carreras y comienzan las sombras de los despachos.

Nos leemos.

3 comentarios:

J-CAR dijo...

¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas!
Poco más que decir por mi parte
;)
¡Salud!

Anónimo dijo...

Montezemolo ha traicionado a Fernando, a su equipo y al propio Massa. Me gustaría saber que intereses de Ferrari están por encima o no coinciden con los de Alonso. Ferrari renunció al mundial cuando se decidió cambiar de neumáticos. Cinco carreras. No me extraña que no invite al asturiano a la fiesta, no creo que le pueda mirar a los ojos.

Susana,

Anónimo dijo...

José, tienes que bloquear a este tipo molesto.



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