viernes, 7 de junio de 2013

¡Llueve, Charlie, llueve...!


Iba a meterme a la cama pero he recordado que a los días duros hay que darles una patada en salva sea la parte antes de conciliar el sueño, así que al menos voy a intentarlo.

No lo es, pero hagamos como que la excusatio non petita con la que he abierto el fuego era un simple recordatorio a Charlie (Whiting) para que avise a Bernd de que este fin de semana seguro que tiene trabajo en el Gilles Villeneuve, no sea que por no estar avisado ocurra como en Mónaco, que el Safety Car tardó en salir prácticamente cuatro vueltas completas a la ratonera de Grace Kelly, lo que nos pone en que entre pitos y flautas, si hacemos caso a lo que nos dijo Pirelli en Sakhir, con la porquería que había desperdigada sobre el asfalto, habría dado tiempo suficiente como para dos parrillas y media al completo hubiesen destrozado sus neumáticos o hubieran acabado contra las protecciones, o que ocurriera cualquier otra cosa, peor sin duda, porque la escapatoria de Santa Devota estaba hecha un cisco.

Estas cosas hay que prepararlas con antelación, Charlie. El Safety Car se llama así porque es un vehículo de seguridad que tiene que estar en pista para asegurarla precisamente, y sin atender a quién entra o sale de garajes, a quién jode o a quién beneficia con su presencia o incluso, con independencia de si Mercedes-Benz ya tiene suficiente publicidad con su escudería oficial en pista. ¡Seguridad, Charlie, seguridad! —R.A.E. de ~. 2. loc. adj. Dicho de un mecanismo: Que asegura algún buen funcionamiento, precaviendo que este falle, se frustre o se violente—. ¿No era la Fórmula 1 algo así como un cronómetro suizo?, pues apúntatelo en la mano si hace falta, Charlie, que luego pasa lo que pasa y los conspiranoicos vemos cosas raras cuando en vez de echando virutas, el biplaza de Maylander sale a pista en un delay incomprensible, insoportable y si me lo permites: intolerable.

Sí, ya sé que las cosas de palacio van despacio, que a pesar de que Dirección de Carrera dispone de ciento y pico monitores, conexión telefónica de altísima velocidad, mil y tantos artilugios, el GPS ése, tropecientos IPhone y otras tantas IPad, no conectáis con Antena3, las notificaciones de alerta os llegan montadas en burra, pero Felipe se la dio al final de la recta de tribunas, casi, casi bajo vuestras narices. Vamos, que salvo que la burra saliera de boxes e hiciera una vuelta completa con pitstop incluido por aquello de reponer fuerzas y comer algo de alfalfa o heno, o paja seca, que ya sabemos cómo las gastáis con el dinero, no es de recibo que se esperara a que Sebastian tomara La Rascasse para pulsar el botoncito que pone Safety Car.

Imagina por un momento que a Vettel le da por estar otras tres vueltas rodando, ¿qué habría sucedido entonces? Y no me cuentes milongas, el trasto de Bernd es un Mercedes SLS no un SEAT 600, y el alemán es bueno de narices, y no hay más que verlo: cada vez que sale no hay quien le adelante…

En fin, llueve en Canadá, Charlie, y es previsible que lo siga haciendo el domingo a la hora de la prueba. Recuérdalo y toma las medidas necesarias, pero por Dios, que no se repita lo de Mónaco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de Charlie y los safety car hace tiempo que es un escándalo. ¿Por qué demonios siempre favorece al mismo? Resulta de lo más curioso...

Luego se hacen interminables a rabiar. Cada vez que sale el safety tenemos 10 vueltas largas restadas al total de la carrera. ¿tan difícil es limpiar la pista y colocar los coches en su lugar con algo más de rapidez?

King Crimson