miércoles, 5 de octubre de 2011

Habemus récord


Si Jenson Button no lo remedia —que me juego el brazo con el que dibujo a que no lo va a poder hacer (lo del brazo es un decir, por favor no me lo toméis al pie de la letra)—, este próximo domingo, Bernie Ecclestone tendrá en sus manos un nuevo icono con el que vender al mundo su versión de la F1: un bicampeón jovencísimo y mediático a más no poder.

Fernando era joven pero no quiso resultar mediático. Kimi no era mediático ni joven. Lewis perdió el tren de la juventud, aunque a mediático nunca le ha ganado nadie. Jenson sigue siendo mediático, pero no joven...

Excepción hecha de Sebastian, los cuatro campeones mundiales habidos entre él y Michael Schumacher, no han colmado los anhelos de Bernie, quien ha buscado siempre ampliar el negocio a base de señuelos, sin cortarse un pelo en amonestar públicamente a aquellos que interpretaban a regañadientes el papel endosado.

Con Vettel la cosa es diferente. El alemán es joven y mediático, es un piloto estupendo, ofrece una buena imagen de superación y triunfo, y arrasa. Para colmo pertenece a un entramado que vende su imagen corporativa como nadie, lo que asegura una eficiente proyección del nuevo icono hasta los más alejados confines del orbe.

El año pasado se coronó como el campeón del mundo más joven de la historia de nuestro deporte, y éste, arrebatará a Fernando Alonso el trono de bicampeón imberbe, con todos los merecimientos, postulándose como un magnético ejemplo ante las generaciones que están esperando atravesar las puertas del Gran Circo con tiempo suficiente como para rebañar algo, porque lamentablemente, de momento les va a tocar pagar un ojo de la cara por un asiento de segunda o tercera fila, al que le importa más cómo suenan de cantarines los dólares en el bolso que la calidad de su propietario.

Pura ley de la oferta y la demanda, que diría alguno.

El caso es que Mateschitz y Ecclestone hacen muy buena pareja en esto de los negocios, y el segundo, más que nadie, sabe perfectamente que quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, o que si hace demasiado frío y las gradas se van quedando vacías, lo mejor es emular a los macacos japoneses, encontrando una buena terma donde mojar el trasero hasta que el temporal desaparezca del horizonte.

4 comentarios:

Txomin dijo...

Efectivamente.

csm dijo...

Ecclestone es de esos tipos que saben muy bien elegir el "sol que más calienta"; lo mismo se puede manejar en una dictadura que convertirse en adalid de la libertad; animar a un piloto, "escupir" a la FOTA para en un rato, aliarse con una escudería y mañana, si es menester, conspirar contra el propio jefe de la FIA (¿ o éso fue ayer?? ).
Un besote

Midori dijo...

Hola Orroe, tiempo sin escribir por aquí.
En the f1.com: Webber, preocupado por su peso
Pesa once kilos más que Sebastian Vettel


Me suena que tú ya habías dicho algo .
Un abrazote

Touro Tolo dijo...

Todos somos lo suficientemente maduros como para saber que la F1 es un espectáculo más que un deporte. Aún no llega a la altura de la lucha libre norteamericana (guionizada). Pero si las escuderías siguen en la cómoda postura de ir dejando hacer para luego protestar un poquito y sacar más tajada, que no nos extrañe que Bernie comience a contratar a guionistas.

Siempre he creido en la autoorganización como método de trabajo y en eso trabajo todos los días. Porqué no puede ser ésa la fórmula en la F1? Y no hablo de que las escuderías hagan un campeonato paralelo, si no que todos los agentes (pilotos, ingenieros, escuderías, motoristas, gestores de medios audivisuales...) estén en el mismo barco.

Lamentablemente este concepto de colaboración choca frontalmente con el modelo especulativo y capitalista.

Y ya no sé si estoy hablando de F1 o de qué.