No tenía pensado volver a escribir, pero como conocéis de sobra cómo llevo los impulsos literarios, mejor nos dejamos de milongas y metemos la directa.
No, no me importa que llueva y toque mojarse un poco, pero odio que me orinen encima y me digan que llueve. Ferrari no ha dejado pelear a sus pilotos para solaz y disfrute del aficionado y los tifosi, y no hay que entender demasiado de Fórmula 1 para saber qué se ha cocido esta tarde en Monza.
La estrategia de gomas con Sáinz apuntaba a que no iba a luchar por la victoria y a que estarían muertas al final de la prueba. Él sí ha tenido que contener a Verstappen y a Pérez, y, por momentos, se ha visto obligado a mantener el ritmo impuesto en cabeza. Por el contrario, la estrategia de neumáticos con Leclerc insinuaba que su coche iba a estar en mejor forma en la vueltas finales, razón por la que el monegasco ni se ha molestado en apoyar la labor de su compañero, ni mucho menos permitirle ganar algo de oxígeno.
Lo hemos visto todos, así que os ahorro más descripciones.
El objetivo de Ferrari para el Gran Premio de Italia era el tercer puesto, inmediatamente detrás de los Red Bull, y sólo quedaba definir el candidato al cajón. Obviamente pienso que el papel se lo habían adjudicado a Il Predestinato antes del comienzo de la carrera. Carlos iba a sufrir sí o sí pero a Charles le bastaba navegar cómodo, de forma que, cuando ha llegado el momento, el muro italiano ha dejado al segundo ir a por el primero, pero no para que lucharan en pista para gozo de todos, sino porque contaban con el factor sorpresa y la promesa de un adelantamiento limpio, aunque, al final, a Vasseur y Leclerc les ha salido el tiro por la culata, uno por bobo [¡Gilipollas!] y el otro porque funciona de puta pena bajo presión.
Sáinz ha estado magistral haciendo de gato huyendo de perro y se ha impuesto por los pelos, y ha sido tal la alegría en el garaje de Maranello por el triunfo de uno de los suyos que sólo un puñado de mecánicos se han acercado a celebrar con el madrileño su hazaña, aunque después alguien ha recapacitado que quizás se ha visto mucho el plumero a la rossa y, con gran pompa y alharaca, se ha emitido un comunicado que no hacía ninguna falta...
Nos conocemos todos, de éstas vivimos unas cuantas en 2007 con los de McLaren como protagonistas, y, la verdad, suena bastante pedorro que nos vengan ahora agradeciendo en público que Ferrari haya dejado pelear a sus conductores. Szafnauer también dejaba fregarse a sus chicos en Alpine, pero siempre y cuando Esteban llevara el sable y al asturiano le tocara joderse. A Sáinz lo han parado desde su muro en al menos un par de ocasiones este año, pero hoy le tocaba hacer de víctima y no ha querido ni se ha dejado, y ¡olé sus cojones!, subrayo.
Os leo.
2 comentarios:
Carlos tiene que emigrar de Ferrari a un equipo que por lo menos crea en él y no lo putee para gozo del predestinato.
La futura Audi F1 es una buena opción.
Un saludo de un alonsista.
Al final los jefes de los equipos siempre salen diciendo que los pilotos son sus hijos, q los tratan por igual, pero luego se ve q uno es el hijo con la santa esposa y el otro es el bastardo.
O por lo menos, lo tratan como tal.
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