No se alarmen los que tienen la piel demasiado fina, «Gilipollas» es término admitido por la Real Academia de la lengua Española como adjetivo malsonante para referir una persona necia o estúpida, que, por si fuera poco y a decir de algunos entendidos, como palabra goza de un origen que se remonta a la corte de Felipe II, donde habitaba un juez llamado Baltasar Gil Imón de la Mota.
Podía haber llamado canalla a Vasseur pero prefiero gilipollas por razones obvias: apostar por el tipo menos adecuado, por ejemplo, dejarse mullir la oreja por lo más idiota y rancio del ferrarismo, consentir que la estrellita se haya portado suave con los enemigos de Ferrari en el Gran Premio de Italia y dejar que entrase a matar a su propio compañero cuando éste tenía las gomas de su vehículo casi en las lonas, no sé, también por afear lo conseguido ayer con la pole y hoy con el podio de Sáinz...
Que los defensores del francés sean prácticamente los mismos que defendían a Otmar Szafnauer ya es suficiente indicativo de lo necio que puede ser este personaje al que la dirección deportiva de Ferrari le viene demasiado grande [Il Predestinato]. Empeorar a Mattia Binotto no parecía posible, hasta que llega un gilipollas, revienta la banca firmando un despropósito en Monza, y demuestra, una vez más, que mientras la mediocridad reine en los muros de los equipos no levantaremos cabeza.
Os leo.
1 comentario:
El doble rasero es más que evidente.
Lo positivo: que pese a todo Carlos ha acabado por delante. Y que tras la pausa veraniega se le ve muy en forma.
Un abrazote, Josetxu.
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