viernes, 3 de marzo de 2017

#VKt-04 [Josep Lluís Merlos]


Nunca habría imaginado poder hacer preguntas al protagonista de esta entrevista mientras ambos realizábamos el trayecto hacia el circuito de Montmeló, mucho menos que me las respondiera con la sinceridad que lo ha hecho. Pero sucede que madrugas mucho y que él también lo hace, y cuando aún no había cantado el gallo de Gorliz, un día te encuentras con que Josep Lluís Merlos accede a participar en el Voight-Kampf test de Nürburgring. 

Ya sabéis las reglas que rigen aquí: como en el Club de la Lucha, no hay reglas, sólo una intención sana de conocerse mejor. Pero Josep Lluís aceptaba el reto, como os venía diciendo, y un día, diferente al que mencionaba antes, encuentras en tu buzón de correo electrónico un archivo sonoro que comienza así: «Hola Jose. Bueno, pues estoy en el coche, camino de Montmeló...», y durante 37 minutos le acompañas, y casi puedes dibujar el trayecto que recorres junto a él porque percibes en la grabación incluso los ceda el paso, los stop y la búsqueda de aparcamiento. Josep Lluís contesta todo lo que le preguntas y, además, te cuenta cómo nos acercamos juntos al centro de acreditación del circuito catalán, mientras se muestra fascinado por la actividad de los chavales que entrenan en la pista dirt-track aledaña al trazado barcelonés...

Como siempre, si algo falla la culpa es sólo mía. Pero si la entrevista os encandila, como espero y deseo, echadle encima la responsabilidad a su protagonista: un periodista que por nada del mundo quiere dejar de ser tan honesto como pasional y humano.


1.- ¿Qué ha hecho mal el periodismo deportivo para que los periodistas estéis tan desprotegidos y permanentemente en la picota en Redes Sociales?

Pienso que el periodismo deportivo, en sí, no ha hecho nada mal, y que si las redes sociales colocan a los periodistas y al periodismo en general en la picota es porque el periodismo y los periodistas lo hemos permitido. En este sentido, si algo se puede imputar al periodismo deportivo es haberle dado una importancia exagerada a las redes sociales, en tanto que la mayoría de personas que participa en ellas lo hace desde el anonimato. 

Por supuesto que la gente puede opinar, faltaría más. El aficionado tiene que expresar su opinión y como profesionales tenemos que considerarla, pero de ahí a dar a este criterio tal poder de influencia como para incluso modificar los métodos de trabajo, me parece que dista un abismo.

A veces, los medios hemos dado un protagonismo a las redes sociales fuera de lo común, desde mi punto de vista exagerado y desproporcionado. Vemos secciones en los periódicos dedicadas a Twitter, en especial a los tuits de personas con una cierta relevancia, pero creo que los comentarios en cualquier red social hay que escucharlos, evidentemente, aunque también, que la información que llega a través de las redes nunca debería tener mayor peso específico que la que procede de las fuentes de información oficiales o de las fuentes directas de la noticia.

2.- Te he comparado más de una vez con Murray Walker y volvería a hacerlo incluso sin la presencia de mi abogado. ¿Crees que el británico habría sobrevivido profesionalmente si existiese entonces Twitter?

Muchas gracias por la comparación pero no tiene demasiado sentido. Ya me gustaría llegarle a la suela del zapato a Murray Walker; es mi referente absoluto y, desde luego, considero que es un ejemplo a seguir por todos los que nos dedicamos a esto, y en especial a la Fórmula 1... Y también las motos, porque no olvidemos que empezó haciendo motocross, narrando carreras de motocross para BBC Radio, siguiendo la estela de su padre.

¿Habría sobrevivido? La respuesta me parece obvia: Murray sobrevive a todo porque es Dios y los dioses son inmortales...

En su momento no existía Twitter, afortunadamente para él, pero sí hubo muchas plataformas de crítica hacia algunos de sus errores. Hoy, sin embargo, hay páginas de internet, incluso libros y artículos de revista dedicados a analizar desde el respeto los supuestos fallos de Walker, que, por otra parte, a mí me resultan graciosísimos. Más que fallos me parecen lapsus. Cuando dice: «Llegados a la mitad de la carrera sólo queda la segunda parte de la misma» para mí es algo extraordinario. O cuando comenta: «¡Qué mal suena el motor de este lotus, como podemos "ver", bueno, pues también me parece algo muy genial.

Quien tiene boca se equivoca y por supuesto que quien más habla corre riesgo de equivocarse más veces porque es una cuestión puramente estadística. 

Cuando la Fórmula 1 empezó allá en 1950, Murray ya llevaba tiempo dando la matraca a la gente de aquella época a través de BBC Radio y otros medios, y tuvo muchos detractores y acumuló muchas críticas, pero ahí está.

Las críticas, si son bienintencionadas, bienvenidas sean. Soy el primero en aceptarlas porque siempre te ayudan a mejorar si están hechas desde la buena intención. Si están hechas a mala leche, con ánimo de insultar o a saber respondiendo a qué intereses que se pueden esconder detrás, pues ¡hasta luego Lucas!, no hay que perder ni diez segundos en hacerlas el más mínimo caso. No son críticas, son ataques velados hechos por cobardes, evidentemente, que se escudan en el anonimato de las redes sociales.

3.- ¿A qué huele Les Corts por la mañana?

Les Corts huele sobre todo a recuerdo. Tengo la inmensa fortuna de vivir en este maravilloso barrio de Barcelona y, además, mi casa se encuentra a medio camino entre dos circuitos: el de Montjuïc y el de Pedralbes; de hecho, éste último pasaba por delante de mi casa en una de sus múltiples configuraciones, porque tuvo muchos trazados distintos.

Les Corts era un pueblo de las afueras de Barcelona. Desgraciadamente, como barrio integrante de la globalidad de una gran ciudad huele ahora más bien a poco, a no ser que sea a gasoil y a polución de los coches. Pero en cualquier caso, lo que sí evoca es un tiempo pasado con unas raíces directamente vinculadas al deporte del automóvil y al mundo del motor en general, que a mí, personalmente, me motiva muchísimo.

4.- ¿Que te sugiere la palabra Montjuïc?

Montjuïc fue para mí la génesis de todo, y no sólo para mí, sino para muchísima gente más. Ya sabéis que Montjuïc acogió los Grandes Premios F1 más conocidos en España en la configuración moderna de la Fórmula 1, pero la historia no arranca exactamente en Montjuïc sino en la carrera en cuesta de La Rabassada, que es una carretera que conecta la ciudad con lo alto de la cima del Tibidabo, la otra montaña de Barcelona.

Rudolf Caracciola, que había sido invitado para disputarla, cuando llegó a la cima del Tibidabo vio a lo lejos Montjuïc y pidió que le llevaran allí. Estuvo visitando el Parque de Montjuïc, el segundo pulmón natural de la ciudad de Barcelona, y motivado por sus calles y avenidas sugirió a los organizadores de La Rabassada la posibilidad de correr una carrera de automóviles allí mismo. 

Ahí empezó todo y allí se gestó mi entusiasmo por el deporte del motor, por el automovilismo a través de la Fórmula 1 y por el motociclismo a través de las 24 Horas. Allí tuve la oportunidad de hacer mis primeros pinitos como periodista, y bueno, en definitiva: en Montjuïc fue donde me enganché a esta absoluta pasión que me mueve cada día.

5.- ¿Se puede decir algo más sobre Javier del Arco que no se haya dicho todavía?

Se han dicho muchas cosas de Javier y podríamos seguir diciendo muchísimas más durante muchos años porque Javier es fuente inagotable de sabiduría, de comentarios, de ciencia, de enseñanzas… 

Javier era un personaje único, en lo personal y en lo profesional. Tuve la suerte, la inmensa suerte, de ser buen amigo suyo. Le quería mucho y él me quería mucho a mí también, incluso tuve la fortuna de hacer a su lado una o dos temporadas de Moto GP.

Me gustan las motos y he disfrutado de haber hecho veintipico mundiales de Moto GP completos. Por una serie de circunstancias, Javier se había visto obligado a cubrir el motociclismo, y puesto que no sabía tanto de motos como de coches, donde era un auténtico pozo de sabiduría, demostrando su grandísima humildad nunca nada le impidió pedir información o consejos. Afortunadamente pude convivir con él durante ese tiempo y nuestra relación se estrechó todavía más. Fue realmente apasionante poder estar junto a Javier, con quien comparto multitud de vivencias y anécdotas, espectaculares, sin duda.

6.- Algunas veces, en la distancia, hemos coincidido a las 05:00 de la mañana. Josep Lluís, ¿madrugas porque Dios ayuda o porque sientes que es necesario encontrarse con uno mismo, a solas, aunque sea a deshoras?

Madrugo no para que Dios me ayude sino fundamentalmente porque soy un pringao y me veo obligado a colaborar aquí y allá y acullá. Escribo para muchos medios de comunicación, no sólo de nuestro país sino de fuera y el día tiene 24 horas, y para que te cunda hay que sacar tiempo de donde no existe. Así que la mejor hora del día para mí, para escribir, es la mañana, a partir de las cinco.

Ésta es una costumbre adquirida hace muchos años, de cuando trabajaba en Radio Barcelona, en la Cadena SER. Hacía un programa que se llamaba El Despertador Matinal SER, ni más ni menos que con Jordi Hurtado, entre otros, y me veía obligado a madrugar muchísimo. A partir de entonces me acostumbré a ello y realmente me gusta madrugar. Me levanto muy pronto incluso los fines de semana si no estoy de competición. Si no tengo carreras madrugo también, y los domingos y fiestas de guardar, y el día de Navidad sigo madrugando muchísimo porque soy más ave diurna que nocturna.

Cuando estudiaba era muy mal estudiante por la noche y en cambio, si tenía que preparar un examen lo hacía por la mañana prontito, con la fresca, y esto me ayudaba mucho. Y esta costumbre todavía perdura y por eso no es extraño recibir un correo mío a las cuatro y media o cinco de la mañana, no he trasnochado, es que me acabo de despertar y suelo hacerlo con muchísima energía. Luego, sobre las seis o seis y media me voy al gimnasio, hago un break, y a la vuelta, me pongo a currar otra vez hasta la hora de la comida.

7.- No soy capaz de definir la palabra Pasión. «Perturbación o afecto desordenado del ánimo», única acepción del Diccionario RAE que me convence algo, no consigue explicar lo que siento por un ámbito tan complicado como la Fórmula 1. ¿Puedes echarme una mano?

Para mí, la pasión equivale al motor de la vida, al combustible necesario para realizar cualquier actividad, profesional o personal. Hacer las cosas sin pasión carece de sentido, sea cual sea la actividad que nos planteemos. La pasión es el alimento imprescindible para cualquier acción de la vida.

En la mía no valen las medias tintas para nada. Entiendo que hay que ir a saco, a fondo en todo, procurar vivirla intensamente tanto en lo personal como en lo profesional, y esto, sin pasión, sin una implicación absoluta, no tiene ningún sentido. Para mí, pasión equivale a carburante.

8.- ¿Tienes algún vicio confesable?

Vamos a ver... Sí, me gusta el marisquito, por qué no decirlo. Y me gusta la regaliz. La regaliz me gusta muchísimo… Y los ositos, pero no lo digáis a nadie. Creo que son vicios menores en cualquier caso.

9.- ¿Tu optimismo vital es real, una coartada, o es fruto de la necesidad de supervivencia?

No, no, ahí te equivocas. Yo no soy optimista, creo que tengo tendencia a ser pesimista, que tengo una cierta inclinación a la melancolía. A mí un optimista me suele parecer un pesimista mal informado, y en consecuencia suelo tender a la introspección y al retraimiento, a la melancolía, como decía antes. Aunque mi manera de expresarme no lo denote, lo cierto es que no me considero optimista por naturaleza, sino, más bien, todo lo contrario.

10.- ¿Cuántas veces te dicen Gonçal y Arnau que reduzcas la velocidad, que pongas el mapa de ahorro de combustible y cuides las gomas?

Afortunadamente Gonçal y Arnau tienen una vida personal y profesional muy rica. Ambos están haciéndolo muy bien en sus campos respectivos, siempre vinculados al mundo de la competición y muy directamente también con el mundo de la comunicación, y para mi desgracia coincidimos poquito, por lo que no tienen ocasión de corregir mi manera de conducir.

Entre otras cosas hay que decir que ellos conducen mucho mejor que yo desde hace muchos años, no en balde comenzaron a montar en moto a los cuatro años los dos. Van en moto muy bien. En el caso de Arnau, además, es Campeón de España de automovilismo, por lo que poco puedo enseñarles yo a ellos.

Cuando salimos en moto por la montaña —ahora, desgraciadamente en contadas ocasiones cuando antes era más habitual—, me es absolutamente imposible seguirles el ritmo, y si alguna vez he coincidido en un circuito con Arnau, pues ya ni te cuento, entre otras cosas porque él lo hace muy bien y porque yo, como piloto, soy lo peor que he visto en la vida.

He participado en algunas carreras, sobre todo en rallys, siempre como copiloto. Participé en muchísimos hace ya muchos años —esto ya queda muy atrás—, pero cuando luego he intentado hacer alguna carrera de velocidad no he visto a nadie tan malo participando en una prueba. De verdad: soy un piloto malísimo en cualquier especialidad.

11.- Resulta obvio decir que el periodista y el comunicador necesitan de la empatía, confianza y complicidad de su público. Cuando éstas se pierden y surge en su lugar una hostilidad irracional, ¿es preferible darle al aficionado lo que pide o jugársela a mantener la dignidad arreando con las consecuencias?

Vamos a ver. Yo creo que cuento con la empatía, con la confianza y la complicidad del público, mayormente.

Empecé en todo esto cuanto tenía trece años y tengo cincuenta y seis. Es decir, hace cuarenta y tres años que me dedico a informar fundamentalmente del deporte del motor, tanto de las dos como de las cuatro ruedas. Durante este tiempo, he tenido la inmensa fortuna de participar en diversos medios de comunicación, bastante importantes por cierto, y además con resultados creo que muy interesantes.

Con mi gente hemos conseguido muy buenos resultados de audiencia. Por ejemplo, en TV3, con la Fórmula 1, hemos sido durante muchísimos años los líderes absolutos de audiencia y esto no se consigue si no existe esta empatía, esta confianza por parte del espectador, del consumidor final de los productos que nosotros hacemos. En consecuencia, pienso que sí que cuento con ellas, si no, no hubiera aguantado tantos años haciendo programas tanto en televisión como en radio, por lo que, en este sentido, sigo sintiendo que gozo de la empatía y la confianza de los espectadores y oyentes, porque en caso contrario no hubiera permanecido tantos años en antena con programas tan diferentes y en medios tan distintos.

Que en momentos puntuales puedan haber habido críticas... ¡Por supuesto que las ha habido y las hay! ¡Extraño sería que no las hubiera! No puedes pretender agradar a todo el mundo porque esto conduciría a la absoluta esquizofrenia. En mi caso, evidentemente que las he tenido y hay gente a la que no le he gustado, pero si ponemos todas las opiniones en una balanza, el plato de las favorables pesa mucho más que el de las negativas.

De todas formas, si esto no fuese así, también me gustaría dejar claro que bajo ningún concepto iba a modificar mi forma de hacer las cosas para agradar al público. No creo que hay que trabajar para agradarle a cualquier precio, sino que hay que hacerlo para intentar hacer las cosas con la mayor honestidad posible. Desde este punto de vista, si no lo he conseguido, pues ya lo siento, pero al menos he intentado ser siempre honesto, no faltar a la verdad y trabajar con el máximo rigor posible.

12.- Cuando decides estudiar la carrera de Periodismo, ¿imaginabas convertirte en un profesional tan controvertido?

Bueno, vuelvo a lo que decía antes: no me considero un profesional controvertido. No creo que haya generado tanta polémica a lo largo de mi carrera. Pienso, más bien, que de forma mayoritaria he contado con la aprobación de las personas que me han leído, me han escuchado o me han visto.

Que en algún momento dado ha habido quien discrepaba de mis criterios… Pues por supuesto que sí. Y, además, creo que esto es bueno que sea así. Que haya una discrepancia de criterios pienso que está bien. Pero no, no me considero un profesional que haya creado mucha animadversión.

13.- ¿Piensas que hay esperanza para tu profesión con tanto fuego cruzado y tanto pescador en aguas revueltas?

El periodismo no atraviesa su mejor momento, eso está claro. Se ha convertido en una profesión precaria. La información ya no tiene valor, hay medios que la regalan, y ahora, lo único que más o menos se paga es la opinión, la valoración y la interpretación, por lo que no se puede decir que el periodismo esté atravesando un momento dulce. Está siendo una profesión mal valorada desde muchos puntos de vista, pero sobre todo desde el económico.

En cuanto al fuego cruzado, bueno, cuando el fuego cruzado se produce entre los propios profesionales —y esto pasa—, pues mal vamos, evidentemente, porque si en una situación en que se necesita trabajar de la forma más unida posible esto no se da, ya ves, vamos realmente muy mal.

Y sobre los pescadores en aguas revueltas, hay que decir también que existe mucho intrusismo en la profesión.

Por supuesto que la gente es libre de opinar, y que informe y pueda aportar datos es muy, muy positivo. Ésa es la parte buena de las redes sociales. Pero que una persona tenga un blog o que sea muy activa colgando comentarios en Twitter no quiere decir que sea periodista. Estamos empleando la palabra periodista un poco a la ligera. Creo que hay gente que se auto cuelga la etiqueta de periodista sin serlo, y a mí me parece que hay que distinguir entre los diferentes niveles y formas de comunicar, de transmitir información, en definitiva.

Es mi punto de vista, claro, y por supuesto que puedo estar equivocado. Pero yo lo veo así y admito discrepancias pues seguramente quien discrepe de mí en estas consideraciones probablemente tenga también razón, porque todos la tenemos en la interpretación de temas tan subjetivos como éste.

14.- Don Julio Caro Baroja decía que todo vasco lleva en su interior un «marmitón», un cocinillas, alguien que disfruta en la cocina y en la mesa. ¿Te llevas bien con los pucheros y las sartenes? Y ya que estamos, Josep Lluís: la tortilla de patata, ¿con cebolla o sin cebolla?

No tengo ni puñetera idea de cocinar, soy un auténtico desastre también para esto. Me sabe mal. Me gustaría pero es que no tengo ni idea, y tiene una explicación: mi familia se ha dedicado históricamente al mundo de la restauración. En casa siempre hubo hoteles, restaurantes, por lo que nunca me vi en la necesidad porque afortunadamente había mucha gente alrededor que se dedicaba a ello y yo era más bien un niño mimado en este aspecto.

Sobre la tortilla de patatas, pues te confieso que me da igual. Siempre que esté bien hecha me parece perfecto tanto si tiene cebolla como si no la lleva, pero sobre todo, que no esté quemada, por favor, no me gustan las tortillas quemadas.

15.- Carlos (Castellá) prefirió declinar recomendarme un libro. ¿Te animas tú a indicarme uno? ¿Y una canción o una pieza de música?

Hombre, pues sí. Carlos no lo hizo pero yo sí voy a hacerlo.

Me gusta mucho leer y soy un lector compulsivo, no sólo de libros de la temática del motor, sino de todas las especialidades y géneros. Me gusta mucho la literatura pero hoy, aquí y en este ámbito, y como homenaje a Carlos, voy a recomendarte Los misterios de Ayrton Senna... Que para muchos es algo más que una biografía del brasileño pero para mí no es una biografía, ni tan siquiera el relato de la vida de Senna, sino la crónica de una época, la historia de un tiempo, y sobre todo, una genial manera de contarnos cómo se vivía la Fórmula 1 en una etapa determinada de su historia.

En cuanto a la pieza sonora, tengo que decir que soy muy ecléctico con la música. Me gusta todo tipo de música. Me encanta la clásica y soy un loco de la ópera, pero también me gusta el rock. Me gusta muchísimo. No me gusta la electrónica, supongo que por un tema generacional, pero bueno, te diré que aunque soy capaz de admirar a Wagner y de enamorarme de Verdi, también me fascinan los Rolling Stones, son mi grupo favorito. También me gustan Linkin Park... En fin tengo gustos muy, muy variados en la música y te recomendaría cualquier pieza de los Rolling Stones, especialmente Sympathy For The Devil o Jumpin Jack Flash, son dos canciones que me encantan.

16.- Volvamos a Montjuïc y Pedralbes. ¿Qué sientes que ha dado Cataluña al motorsport español?

Cataluña ha aportado mucho al motorsport español y el motorsport español ha aportado muchísimo a Cataluña. Creo que es una alimentación recíproca, ¿no?

¿Por qué digo esto? Bueno, porque evidentemente en Cataluña ha habido una gran pasión por este deporte y también una industria floreciente relativa al mundo del motor, pero esto también se ha dado en otras regiones de España. En Valencia, por ejemplo. Lo que ha aportado Valencia al motociclismo español es espectacular. No sé, Angel Nieto. Nació en Zamora y se crió en Madrid, y luego, deportivamente hablando, se forjó en Cataluña, cuando vino primero a trabajar en Bultaco y luego se fue a Derbi, donde se convirtió en la leyenda que es…

Es algo que se retroalimenta. Cataluña ha dado mucho al motorsport español, pero el motorsport español también ha dado muchísimo a Cataluña y no reconocerlo sería injusto.

No reconocer el trabajo de los Emilio de Villota, de los Jesús Pareja, de los Adrián Campos... De Carlos Sáinz, ¿qué decir de Carlos Sáinz?, o de Antoñito García, además de Fernando Alonso y los grandes mitos, pues evidentemente sería muy injusto. Sí, creo que ha sido una retroalimentación recíproca.

17.- Imagino que no te arrepientes de haberle dicho que eres catalán a Sebastian Vettel, pero ¿no te pareció demasiado liviana la respuesta del alemán?

Ésta es una historia que daría para una explicación muy larga, para un programa entero sólo con este tema, que no voy a hacer. Y no voy a hacerlo por dos motivos: primero, porque no voy a pedir perdón ni permiso por ser catalán o por tener una ideología determinada, y en segundo lugar porque todo lo que sucedió en esa conversación con Sebastian Vettel se ha tergiversado de tal forma, se ha manipulado tan torticeramente, que no estoy dispuesto a dar más carburante a los malintencionados.

Este fue un comentario que nació a raíz de una conversación sobre fútbol, ¡de fútbol!, que es un tema del que he hablado bastantes veces con Sebastian. A partir de ahí se ha hecho una manipulación asquerosa por parte de unos, pero también por parte de otros.

Lo que sí sé, es que nunca antes tan pocas palabras «I'm sorry, but I'm catalan» me habían hecho tanto daño como éstas. Dicho esto, por supuesto que no me arrepiento de lo que dije, en absoluto, porque no hay nada malo en mis palabras. No hay nada malo, no hay nada excluyente, no hay nada hiriente, y quien diga lo contrario, quien piense lo contrario, que lo argumente, pero que lo haga desde la racionalidad, no desde el odio, no desde la mala intención, no desde la visceralidad. Y no quiero hablar más de ello porque cada vez que abro la boca sobre este tema sale el imbécil de turno dispuesto a manipular cualquiera de mis palabras y ya no me da la gana darle más carburante a nadie con esa historia.

18.- ¿Cómo es Barcelona al atardecer?

¡Fantástica, maravillosa! Aunque últimamente la ciudad está muy fea porque los encargados de conducir sus riendas lo están haciendo francamente mal, lo cierto es que Barcelona es genial.

Ver atardecer en Montjuïc es una experiencia única. Ver cómo se pone el sol en el horizonte desde la montaña del Tibidabo es mágico.

Tengo la inmensa fortuna de vivir en una de las mejores ciudades del mundo. Estoy enamorado de Barcelona, me encanta vivir en Barcelona. De hecho, mi arraigo por esta ciudad es tan grande, tan apasionante, que no sé si por culpa o a causa de ello, mi trayectoria profesional muchas veces se ha visto condicionada por esa circunstancia, ya que no me apetece vivir en ningún otro lugar del mundo que no sea éste, a pesar de que suelo encontrarme muy bien en otras latitudes y no tengo problemas de adaptación a nuevos entornos, para nada. Pero Barcelona, mi gente, mi familia está por encima de todo, y yo, aquí, realmente me encuentro muy bien.

19.- A pesar de que los errores y equivocaciones en la narración deportiva son el pan nuestro de cada día y gozan de una generosa y arraigada tradición en España, los tuyos, en particular, han alcanzado rango de fenómeno mediático. En este sentido me gustaría saber si la incomodidad induce al error, o si la incomodidad produce una inseguridad que lleva al error.

Vamos a ver, creo que me estáis otorgando una importancia que no merezco. No creo que mis errores sean tan míticos como tú dices. Los ha habido, por supuesto que sí, y no pocos, y soy el primero en reconocerlo. Ahora bien, suelo hablar a toda velocidad, a toda mecha...

Insisto en lo que te decía de Murray Walker: quien mucho habla mucho yerra, mucho se equivoca, y yo hablo muchísimo, demasiado probablemente, y en consecuencia, esto lleva a cometer errores.

Cuando estás sometido a una presión extra debida a la crítica por esos errores, probablemente ello te induzca a cometer más aún. Todo depende de cómo seas capaz de gestionar esta tensión. Indudablemente hay personas a las que las críticas les afecta más que a otras. Es paradójico pero es así. 

20.- Como periodista, ¿en qué deporte te sientes más en tu salsa?

En cualquiera de los del motor.

He retransmitido otros deportes —no sólo fútbol después de esta mala experiencia que he tenido últimamente—, mucho boxeo, por ejemplo, y también básquet.

Me gusta el boxeo pero el básquet no es un deporte que siga especialmente en los últimos años. Me gusta bastante la NBA aunque no demasiado la ACB. La verdad es que no sigo mucho ni la ACB ni tampoco la NBA; pero bueno, disfruto viendo determinados partidos de esta última y siempre que he tenido ocasión de ir a verla en vivo, confieso que no me lo he perdido porque me parece un espectáculo más allá del deporte.

21.- Formas con Joan (Villadelptrat) una de las parejas más sólidas y mejor engranadas de la comunicación audiovisual. ¿Algo que decir sobre esa asombrosa simbiosis?

No, la verdad es que Joan es mucho más que un compañero de micrófono. Joan es un amigo.

Hace muchísimos años que nos conocemos. Primero cuando él estaba en Inglaterra… Bueno, la diferencia de edad no impide que nos entendamos muy bien porque hablamos un lenguaje muy parecido y, además, nos une la pasión por casi las mismas cosas en la mayoría de campos.

La verdad es que tenemos mucha química, aunque luego hay quien dice de nosotros que somos como los abuelos de los Muppets, esos dos abuelos cebolleta que están ahí en el palco del teatro de la ópera...

Nos queremos mucho pero también nos peleamos muchísimo, ¡eh! No creas que nuestra relación es un camino de rosas, nos peleamos como ocurre en cualquier matrimonio. Lo cierto es que Joan y yo nos llevamos francamente bien, pero esto no quiere decir en absoluto que no discutamos a veces y que en un momento dado no discrepemos sobre determinados asuntos. Pero como nos gustan cosas muy complementarias —él es un superexperto en la parte técnica; a mí la técnica me gusta, aunque por supuesto no tengo los conocimientos que tiene él en esta materia—, los dos nos compenetramos con relativa facilidad en este aspecto. Además, con todo el bagaje de sus cuarenta años de experiencia en la Fórmula 1 más los cuarenta que yo llevo en el deporte del motor en general, no sólo en Fórmula 1 sino también en motos, pues pienso que la suma de ambos…

Lo divertido es compartir una cena con nosotros, cuando no estamos ante el micrófono o la cámara, porque entonces es cuando empiezan a aparecer las anécdotas más salvajes. Alguna de ellas no puede ser narrada a través de ningún medio de comunicación porque, no sé, el espacio tendría dos rombos y en horario protegido infantil, igual nos ganábamos un tirón de orejas por parte de alguien.

22.- ¿Podrías decirme cuál es, a tu modo de ver y en cuanto a pilotos se refiere, el «Top Five» de nuestra actual parrilla? Y si no es mucho abusar: ¿por qué?

Yo diría que en el número uno tenemos a Lewis Hamilton. Es el hombre que ha ganado más títulos mundiales recientemente y su capacidad como piloto está fuera de toda discusión.

Con el número dos, Fernando Alonso. Su habilidad al volante es absolutamente incuestionable. Creo que ha tenido muy mala suerte en los últimos años con los coches que le han acompañado, pero no hay duda de que su potencial como conductor es absolutamente espectacular.

Con el número tres yo pondría actualmente a Daniel Ricciardo. Me parece un piloto completísimo, muy bueno en cualquier circunstancia.

Con el número cuatro a Checo Pérez. Me parece un piloto muy valiente, muy agresivo y muy listo en pista.

Y con el número cinco pondría a Carlos Sáinz por su muchísimo potencial y porque tiene todo su futuro por delante.

23.- ¿Hay esperanza para la Fórmula 1 ahora que ha llegado el séptimo de caballería?

Por supuesto que sí, por supuesto que sí. Pero, por favor, que no nos cambien tanto este deporte...

Evidentemente, la máxima disciplina necesita de una capita de barniz, y antes de aplicarlo hay que rascar la superficie porque si pintamos encima va a saltar lo que demos si no hemos quitado previamente la capa vieja. Pero no nos pasemos con el papel de lija, por favor. Podemos pulir determinadas cosas, pero si lo cambiamos demasiado, podemos dejar la Fórmula 1 tan irreconocible que será cualquier cosa menos Fórmula 1.

24.- ¿Hay espacio para el tiempo libre en una vida tan ajetreada como la que llevas?

Sí, claro que lo hay, pero tienes que levantarte a las cinco de la mañana, si no, no hay espacio.

A mí, además del deporte del motor, insisto, me gusta mucho leer, me gusta ir al teatro, es otra de mis grandes pasiones. El cine no me gusta, en cambio el teatro sí, y me fascina la ópera. Son actividades que practico habitualmente, y me gusta también hacer deporte. Aunque no dé esa sensación, soy un gran deportista aunque no lo parezca. Hago bastante mountain bike, muchísimo spinning, y ahora hago nordic walking, últimamente se ha convertido en uno de mis hobbies.

25.- ¿Qué le dices a Merlos cuando lo encuentras en el reflejo del espejo?

¡Joer macho, qué feo que eres… Pero eres buen tío! ¡Venga, va. No seas tan cabrón y date otra oportunidad!


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2 comentarios:

Aficionando dijo...

Excelente entrevista.

GRING dijo...

Siempre ha habido multitud escuchando la información unidireccional, asintiendo, criticando, despotricando, insultando, aplaudiendo, difundiendo...pero los profesionales de la información, desde su olimpo, casi no se enteraban; alguna carta al director, pero prácticamente sin incidencia. actualmente les toca escuchar o leer en las redes sociales lo que antes su público comentaba en los bares o con los amigos. y no les gusta. Pero ¿quién ha abandonado la imparcialidad y ha disfrazado la opinión de información? ¿Quién nos da información filtrada, interesada, comprada y la llama "verdad"? ¿Es tan caro informar de forma amena, incisiva y veraz? Entiendo que el juego consiste en seguir en la brecha, para lo que hay que cuidar relaciones de confianza, pero ¿es imposible tener la buena noticia en la comisura de los labios y morderse la lengua para seguir cómodamente en el negocio de la información? No es una crítica al entrevistado en particular, sino a la profesión que se apaga en general. Hoy la comunicación fluye en dos sentidos, y el que genere confianza por su honradez profesional y cercanía en su relación con sus seguidores será quien se asiente en su labor.

Felicidades al entrevistador, aunque le tengo que dar un tironcillo de orejas al dejar escapar vivo al entrevistado tras su crítica a blogueros y demás 2.0 y 3.0. Muchos son los que en multitud de campos hacen una labor divulgativa, informativa, inquisitiva (en el buen sentido) e investigadora que brilla por su ausencia en los medios tradicionales que Merlos representa. Hubiera sido un buen duelo entre los dos márgenes de la realidad...¡Para la próxima!

Saludos!