Haas ha sido en Barcelona una de las dos escuderías, Ferrari es la otra, que ha acumulado más kilómetros en 2017 con respecto a los realizados en 2016, lo que apunta a que el VF-17 de este año se ha presentado en la fase previa de la competición con buena parte de los deberes hechos.
Obviamente, a este estado de cosas ha ayudado contar con la única versión cliente que Maranello pone en pista, ya que Sauber, como comentábamos hace unos días, seguirá utilizando el Tipo 059/5 de la temporada pasada.
Y lo menciono en el segundo párrafo porque tanto Ferrari como Mercedes-Benz se han limitado a evolucionar sus respectivas unidades de potencia en vez de asumir riesgos con nuevos planteamientos, como han hecho Honda y Renault, lo que ha dado lugar a que el escenario en este apartado haya estado dominado por una maravillosa fiabilidad que, en el caso de la norteamericana, ha trasvasado los problemas hacia el lado del chasis y la aerodinámica.
El coche se ha mostrado solvente, aunque cabe recordar que Montmeló es un trazado promedio y que en este sentido, las flaquezas evidenciadas en tierras catalanas podrían agudizarse en circuitos más rápidos o incluso en los lentos Mónaco o Singapur, ya que donde más se ha dolido el Haas [La hormiguita (VF-17)] ha sido en el tratamiento de las gomas y los frenos.
Lento a la hora de meter las ruedas en temperatura, las primeras vueltas de cada stint suponían una elevada inclinación al deslizamiento a la entrada de curva y a que en determinados sitios, la tendencia a irse de morro fuera más que evidente, por ende, todo eso llevaba a un excesivo castigo de los frenos. Este fenómeno limitaba, además, la duración del tiempo de aprovechamiento de los compuestos y originaba en la fase de declive de los mismos, que los problemas en curva se reprodujeran casi al milimetro.
En principio, todo ello se podría deber a que las bendiciones de la unidad de potencia italiana no han sido ni bien calibradas ni desde la suficiente antelación por la gente de Banbury. No obstante, en tandas con neumáticos medios y fundamentalmente en manos de Romain Grosjean más que con Kevin Magnussen al volante, superadas las primeras vueltas el VF-17 se mostraba firme y resuelto, lo que habla de la bondad del chasis y su buen equilibrio en orden de marcha, incluso en las comprometidas curvas 3 y 9 del trazado barcelonés.
Desde luego no ha sido un gran comienzo, pero hay que recordar que estamos hablando de Haas y que a poco esfuerzo que pongan en corregir estos problemas de juventud, la norteamericana podrá defenderse en su territorio natural: la parte baja de la montonera.
Os leo.
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