martes, 16 de septiembre de 2014

Nadie lo entiende


¿Por qué sufre un hombre si nadie lo quiere? ¿Por qué la vida, con gusto hiere...?

Llevo con Café Quijano en la oreja desde que he bajado al estudio, allá como a las cuatro de la madrugada. No os extrañéis, cuando uno se acuesta a la hora en que lo hacen las gallinas se levanta para despertar al gallo con sus correspondientes horitas de sueño reparador a cuestas.

Languidece la noche en Gorliz mientras lejos, muy lejos, quiero creer, el amanecer se abre paso con pie resuelto y arteras intenciones. Mientras llega he visto las sombras y sentido la frialdad silenciosa que morirá quizás cuando esté terminando estas líneas, tomando café en el patio, con la tacita que me regalaron en Portugalete entre las manos y Sura rozando mis pies.

De nuevo los bulos, ese tic-tac que marca el ritmo de nuestras miserias como deporte, que avisa de lo tontos que somos, consolándonos creyendo que una temporada mala de cojones resulta buena de cojones y todo por cojones, por pura testosterona o cerrazón, por no ver o no querer ver que si 2014 fuese realmente interesante, no cabrían entre prueba y prueba tantas respuestas sobre lo que sucederá el año que viene y el otro, y el otro, y el otro...

Cerca del reloj de las tragedias, de lo injusto de tu celda, que te ahoga y que te encierra...

Huimos, pero cabe decir que por la peor senda. Podríamos haber elegido analizar por qué hemos escogido a una escudería como McLaren para darle un mejor futuro que el que proponemos a Ferrari; o valorar serenamente por qué rechazamos que Red Bull podría haber entrado en una de esas etapas malas que sufren todas las escuderías, ahora que el mago de Milton Keynes se ha pasado a retaguardia para curar sus heridas; o intentar entender por qué coño Mercedes AMG parece ser mucho más que la unidad de potencia distinguida con la estrella de tres puntas...

Quien renuncia a seguir haciéndose preguntas muere un poco cada día, como morirá dentro de un rato la noche que me devuelve como sustancia el reflejo del estudio en los cristales de la ventana que tengo enfrente.

Dicen ahora que Fernando se va a Red Bull y que Sebastian ocupará su sitio en Maranello. No dicen cuándo y tal vez no interese decirlo, aunque me pregunto a quién coño le importa todo esto cuando podríamos estar hablando perfectamente de un montón de cosas diferentes si fuese el caso, que la temporada siguiera viva y no muerta, tal y como se pretende.

¿Por qué se detiene el tiempo...?

Os leo.

4 comentarios:

SMNacho dijo...

Cuando te siéntelas delante del ordenador a esas horas salen textos brillantes como este. Al margen, qué ocurrirá si es verdad y el año que viene Ferrari evoluciona su diseño y Red Bull se estanca?
La maldición?

Aficionando dijo...

Si yo fuera Alonso -qué fácil es decirlo- , con todo el dinero del mundo en mis bolsillos y dos copas de campeón del mundo en la vitrina, me jubilaba en Ferrari. Ferrari es la aristocracia ¿Red Bull? ¡Qué horror! Una fábrica de brebaje para pastilleros.

J-CAR dijo...

"Corremos a más no poder hacia el futuro y vamos tan rápido que el presente se nos escapa y la polvareda de nuestra carrera nos disimula el pasado."
(Boris Vian: Los constructores de imperios o el Schmürz.)

Da igual lo idiotas que sean las decisiones que tomen estos constructores de imperios, siempre que tengan a alguien a quien dar de ostias, se seguirán sintiendo poderosos.

Buena pregunta. ¿A que viene tanta persecución loca del futuro? ¿Se buscan ilusiones posibles en el futuro para apartar la mirada de un presente poco ilusionante? ¿Es lo que decía el otro día analizando el discurso de Montezemolo, emprendemos la huida veloz hacia el futuro cuando el presente nos asusta porque nos huele a muerto?

¡Saludos!

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenos y retrasadísimos días ;)

Nacho ;) Yo sigo a postando porque se quede en Ferrari, Red Bull podría haber entrado en de recesión sin darnos cuenta. Son demasiadas dudas para todos pero lo más seguro es que Fernando se conoce Ferrari como la palma de su mano ;)

Aficionando ;) Al 100% de acuerdo ;)

J-Car ;) El presente huele a muerto que apesta, compañero, y en este sentido, no me extraña que haya quien huya de él como de la peste. Dicho lo cual, la cita de Vian es un bonito epitafio para un mundo que pudiendo ser de otra manera, ha elegido morir soñando que puede evitar lo inevitable ;)

Un abrazote

Jose