Conforme va pasando el tiempo voy macerando la idea de que en el seno de la FIA no hay nadie mínimamente capacitado para regular como Dios manda, un deporte que cada día que pasa depende más y más de la aerodinámica.
No trato de ser superfluamente peyorativo, entendámonos. Para justificar tanto desfase como observamos entre el reglamento técnico y su aplicación en pista, de manera coloquial se suele decir que los ingenieros que intervienen en la Fórmula 1 van siempre un paso por delante del máximo organismo, pero el caso es que de unos años a esta parte, no sería sólo uno el que llevan de ventaja, sino varios, y eso unicamente puede ser posible si aceptamos que la FIA ni se ha reciclado, ni tiene previsto cambiar de derrotero a corto o medio plazo.
En este depauperado escenario, los responsables de establecer y articular la normativa parecería que acaban de terminar el bachillerato, mientras que los encargados de aplicarla llevarían algún que otro master debajo del brazo. Así, no resultaría extraño que se organice un sainete encaminado a limitar los efectos de la aerodinámica, estrenado en 2009, que ha derivado dos años después (¡por favor, sólo dos!), en un resurgir asfixiante de la bendita disciplina.
Hasta hace poco, pensaba que la razón de tanta inoperancia federativa estribaba en que sus adalides jugaban con una cierta desventaja frente a los equipos, en campo contrario o como queramos llamarlo. Regular en una atmósfera de continua evolución técnica es complicado. Tener previsto el posible abanico de soluciones que ofrece una misma norma, obviamente también... siempre y cuando se sepa qué se está manejando, porque como no se tenga ni repajolera idea de lo que se lleva entre manos, se están poniendo a huevo los atajos a quien sí sabe del asunto.
Lógicamente, la libertad no encaja en tamaño contradiós. Sólo cabe regular hasta la extenuación para tratar de evitar agujeros, y cuando estos surgen, poner parche tras parche, matizar lo aceptado, permitir o prohibir cualquier avance mientras se reza a renglón seguido para que lo sancionado o neutralizado no suponga un roto de difícil enmienda, y desde luego, siempre cruzar los dedos.
La última muestra la hemos tenido a cuenta de los Difusores Soplados: ni sabían qué eran cuando los permitieron, ni saben cómo lidiar con los Escapes Sopladores, porque tampoco los comprenden. Como diría mi abuela, a quien no menciono desde hace mucho: han oído campanas, pero no saben dónde.
Anda el horno como para pedir peras a un olmo... ¡Pues vaya!
No trato de ser superfluamente peyorativo, entendámonos. Para justificar tanto desfase como observamos entre el reglamento técnico y su aplicación en pista, de manera coloquial se suele decir que los ingenieros que intervienen en la Fórmula 1 van siempre un paso por delante del máximo organismo, pero el caso es que de unos años a esta parte, no sería sólo uno el que llevan de ventaja, sino varios, y eso unicamente puede ser posible si aceptamos que la FIA ni se ha reciclado, ni tiene previsto cambiar de derrotero a corto o medio plazo.
En este depauperado escenario, los responsables de establecer y articular la normativa parecería que acaban de terminar el bachillerato, mientras que los encargados de aplicarla llevarían algún que otro master debajo del brazo. Así, no resultaría extraño que se organice un sainete encaminado a limitar los efectos de la aerodinámica, estrenado en 2009, que ha derivado dos años después (¡por favor, sólo dos!), en un resurgir asfixiante de la bendita disciplina.
Hasta hace poco, pensaba que la razón de tanta inoperancia federativa estribaba en que sus adalides jugaban con una cierta desventaja frente a los equipos, en campo contrario o como queramos llamarlo. Regular en una atmósfera de continua evolución técnica es complicado. Tener previsto el posible abanico de soluciones que ofrece una misma norma, obviamente también... siempre y cuando se sepa qué se está manejando, porque como no se tenga ni repajolera idea de lo que se lleva entre manos, se están poniendo a huevo los atajos a quien sí sabe del asunto.
Lógicamente, la libertad no encaja en tamaño contradiós. Sólo cabe regular hasta la extenuación para tratar de evitar agujeros, y cuando estos surgen, poner parche tras parche, matizar lo aceptado, permitir o prohibir cualquier avance mientras se reza a renglón seguido para que lo sancionado o neutralizado no suponga un roto de difícil enmienda, y desde luego, siempre cruzar los dedos.
La última muestra la hemos tenido a cuenta de los Difusores Soplados: ni sabían qué eran cuando los permitieron, ni saben cómo lidiar con los Escapes Sopladores, porque tampoco los comprenden. Como diría mi abuela, a quien no menciono desde hace mucho: han oído campanas, pero no saben dónde.
Anda el horno como para pedir peras a un olmo... ¡Pues vaya!
6 comentarios:
Hola,
te leo a menudo pero nunca he escrito. Tu blog me gusta mucho.
Esa iglesia y esas campanas se parecen a las de mi pueblo -ja,ja,ja-
Estoy de acuerdo en que la FIA está varios pasos por detrás y no sabe ni cómo regular ni a quién penalizar.( Les pasa lo mismo que a mi jefe).
Venga grupos de trabajo que luego les torean (Ross Brwan y sus difusores), un día se éstos nombrarán un jefe de "los lápices usados", mientras las carreras son una merienda de "listos". A lo mejor es que es fácil ser listo cuando en la FIA abunda tanto "tonto".
Saludos
Lorena
Hay dos cosas que tienen difícil explicación o justificación cuando la FIA habla de reducir costos: meterse en la aventura de diseñar un nuevo motor que costará 75 millones a cada fabricante y no meter mano a la aerodinámica que ahora mismo es donde los equipos gastan al menos la mitad de sus presupuestos y que es la culpable de que las carreras sean una bosta de vaca.
en un comentario en algún sitio puse hace unas semanas que la FIA en realidad prohibe cuando se entera, porque ni tiene los mejores ingenieros (éstos están en los equipos lógicamente) ni tiene los mejores medios y además son menos que los que están en el "campo contrario". Les cuelan cosas y cuando de verdad se enteran es cuando los ingenieros de otros equipos les avisan, pero claro, esos ingenieros tardan un tiempo en saber de qué va la cosa puesto que no tienen planos ni datos, sólo las obsevaciones. por eso trae tan en centa ir al límite del reglamento sobre todo a principio de la temporada, hasta que el resto de los equipos puede copiar (a veces incluso mejorando) las ideas de algunos
marta
Tengo la impresión de que pecas de inocente. La FIA prohíbe a veces de inmediato y con efectos preventivos incluso ante posibles espíritus de las normas. En cambio en otros casos parece que los espíritus no existen pero sí los fantasmas.
La FIA prohíbe y permite según sus intereses.
Buenas tardes.
Lorena ;) Bienvenida. Yo también pienso que tienen el síndrome del mal jefe, Tiranosaurio Rex de pacotilla que no sabe ni por dónde le pega el aire, una joyita, vamos XDDDD
Arce ;) Por ahí hincaba el diente yo. Si supieran de aerodinámica todavía no sería entendible lo que están haciendo, pero si como sospecho no tienen ni idea, hasta resulta comprensible el berenjenal donde se han metido XDDDDDDD
Marta ;) Pues como dirían en mi pueblo, es como para tirarlos al pilón con el traje de los domingos XDDDDDD Y llevas razón en que una vez abierta la puerta, todos intentan pasar a través de ella, lo que nos lleva media temporada como poco :P
Anónimo ;) Lo que dices sería así si entendieran, pero me temo que no entienden. En el caso del alerón de Ferrari, como era evidente y no estaba regulado, pues a regularlo para prohibirlo. En otros casos les entran dudas de si han regulado bien o mal, y entonces deciden abrir la manga para no parecer perfectos inútiles, que es lo que son :P
Y llevas razón en lo de los intereses, pero a lo mejor el único que tienen es prolongarse ad nausean XDDDDDDD
Un abrazote
Jose
AD NAUSEAM, que tengo el latín un poco olvidado XDDDDDD
Jose
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