La tibieza es un efecto secundario del consumo excesivo de prensa especialista anglosajona, lo tengo más que comprobado, pena que mi opinión no valga un pimiento. Escribo, ya sabéis. Sólo escribo sobre una pasión que no entiendo porque no la he vivido a pie de pista cuando llevamos años siendo empujados a disfrutarla a través de la televisión o Internet; hoy, cuando el público ya no es necesario y se celebran mundiales con gradas vacías y valen lo mismo que cuando estaban llenas.
Comprendes de estas cosas viendo películas como Spanglish o Dame 10 razones, seguramente porque adoro a Paz Vega, y también a Morgan Freeman, porque elegir no me cuesta y porque creo que es incluso bueno arriesgarse a cometer errores de apreciación.
Y el caso es que en un proceso de destilación como es la Fórmula 1, que busca encontrar los mejores de la especialidad durante una temporada o una etapa del deporte, hay muchos que con tal de sobrevivir en la comodidad de la equidistancia se emboscan en el miedo a tomar decisiones y en el ramplón todos merecen el mismo respeto.
Me fascinan los gatos en general pero sé perfectamente qué seis hembras y dos machos me van a tener siempre a su lado, y, obviamente, no desmerezco a los demás. Me encantan los perros en general, pero hay una perrilla que me resulta particularmente diferente a los demás, y, entendámonos, no desmerezco a los demás. Me encandila disfrutar de lo que me rodea, así, en general, pero diferencio lo que me gusta y prefiero agotar mís días en su compañía. Entre Carla y Valeria, por ejemplo, me quedo de calle con la segunda, y entre consumir hipocresía rancia y whisky, pues eso, mejor el whisky que tragar con lo que me cuentan los que reventaron el fair play en 2007, 2014 o 2016, y siguen dispensando lecciones de deportividad que nadie ha pedido.
«Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca...»
Y eso, que escribo y os leo.
1 comentario:
Y qué bien lo haces...
Abrazote largo y apretao...se te quiere ❤️
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