La imagen de entradilla se corresponde con el Sauber de Ericsson pero para el caso patatas, la situación de la suiza es un claro exponente de cómo están las cosas en el seno de nuestro deporte, y puesto que nadie parece querer decirlo abiertamente, me voy a permitir el lujazo de preguntar si ha merecido la pena hipotecar la Fórmula 1 a los dictados e intereses de Mercedes-Benz.
Hemos hablado tanto de este espinoso asunto que da un poquito de pereza referirse a él en Viernes Santo, pero hay que hacerlo.
Durante los prolegómenos del caso Gribkowsky y la banca BayernLB, cuando Bernie se enfrentaba a una posible detención en el Gran Premio de Alemania de 2012, no fuimos precisamente pocos los que nos preguntábamos entonces con qué moneda estaba pagando el boss a la de Stuttgart, para que ésta olvidara en un cajón su código deontológico y su amenaza de abandonar la competición. Luego fuimos sabiendo, aunque casi resultó peor.
Cerrada la herida en los tribunales a comienzos de 2014, Ecclestone tardó cero coma en arremeter contra el las unidades de potencia alemanas. Al año siguiente, en 2015, continuaron las críticas y él mismo se encargó de filtrar que Mercedes había podido echar una manita a Ferrari, cuidándose posteriormente de que la ayuda llegara a Renault animando al consenso necesario entre los equipos para que Toro Rosso utilizase durante 2016 motores italianos versión 2015. También soltó algunas perlas sobre la supuesta posición ventajosa que había tenido Ross Brawn ante la FIA y en el Grupo de Estrategia...
Como guinda, Luca Cordero di Montezemolo se lamentaba en una entrevista a finales de la temporada pasada, de no haber apretado el botón del veto para impedir una etapa híbrida demasiado cara y claramente enfocada a perpetuar el dominio de la estrella de tres puntas...
Lauda le había confesado al de Bolonia que el diseño de la unidad de potencia Mercedes-Benz ya estaba definido en 2007 [Susanita tiene un motor], a partir de ahí resultaba sencillo entender muchas cosas, incluso la defensa que hizo Bernie de Pirelli durante el llamado Pirelligate de 2013, en el que, obviamente, también estuvieron involucrados Brackley, Stuttgart y Brawn.
No es cuestión de reabrir carpetas antiguas por ver qué guardan dentro, pero creo que estamos ante el típico caso de que un interés personal lleva a un negocio a un bonito atolladero.
Tampoco es que me sorprenda, la verdad. Bernie siempre ha actuado así en las pocas cosas que conocemos de su actividad fuera de foco, pero ahora que suena el runrún de que Mercedes-Benz podría estar interesada en ayudar a Honda, me apetece preguntar por qué no la ayudó desde el Grupo de Estrategia cuando se torpedeó a la japonesa en su primera temporada en Fórmula, sabiendo perfectamente, además, que así se cerraba la puerta a otros motoristas. Y lo que decía al comienzo, que no se me olvide: ¿realmente ha merecido la pena hipotecarnos así hasta 2020?
Os leo.
Os leo.
2 comentarios:
Este es el tipo de entradas que me hicieron engancharme a este blog. Solo puedo darte la enhorabuena y decirte que sigas así y no pares nunca, maestro!
keskusracing, ya somos dos, enorme entrada.
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