Dicen que quien con críos se acuesta meao se levanta, y aunque lo cierto es que para evitar tan desagradable coyuntura dispongo de pijama de neopreno, no dejo de soprenderme ante las cabriolas que puede hacer un friki con tal de llamar la atención.
Lo sé, esta capacidad de sorpresa es una bendición de Dios, y por ello bien que la cuido. Lo que no quita para cuando los bobos deciden salir de caza en redes sociales sintiéndose avalados por cualquier chorrada, me entren ganas de asomar a su paso para señalar sus sucios costurones, que los tienen, y para nuestra desgracia, abundantes.
Hace relativamente poco, Juan Cruz Ruíz nos deleitaba con una reflexión en El País titulada Wyoming y el chiste de las monjas. De entre sus líneas entresaco la contestación de la madre superiora al sargento de policía: «¿Que no ven nada? ¡Súbanse al armario y verán!», pues acota perfectamente el ángulo desde donde nos vigilan los modernos censores, tanto ahí fuera como aquí dentro, en la Fórmula 1.
O leo.
No existe tanto agravio por centímetro cuadrado en nuestro deporte como plantean los exégetas de la equidistancia, salvo que se busquen con ahínco o se inventen, hurgando, husmeando sin cesar en los quiebros y requiebros de la gente que está a sus cosas, con la única intencion de alimentar el yo me lo guiso yo me lo como que hizo famoso a Juan Palomo.
Conseguido el objetivo inicial, aunque sea artificialmente, hay posibilidad de levantar un debate y alcanzar un poquito de notoriedad entre los incautos que acostumbran a rebañarles sí o sí el esfínter, siquiera para que cuando en la conversación las interrogantes superen a las respuestas puedan recordar a todos que conducen karts, como si mi cuñado, por ser capaz de pintar una pared sin que se noten los chorretones de pintura, estuviese legitimado para criticar los paños de temple que adornan la Capilla Sixtina...
Hablan de Fórmula 1, se les llena la boca con ella mientras juegan con los patitos de goma en la bañera y chapotean verdades como puños que ha de entender todo el mundo.
Son prolíficos, neutros, rigurosos, cansinos, pero no entienden que si ponen tu nombre junto a la palabra mentiroso en un mismo tuit les puedas animar a que dejen de tocarse la pilila. Se autoproclaman alonsistas para excusar así la crítica a Fernando en público, armados siempre con la munición que consiguen mirando a los demás a través de los visillos, en un ejercicio de salud que recomiendan hacer al menos dos veces al día porque se puede y se debe criticar al asturiano ¿no?
Son prolíficos, neutros, rigurosos, cansinos, pero no entienden que si ponen tu nombre junto a la palabra mentiroso en un mismo tuit les puedas animar a que dejen de tocarse la pilila. Se autoproclaman alonsistas para excusar así la crítica a Fernando en público, armados siempre con la munición que consiguen mirando a los demás a través de los visillos, en un ejercicio de salud que recomiendan hacer al menos dos veces al día porque se puede y se debe criticar al asturiano ¿no?
Sí, supongo que se le puede criticar, pero yo también les puedo llamar cobardes e idiotas a los habitantes de patitolandia, ¿no?
«¿Que no ven nada? ¡Súbanse al armario y verán!»
«¿Que no ven nada? ¡Súbanse al armario y verán!»
1 comentario:
JUGADA MAESTRA DEL MÁS GRANDE EN LA FÓRMULA UNO ACTUAL:
ALONSO CORRERÁ LAS 500 MILLAS DE INDIANÁPOLIS CON MOTOR HONDA.
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