domingo, 10 de enero de 2016

Detachment


Si Max es la reencarnación del espíritu de Senna, un suponer, Carlos sería la de Prost. 

Así están las cosas. La pareja más joven de la parrilla parece dinamita pura. Dan ganas de quitarlos de Toro Rosso y pasarlos a Mercedes AMG, obviamente, habiendo sustituido previamente a Toto y Niki por el Ron Dennis de los ochenta: un tipo incapaz de coger un paraguas en mitad de una tormenta.

Fue ver a Karmele Marchante disfrazada de estelada, y saber que todo iba a acabar raruno en la tierra que vio nacer a Terenci Moix. La edad, que me puede. O quién sabe si el haber vivido bastantes cosas o el dormir y despertar en un pueblo chiquitito de la costa vizcaína. 

Todo me sabe a mar. Miro de cerca y no veo una porquería sin gafas, pero sin ellas, busco inmediatamente el horizonte curvo de esa masa de agua salada que define el acá y el allá, que cambia de tonalidad según venga la jornada o sea la hora del día, que a veces se muestra remisa a dar la nota cuando rompe en la playa, pero otras, brama endiabladamente como hace un borracho que busca bronca. Me calma saber que está ahí, que si aspiro hondo huelo a salitre, que si pongo atención, puedo escuchar sin haberme acercado a la arena, cómo pronuncia mi nombre secreto enfatizando cada sílaba.

Mi relación con la mar, que decimos por aquí, viene de lejos. Cuando crío, odiaba bañarme porque al sumergirme bajo las olas con los ojos cerrados, siempre sentía miedo. Mi madre acabó con el asunto comprándome unas pequeñas gafas de buceador de aquellas que había que proteger con polvos talco antes de guardar cuando terminaba el verano. Entonces se hizo la luz y me convertí en un tritón del tres al cuarto...

Se ve que mi relación con las gafas también viene de antiguo. En fin, a lo que iba. Doña Matilde nos inscribió a mi hermana y a mí en un cursillo de natación que ofrecía el Ayuntamiento de Portugalete en sus piscinas municipales. Ambos sacamos el diploma, pero la eligieron a ella para formar parte de la Deportiva Naútica porque sus maneras nadando a estilo espalda, prometían. De mí no dijeron nada, aunque mi progenitora consiguió que Adrián acabara por hacerme un hueco.

La humildad, por supuesto. Quería hablar esta tarde de la humildad y mira qué derroteros tan extraños llevo...

Carlos es humilde, que es lo que pretendía decir. Inteligente, trabajador, rápido y eficiente en pista, como Alain Prost, y templado y autocrítico fuera de ella, sí. Pero como sabéis los que me leéis hace tiempo, soy de los que opino que estas cosas al final no sirven de nada. 

Sea por «h» o por «b», Verstappen ha batido sin compasión a Sáinz durante 2015. 49 puntos frente a 18, concretamente. Y a nada que nos demos la vuelta o nos despistemos, las averías y los problemas con el coche se habrán evaporado como justificante, y las alabanzas de las prensas británica y nuestra, también. 

Deberíamos haber aprendido la lección con Fernando Alonso o con Jaime Alguersuari o Roberto Merhi, pero se ve que andamos todavía como la Marchante, creyendo en los mundos de Yupi. Está bien que el hijo del tipo que se está batiendo el cuero en tierras bolivianas se muestre humilde, y que nosotros le alabemos por ello, pero Sáinz, el de la Fórmula 1, necesita un plus de maldad o estará acabado en un abrir y cerrar de ojos.

Donde compite no hay sitio para moñadas. Vettel «carita de ángel», muerde en cuanto las cosas se le tuercen un poco, de ahí sus números. Prost entendió pronto la que le venía encima con Senna como compañero, y actuó en consecuencia.

Carlos debe reaccionar. Tiene ante sí una nueva oportunidad durante 2016, y querría pensar que sabrá aplastar a Max como hacen los colegas cuando se juegan los cuartos o los favores de una novieta. Sin malos rollos pero con desapego y contundencia, por goleada, que dicen. Mayormente, para que no vuelvan a caberle dudas a nadie.

Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pienso igual que tú, y gracias por decirlo en alto. Carlos está muerto como siga a cola de Verstappen. 2016, año para salir con el cuchillo entre los dientes.

Zorionak, caballero. Un gustazo leerle ;)

Anónimo dijo...

La Fórmula 1 está plagada de jóvenes promesas hechas cadáver en un abrir y cerrar de ojos. Entre falta de patrocinios y una cosa y otra en cuanto te das cuenta estás fuera de la fiesta. Sólo hay que ver a Dani Juncadella y Roberto Merhi, mucho talento y todas las dificultades para entrar en el circo.

Con todo esto y una segunda oportunidad que pocas o casi nunca se da, Carlos debe saber aprovecharlo o seguramente pierda el favor de los mentores de esto.


King Crimson

germansp dijo...

La actitud de Carlos en pista ha sido ejemplar pero insuficiente en este mundo y ha obtenido alabanzas de sus jefes de equipo y de jefes ajenos, pero en un sentido peligroso. Ha sido alabado como perfecto segundón. Esta a tiempo de darle la vuelta a la tortilla, y aunque creo que tiene futuro asegurado en la F1 por años, debe enfocar su carrera para ser número uno, no un sumiso aunque muy eficiente número dos. Tiene calidad de sobra para serlo.