martes, 12 de enero de 2016

Un elefante en la habitación


No sé si por pura maldad o por qué, pero desde que compartió Pedro de la Rosa las risas de su mujer en redes sociales, no he hecho otra cosa que cazar al vuelo comentarios u opiniones al respecto de que la parrilla de Fórmula 1 necesitaría aflojar años por arriba, para dejar, obviamente, que los noveles dispongan de hueco.

Entiendo que las particularidades de nuestro deporte obliguen a este tipo de ejercicios de funambulismo sin red. Hay 22 puestos disponible (hasta el año pasado sólo había 20), y entra dentro de lo lógico que cada uno de ellos se dispute con un cuchillo entre los dientes. 

Ya digo que lo comprendo, tanto que he hablado del asunto bastantes veces, pero bajo mi punto de vista, en este aspecto no debería primar tanto la juventud como la calidad, aunque acepto como animal de compañía, que sin posibilidad de demostrar esta última aunque sea con un maletín en las manos, se mire como se mire, la cosa resulta bastante difícil de resolver. En todo caso, me parece que la pelota está en el tejado de la FIA, institución que debería garantizar que los mejores tengan posibilidad real de demostrar lo que valen.

En fin, venía diciendo que me hace gracia y me atrae como un imán, que mientras media afición está empantanada debatiendo sobre si los viejos deberían hacer mutis por el foro en la Fórmula 1 para dejar paso a las promesas, tirando de paso años y años de experiencia a la basura, en el habitáculo del Peugeot 2008 DKR16 que lidera desde hoy mismo la categoría de coches, se acumulen 94 primaveras, casi dos veces y media lo que suman en edad, los dos pilotos de Toro Rosso juntos.

No sé si lo notáis, pero no hacemos otra cosa que mandar a nuestros pilotos veteranos a que vivan su jubilación en disciplinas más duras: la Indy, el WEC; mientras clamamos por ver en los cockpits de nuestros monoplazas F1, jovencitos cada vez con menos barba. 

Sé que no estamos hablando de docilidad. La juventud tiene numerosas cosas buenas, pero sin duda más para aquellos que como Toto Wolff, entienden que en las carreras actuales, si dejas hacer al piloto, éste perderá la prueba. Y también para esos otros que no salen de los prismas técnico y estratégico de la competición, aunque existe un Mundial de Pilotos que nos dice que también se valora al conductor, quizás con más impacto mediático que a la máquina.

Sé que los tiros no van por ahí, y por eso me hace tanta gracia el tema. Quise hablar de ello cuando la triste desaparición de Justin Wilson, aunque entre unas cosas y otras se me pasó el arroz. El británico tenía 37 años entonces y nadie mencionó que estuviera viejo para el desempeño de su arriesgada profesión. Sí se vertieron ríos de tinta cuando el retorno de Michael Schumacher, incluso recuerdo que se fomentó el mismo debate que estamos viviendo ahora, cuando Rubens Barrichello fue sustituido en Williams por la promesa Bruno Senna.

La edad, sí. Carlos Sáinz al volante con 53 tacos y Lucas Cruz como navegante, con 41, están a cuatro días de vencer en esta edición del Dakar, y me pregunto ingenuamente: qué sucede cuando metes un elefante en una habitación y si importan entonces los años...

Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y luego, por otro lado, quieren que trabajemos como cosacos y no nos jubilemos nunca. Paradojas de la vida. ;)



King Crimson

iñaki dijo...

Acaba de abandonar , y no por la edad ...

Anónimo dijo...

Ha abandonado después de esperar 5 horas junto al coche para ver si podían repararlo y continuar pese a no tener ninguna opción de victoria.
Trabajo, talento y humildad

Un saludo
Sr.Polyphenol