A ver, tiene sentido y todo: no puedes mejorar lo poquito que da de sí Pirelli en Fórmula 1, y alguien, en la mesa de reunión de la Comisión F1, recordaba entonces el monólogo del General Buck Turgidson (George C. Scott), totalmente metido en el papel de un B52 volando por debajo de cota radar sobre territorio soviético, con la intención de encalomar un supositorio nuclear en salva sea la parte del enemigo, y propuso: «¡dos paradas obligatorias!»
Hombre, no suponía ninguna opción exponerse a repetir lo sucedido en el Gran Premio de Mónaco de este año pasado —un bochorno—, de manera que, haciendo honor a lo de que quien hace la Ley hace la trampa y perfila los atajos y las excepciones, se procedía a sancionar la idea a mano alzada, y a notificarla a equipos y público con todos los timbres necesarios para que no quepan dudas de que cuando la Fórmula 1 se pone, se pone totalmente en serio..