Me pregunto para qué coño queremos más casito. En fin, a mí no me parece prioritario satisfacer las ansias de protagonismo y el derroche de paternalismo que nos brindan los ingenuos de afuera y los tontos del bote de dentro, cuando sugieren que ni valoramos lo que tenemos ni sabemos apreciar qué significa en estos momentos Álex para nosotros y la alta competición.
Si muere un hada cada vez que uno de estos ejemplares sube a su púlpito y habla a los españolitos, quizás ha llegado el momento de acabar con la sangría feérica pronunciando cuatro veces Palou, una por cada título absoluto que ha logrado en IndyCar, el último ayer mismo en Portland; y si de paso se les va desinflando la tontería mejor que mejor, ya que el catalán va a continuar ganando carreras y alcanzando hitos, y nosotros pudiendo disfrutarlo en paz, ya me entendéis.
Os leo.
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