Como dejara dicho Friedrich Hölderlin: el hombre es un dios cuando sueña y un pordiosero cuando razona. Y la verdad es que razonamos mucho, tal vez demasiado. Sin duda más que antes.
Ayer mismo comentaba a vuelapluma lo de la entrevista a Vettel en F1 Racing, pero me dejé en el tintero la que se montó a su cuenta en la red del pajarito. Tú has dicho... Tú has insinuado... Ya estamos otra vez... Mira que lo lleváis mal... Mira que todavía os escuece y tal... Un portentoso ejercicio de fuegos artificiales tan insufrible como inútil, que acabó como de costumbre, como el rosario de la aurora.
Sebastian se había mostrado generosote con Alonso: «Si la gente piensa que los triunfos de Alonso son por el piloto y los míos por el coche, también es responsabilidad de Fernando» [vía Conny Ehrenberg], pero a partir de ahí se lió pero bien, porque en un abrir y cerrar de ojos, nos metimos en el famoso debate de si al alemán le ha sonreído la vida más que al español, y si eso aporta puntos de famoseo o no.
Aunque a mí, lo que me parece realmente interesante es comprobar una vez más, que el entorno del tetracampeón ha podido hacer mucho más daño a su figura del que sería deseable, pues a todas luces se puede entresacar de sus palabras, que Vettel acepta con cierta melancolía y en este punto en concreto, que le gustaría ser al menos tan considerado como el asturiano.
¿No es curioso que nos encontremos ante la oposición de un hombre como el de Oviedo, que no hace mucho quería menos consideración a cambio de tener más títulos, frente a la postura del de Heppenheim, que al parecer extraña todo lo contrario? Pues es lo que hay, que tampoco está nada mal, admitámoslo, ya que uno y otro demuestran que siguen siendo de carne y hueso y que no se conforman con lo que les ha deparado la diosa Fortuna.
En fin, que me voy por los cerros de Úbeda. La discusión fue larga y prolija y obviamente, acabó apareciendo Button, un piloto que condujo un coche sobresaliente en una temporada en la que la mayoría de rivales andaba con el KERS y el pie cambiados.
Pero con Jenson el debate no dio para casi nada. El británico había caído con las botas puestas frente a la todopoderosa Ferrari de 2004, tras haber sido en la práctica el único piloto que plantó cara con un miserable BAR-Honda, cabe destacarlo, a Schumacher y su tropa. En 2005 aceptó la penalización por el depósito ilegal pero en 2008, en público se ciscó en los muertos de más de uno porque el Honda RA108 era una puñetera mierda, incluso amenazó con abandonar el equipo.
En 2009 tuvo la suerte de encontrarse con el Brawn BGP001 camino del título, y la aprovechó. Pero más suerte tuvo en no encontrar cerca a una panda de patanes que dijeran de él que recordaba a Senna, que era un depredador o cualquier otra mandanga. Se contentó con su único título y el respeto que se había ganado. Se enfrentó a Lewis Hamilton en McLaren y ya en su etapa crepuscular —Dios quiera que dure mucho—, tuvo las agallas de admitir que prefería batirse el cuero con Fernando...
Lógicamente existen notables diferencias entre hombres que ganan gracias a su coche y hombres que ganan gracias a su coche, pero de eso no se razonó ayer.
Os leo.
1 comentario:
A Vettel le habrá escocido, por cierto, que Bernie no le incluya en su equipo ideal de F1...
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