Tu padre

No quiero hacerme ilusiones como con Jaime. Quiera Dios que si Toro Rosso pasa a ser el equipo Renault definitivamente, haya hueco en él para que tanto Carlos como su compañero holandés, sigan disfrutando de sus correspondientes asientos.

Sería una pena que no fuese así, porque casi disfruto más en las carreras viendo qué se cuece entre los dos chavales, que tratando de discernir a qué grados estaba el horno donde se recalientan las cabezas de las pruebas. 

No me lo toméis a mal. Lo confesé en su día. Ocurrió que Kazuki Nakajima se llevó puesto a Fernando en la vuelta uno, y que aquella cita me pareciera más luminosa que la jornada en que se disputó el primer Gran Premio de Europa en Valencia, un soleado 24 de agosto de 2008.

Desde entonces y como también sabéis, hateo mucho a los periodistas de pacotilla que dicen saber de Fórmula 1 en España. Porque son de los que apuntan a las estrellas y rellenan luego sus artículos topografiando el dedo que señala.

Muchas veces me preguntan si hay futuro para nuestro deporte más allá del asturiano, y cada vez lo veo más negro con esta gentecilla amamantando a las nuevas generaciones y emponzoñando a las que peinan canas. 

Generar divisiones es la mar de sencillo y además lleva bonus incorporado, que siempre hay quien te invita a un acto o a dos, y te da pase VIP a los circuitos porque haces de maloso, de enfant terrible que canta las cuarenta por cuatro duros. Lo jodido es lo otro, generar afición en cada línea que escribes. Hacer comprensible de qué va la cosa, por qué es gentuza esa afición cada vez más numerosa, que da la espalda a un espectáculo que pierde aliados en los cuatro puntos cardinales del mapa, cuando además, no has movido un dedo por explicar cómo hemos llegado tan bajo.

¿Por qué se es más gentuza en España que en otros lugares? Quizá porque aquí se llama periodista a cualquiera.

Sea como fuere, como en el chiste: por si acaso, tu padre.

Os leo.