La guerra de los zapatos [Sakhir]

La cuarta carrera de la temporada nos ha deparado el cuarto campeón del mundo encabezando la clasificación de pilotos, mientras Webber clavaba por cuarta vez consecutiva una bien ganada cuarta plaza durante el banderazo final...

Anécdotas aparte, que hay muchas con el cuatro interviniendo, en el circuito bahreiní ha ganado un Vettel renovado, al menos tan renovado como el RB8 que conduce, vehículo que en manos de Adrian Newey ha vuelto por sus fueros para hacer de la limpieza de líneas su solución maestra para 2012, como antaño lo fuera en el RB7 y RB6, incluso en el RB5. 

Como decía, Sebastian ha ganado tras cazar la magia que encierra el aire limpio en los primeros giros, como ya hiceran Button en Australia o Rosberg en China, y como a buen seguro harán otros pilotos o aún alguno de estos mismos en lo que nos queda de sesión, pero a diferencia de lo sucedido en las dos carreras reseñadas, hoy la comodidad ha hecho mutis por el foro, porque un desatado Kimi Raikkonen ha puesto realmente contra las cuerdas al bicampeón del mundo en los compases finales de la prueba.

Penalizado por el retrasado puesto en la parrilla que ocupaba hoy, y por haberse encontrado con Felipe Massa en el trayecto inicial, el finlandés llegaba tarde para pillar a Vettel y ha tenido que conformarse con el segundo puesto, justo delante de Romain Grosjean, quien firmaba junto a Kimi el primer podio a lo grande para Lotus y el triplete triunfador para la motorista Renault, toda vez que Red Bull también utiliza el propulsor francés.

Inmediatamente detrás aparecía Webber, y tras él un inusual Rosberg en versión Martillo de Thor, cuyas mieles han saboreado en dos momentos distintos tanto Lewis como Fernando, y para colmo en el mismo sitio. La sexta plaza caía en el zurrón de Paul di Resta, sobre un Sahara Force India que hoy había decidido jugar sus cartas a tan sólo dos paradas; y la séptima, en el de nuestro compatriota, quien se ha visto asediado por un Hamilton que ha sufrido hoy su particular infierno en el desierto cuando se ha visto lastrado por problemas en la primera y segunda paradas en garajes, lo que a la postre le ha obligado a defenderse en tráfico durante buena parte de la disputa de la prueba.

Por fin Felipe entraba en los puntos haciendo nono, firmando una carrera bien llevada desde la misma salida, y cerrando los diez puestos que puntúan, Michael Schumacher...

Pero hoy la guerra era entre zapatos y el asunto me ha defraudado mucho. Por un lado, porque los compuestos no pueden seguir usurpando por más tiempo el rendimiento del monoplaza a la mecánica, o incluso a la aerodinámica, ya que una carrera de F1 no puede consistir sólo en quién cuida mejor las gomas. Y por otro, porque la FIA estaba avisada de que las Pirelli no iban a durar ni un suspiro en una carrera ya de por sí bastante dura, y ha preferido arrear para adelante con lo que había, antes de obligar a la italiana a que cumpliera sus compromisos.

Así las cosas, me quedo con lo que comentaba al comienzo, con un miserable puñado de anécdotas de las que entresaco, como buen tifoso, que el calvario ha podido tocar a su fin para la de Maranello.