El STR7, la plataforma encargada de defender los colores de Faenza, fue presentado ayer tarde. Como ya se intuía después del arreón protagonizado por su antecesor, el STR6, a finales de la temporada pasada, la continuidad con éste es la seña de identidad del monoplaza de Toro Rosso para 2012.
Salvando la ya característica nose en espátula que decora a casi toda la parrilla, las novedades apenas son notables porque el coche parece seguir rotando alrededor de la exploración de los pontones que vimos en 2011, de suerte que se mantiene vigente el a mi modo de ver mál llamado doble fondo plano, pues el artificio consiste fundamentalmente en que a través de las acanaladuras laterales surgidas entre el pontón y la superficie superior del suelo, el caudal de aire llega sin apenas interferencias desde el vano existente bajo el morro, dividido por un splitter muy afilado, hasta la parte inferior de las bocas de refrigeración de los componentes internos, para ser comprimido allí y llevado con dirección a la zaga a buena velocidad, de manera que cumpla su cometido sobre el difusor, fundamentalmente.
A tal fin, el torneado de la carrocería superior, muy limpia, afianza este intento de aprovechamiento al máximo del flujo bajo, para lo cual corona la terminación de los pontones con las salidas de escape apuntando al vano del alerón trasero y sus soportes, sobre una terminación de la carcasa cubre capot en apariencia delicadamente diseñada, y una zona posterior que ofrece bastante espacio sobre el difusor.
A tal fin, el torneado de la carrocería superior, muy limpia, afianza este intento de aprovechamiento al máximo del flujo bajo, para lo cual corona la terminación de los pontones con las salidas de escape apuntando al vano del alerón trasero y sus soportes, sobre una terminación de la carcasa cubre capot en apariencia delicadamente diseñada, y una zona posterior que ofrece bastante espacio sobre el difusor.
La ecuación, por tanto, parece la misma que se trató de resolver el año pasado,
y las soluciones planteadas por el STR7, por tanto, parecen también ser
las mismas, incluso en el aspecto de la disposición de una suspensión
tipo push-rod delante y otra de tipo pull-rod detrás, y
desde luego en la búsqueda de la velocidad y el equilibrio dinámico en
base al uso de una batalla que se me antoja igual o ligeramente mayor que la que ofrecía el STR6, con lo que se volverá a sacrificar de nuevo el paso por curva del monoplaza.
En términos generales, y con la cautela de siempre, se podría decir que Toro Rosso parece que encontró a finales de 2011 el camino a seguir para pulir su vehículo, y que continúa por él en su STR7, previa sumisión a las disposiciones del nuevo reglamento y en apariencia, sin aportar recursos nuevos más allá de las necesarias adaptaciones. Vamos, ¡sin novedad en el frente!
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