viernes, 4 de junio de 2010

¡Sin él!


Con el asunto del F-Duct todavía a cuestas, me apetecía matizar la importancia que tiene volatilizar el alerón trasero, aerodinámicamente hablando, hasta casi anular su resistencia al aire en recta. Obviamente, bastaría con eliminarlo de los vehículos para conseguir el efecto deseado, pero se sacrificarían las prestaciones que ofrece en las zonas viradas, donde a día de hoy resulta absolutamente imprescindible, así que no es plan...

Lo que son las cosas, preparando esta entrada me he encontrado con que los duelos entre coches de carreras y aviones a salida parada, en la historia del automóvil, han sido más habituales de lo que sospechaba.

Conocía que Tazio Nuvolari, sobre un Alfa Romeo 2.300, había intentado batir a un biplano Caproni Ca.100 sin conseguirlo, en fecha tan temprana como 1931; que Michael Schumacher lo había intentado en 2003 sobre su F2003-GA contra un EuroFighter Typhoon, también si lograrlo (el avión ganó dos de las tres tandas de que se componía el curioso reto); y por supuesto, que en 1981, el Ferrari 126CK conducido por Gilles Villeneuve, había vencido a un F-104 de las Fuerzas Aéreas italianas en singular combate a un kilómetro de distancia. Pero desconocía totalmente que en 2007, Christian Albers, a los mandos de un Spyker F8-VII, había perdido su apuesta contra un caza F-16 holandés; o que al año siguiente, Allan McNish y su Audi R10 vencedor de las 12 Horas de Sebring, cedían por poco ante un Harrier GR7 de la RAF, con ocasión del Festival de Goodwood.

Hay que advertir que esta modalidad de competición peculiar tiene más de espectáculo que de otra cosa, y que salvo en el caso que comentaré en breve, los aviones han acostumbrado a triunfar en ella sobre los coches, porque a pesar de que tardan en responder por su enorme peso —Michael ganaba al EuroFighter precisamente en la tanda más corta de las tres pactadas, la de 600 metros de distancia—, en cuanto lo hacen, su capacidad de empuje y aceleración se imponen con contundencia.

Dicho esto, el 22 de noviembre de 1981, en la base aérea de Istrana, en Treviso, Gilles superaba a un F-104, un auténtico misil con alas al que se apodaba Widowmaker, (enviudador), sobre un 126CK desprovisto de alerones.

Bien es cierto que este monoplaza era el primer wind-car auténtico salido de Maranello —los modelos 312 T4 y T5, incorporaban el ingenio estrenado por Colin Chapman en su Lotus 78, pero no lo explotaban al máximo, pues la anchura de sus motores impedían el completo aprovechamiento de la zona alar invertida que actuaba utilizando la práctica totalidad de la superficie del chasis—, y que por tanto generaba suficiente downforce sin necesidad de alerones delanteros (sin el suyo se presentó a la cita), y con los traseros ofreciendo una resistencia casi nula, pero tras algunas pruebas con su monoplaza en configuración de carrera (al final del video que inmortaliza la gesta, se puede ver la culminación de una de ellas, con el alerón todavía en su sitio), el canadiense optó por correr definitivamente sin apéndice posterior, como se muestra en la fotografía que decora esta entrada, circunstancia que le permitió salir airoso, con 1,10 segundos de ventaja sobre su oponente al llegar a los 1.000 metros de distancia recorrida.

Os leo.

5 comentarios:

csm dijo...

¡¡ Guauuuuuu !!!!
¡ Es alucinante !!! XDDDDD.
¿ Qué pensarían todos aquellos genios del "canuto" efe ? XDDDD.
Josetxu, es interesantísimo. Y da para pensar en lo que siempre comentas por aquí: la supuesta limitación de velocidad que quería imponer la FIA no ha podido contra las ingeniosas triquiñuelas de los Newey o los Brawn y que los limitados técnicos FIA son incapaces de detectar y menos de preveer..así que, al final, estamos como al principio, pero con muchos más rodeos que el que parió a ese precioso 126 CK .
Me ha encantado ;P
Un besote

PiratF1 dijo...

Hola Jose,

Sé que hubo un "pique" de Carlos Sainz y su Toyota y un F-18 de Torrejón y en los primeros metros los coches suelen sacar mucha ventaja ( hay que mover 20 toneladas ;) ) pero luegoooo... no hay color. En consumo tampoco XDDDDDD

Saludos.

Juan

pulguitaatodogas dijo...

PirataF1, del tema de Carlos Sainz, creo que te refieres a cuando voló en un f-18 (noviembre de 1990), pero no recuerdo que hubiera echo una competición coche/avión.
Es lógico que el coche corra más sin downforce, porque se libra del efecto imán que le pega al suelo pero reduce su velicidad (astuto el ingenio del F-duct), lo que no sabía es que se conocía esto desde el pique con el F-104.

PiratF1 dijo...

Hola Pulguita ;)

El vuelo fue después, palabra ;)
El efecto suelo que es lo que le pega al suelo como una lapa se conoce desde hace muchísimos años y hay muchos engendros que lo han utilizado desde entonces. Cuando los ingenieros aeronáuticos empezaron a desembarcar en la F1 empezaron a aplicar lo que ya se sabía de los aviones. Un ejemplo perfecto de lo que sabía esta gente es que los rusos en sus mares interiores y los vehículos que volaban muy bajo sobre la superficie de éstos. Si buscas en la red alucinarás lo que hacían en los 50 y los 60 con el efecto suelo.

Si te interesa saber sobre lo que se hacía con los aviones me lo haces saber y te mando información.

Saludos.

Juan

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenos días.

Concha ;) Se agradece XDDDDD Y es que en recta, cualquier cosa supone un estorbo XDDDDDD

Juan ;) Lo desconocía :P Y en cuanto al empuje de un caza, qué te voy a contar a ti que no sepas XDDDDDDDDDD

Jon ;) La downforce la ejercía el 126CK en el fondo del coche. Los alerones producen sustentación negativa y por tanto downforce, pero en recta los flujos laterales mantienen el coche alineado, así que «eliminando» los alerones, se corre más XDDDDDDDDDDDDDDD ¡Sencillo! ;)

Juan ;) Tengo algunas cosas de esas XDDDDD Parecían monstruos que iban a toda pastilla XDDDDDDDD

Un abrazote

Jose