Juro por lo más sagrado que ni por asomo habría imaginado que iba a echar de menos las líneas de los becarios y becarias que han cubierto las vacantes de los titulares del periodismo deportivo durante el cambio de temporada, pero es así.
Queda poco para que termine el calvario, lo sé. Acabarán las pruebas y pasaremos a las inevitables conclusiones que no servirán ni para liar cigarrillos a poco que comience el fregado en Australia. Pero la espera se me está haciendo de un cuesta arriba que ni pa qué. ¡Han vuelto, sí! Ya tenemos aquí a los expertos que sacan verdades como puños y augurios de todo pelo y condición de donde nadie en su sano juicio extraería nada porque faltan infinidad de datos con que valorar lo que está ocurriendo, que buscan crear consenso sobre perfectas chorradas, que juegan a ir de entendidos sin tener ni puñetera idea.
El R28 va de culo… Bien, el año pasado, por estas fechas, el que iba de culo era el MP4/22, y a Renault le daban un 3º puesto. El F2007 de Ferrari era el referente a batir (¿cómo no va a serlo?), pero de no haber mediado la exclusión de Mclaren del campeonato de constructores, la diferencia entre el equipo inglés y el italiano habría sido, ni más ni menos, que de 14 puntos (218 para McLaren y 204 para Ferrari). Renault acababa 4ª en la general (con la de Woking de por medio, habría ocupado la 5ª), a un mundo de sus rivales.
¿Qué parte de pre-temporada resulta tan difícil de digerir?
Esto no es fútbol, ¡coñe! Si en diciembre resultaba posible sacar algo en claro porque todos los equipos valoran el punto exacto en que han dejado los coches, y en enero también, porque se acostumbra a comprobar dónde se sitúan los nuevos vehículos con respecto a los que sustituyen, en febrero, intentar desentrañar nada es de idiotas, porque una vez conocido el maldito punto de referencia entre una temporada y otra, unos equipos se dedican a probar unas cosa y otros otras. Todos hacen similar número de vueltas, es cierto, pero atendiendo a diferentes planteamientos: mientras hay quienes prueban nuevos equipamientos o paquetes aerodinámicos, otros hacen largadas, y otros tandas de clasificación. Mientras unos calibran la resistencia de sus cajas de cambio, o la competencia del ECU, otros valoran la capacidad de los tanques de gasolina, o la resistencia de las suspensiones y los neumáticos.
¿Es posible concluir algo de todo esto? Evidentemente no, salvo que seas quien firma una columna o artículo… Entonces sí, porque bastará con abordar el asunto como si los equipos estuvieran compitiendo unos con otros, y con poner una tabla de tiempos y señalar dónde anda cada cual se podrá predecir el futuro con un margen de error de pocos milímetros. A partir de ahí, a parir titulares más o menos optimistas o pesimistas según cuadren, y si no dan ni una, como suele ser costumbre (errar es humano, ¡no te jode!), tampoco importa demasiado porque siempre habrá alguna otra idiotez a la que agarrarse para justificar las verdades que saltarán a la vista en cada carrera del campeonato.
Han vuelto y amenazan con quedarse, tienen ojos rasgados y enormes que destacan enmarcados en sus caras triangulares. Sus cuerpos nervudos y delgados terminan en finas extremidades con manos y pies de largos dedos. Son verdes agrisados, pequeños, carecen de pelo. Son seres de otro planeta, se hacen llamar expertos. ¡Dios nos libre de ellos y de sus encantamientos!
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