martes, 23 de septiembre de 2025

Gran Premio de Países Bajos


Os debo algunos Grandes Premios y, obviamente, comienzo a saldar deudas con el de Países Bajos, décimo quinto encuentro de este mundial lastrado por el fin de ciclo normativo y un ajuste presupuestario que no ha dado los resultados esperados, salvo en boca de aquellos que precisan estirar el chicle por no quedarse sin juguete ni alubias a fin de mes.

En sí, aparte de algunas manifestaciones de que no estaba muerta, la prueba se mantuvo tristona y ramploncilla de comienzo a fin por el dominio insultante de McLaren. Con su victoria Piastri obtuvo el primer Grand Chelem de su carrera profesional —¡por Dios, dejad de llamarlo Grand Slam! Con ello mueren hadas, y, francamente, ¡escasean!—, demostrando, una vez más, que es un tipo en quien se puede confiar y bastante resolutivo sobre la pista, amén de uno de los lapiceros mejor afilados del estuche, pues entendió a la primera que salir de Zanvoort con 34 puntos de ventaja sobre Norris apenas significaba nada faltando todavía nueve citas para la conclusión del Mundial.

El regalo, la sorpresa o como queráis llamar a eso, vino de la mano de una inoportuna fuga de aceite en el propulsor del coche papaya del británico, circunstancia que originó su sonoro abandono a pocas vueltas de que ondeara la ajedrezada y el consiguiente afloramiento de frases de cuño futbolero: ¡el campeonato ha quedado sentenciado!, ¡Oscar lo tiene en bandeja!, o la que particularmente más me ha gustado por su elocuente dramatismo: ¡Mercedes-Benz dejó tirado a Lando...!

Ya digo que, por fortuna, estas tonterías no parecieron afectar al pupilo de Webber, imagino que debido a que el australiano sabe perfectamente que él también puede ser traicionado por su herramienta de trabajo antes de o en Abu Dhabi mismo, y que la niña de los ojos de Zak Brown sigue siendo su compañero y hasta el rabo todo es toro.

El caso es que, como vengo diciendo recurrentemente esta sesión, no suponía una gran idea intentar salvar la temporada dejándolo todo en Woking y la lucha entre sus pilotos, pues, sin alicientes, los costurones de sus directos rivales, un suponer, iban a dejarse ver más pronto que tarde. 

Mercedes AMG, por ejemplo, continúa sin protagonizar nada destacable y creo que ya es hora de señalar que no hay interés genuino ni ganas de esforzarse. Red Bull poco puede hacer con un sólo piloto y saliendo del embrollo en que la metió Horner en 2023, y Ferrari, ¡ay Ferrari!, sigue mostrando su terrible tendencia a suicidarse a la menor ocasión...

Ya termino. El Gran Premio de Países Bajos fue un poco el resultado de todo esto que acabo de apuntar, pero no resultó una buena carrera o un evento para recordar. Estuvo pasable, para qué negarlo, y ofreció espacio, sí, para que Lawson volviera a hacer el indio, para que la FIA descargara su ira divina sobre Sáinz, para que Stroll batiera a Alonso porque así debe ser, ya me entendéis, también para que los actores secundarios fueran iluminados por los focos e Isack Hadjard pisara podio, pero, repito, no se puede considerar una gran cita ni un gran espectáculo por mucho que insistan los abonados a ver drama en cada esquina.

Os leo.

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