La actual versión de la Fórmula 1 parece indicada para gente apresurada que satisface su narcisismo coleccionando gorras y folletos de colores, y la propuesta que viene apesta todavía más, de manera que os suelo ahorrar exabruptos y palabras malsonantes evitando, en lo posible, referirme al cacareado 2026 y sus promesas huecas.
El Reglamento que implementamos el año que viene va a hacer agua como los anteriores, pues, no es por nada, desde el de 2009 no levantamos cabeza en este aspecto y resultaría sumamente anómalo que esta vez diésemos con la tecla incluso aceptando que fuese por puritita carambola.
Echad la vista atrás, es un ejercicio sencillo: desde esa fecha (2009), ningún paquete de reglas ha satisfecho las premisas bajo las que fue armado y anunciado, y todos, del primero al último, han necesitado remiendos a medio trayecto para intentar salir adelante sin que se notara demasiado que no cumplían expectativas. Otra cosa es que lo hayamos tolerado porque el aficionado medio tiene memoria de pez y prefiere quejarse en redes sociales a prender fuego al tinglado y exigir a Liberty Media, FIA y equipos, que cumplan de una puñetera vez lo que prometen.
No me voy a extender con esto, descuidad, pero me hacía falta apuntarlo para aclarar por qué hablo poco o nada de lo venidero y por qué he preferido pasar de puntillas sobre el proyecto Cadillac desde que se hizo público, a mi modo de ver —y el de algunos poquitos más— un low cost de libro, que muy bien ha podido sorprender al personal, apañándose a Valtteri y Checo con la intención de salvar la cara en 2026 y asegurar la cuota de pantalla que no se obtendrá por monoplaza o excelencia técnica, al menos en el corto plazo.
Resulta bastante triste escribirlo, la verdad, pero en época de gestión empresarial más que de competición pura y dura, Bottas y Pérez no harán de extraña pareja enfocada a poner en pie el invento coyuntural de General Motors, ya que son la única respuesta posible a una iniciativa pillada con alfileres hasta su desembarco definitivo en 2029, que ahora mismo precisa de abundantes fuegos artificiales y sombras chinescas mientras ayuda a la máxima disciplina a introducirse en los USA. Como Drive to Survive pero con ruedas, para que nos entendamos.
Os leo.
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