viernes, 1 de agosto de 2025

Sandwich man


Estrenamos agosto y lo hacemos concluyendo episodio de Netflix, que ahora mismo so sé con cual opción quedarme... 

Vale, por simple precaución apostaré por el prometedor inicio del octavo mes del calendario, plagado de cumpleaños en casa, aunque, más que nada, porque las stories de la plataforma dan para lo que dan y al final te sabes los argumentos porque, en el fondo, todos son el mismo.

Hay más, lógicamente. Detrás de cada decisión siempre hay más...

En fin. Como es de sobra conocido, el tetracampeón no abunda en la fe de Drive to Survive e incluso este año ha vuelto a cargar contra ella [Max Verstappen criticó la serie «Formula 1: Drive to Survive» por faltar a la verdad], lo que me inclina a pensar que buena cuota de responsabilidad en lo agrio que le trata la prensa se debe, precisamente, a él y a su testaruda oposición al producto netflixitarra

¿Quién quiere tratar dulce a un villano que ni participa ni quiere tener nada que ver con uno de los formatos ariete de la F1 en el mercado USA? Pues eso mismo, ¡que se joda por impertinente y rebelde...!

Harina de otro costal supone que la chavalería se tome estas cosas por la tremenda y ahora mismo resulte complicado poner límites a la euforia que flota en la atmósfera. 

Sí, hay como un penoso ambiente festivo con esto de que un pilotazo como no hemos visto en años se arrastre por los circuitos de Dios intentando conducir un trasto malparido con el que, a pesar de los peares, es capaz de firmar destellos puntuales, y yo me pregunto en qué coño de curvatura espacio-temporal nos movemos que la gente apuesta por el drama flanderiano que nos brindan Zak Brown, la FIA y Liberty Media, y Netflix, of course!, y se felicita con cada traspiés que sufre Verstappen.

Os leo.

1 comentario:

Peterli dijo...

Porque cuando pilotos con un talento sobrenatural para conducir no son ingleses acaban siendo unos villanos? 🤔