miércoles, 9 de noviembre de 2016

Hace frío


Esta mañana nevaba en el viejo Nordschleife y a estas horas me considero un hombre afortunado porque Donald Trump no me ha llamado aún para decirme por teléfono «I'm your father».

Mi desgastada vida da para que recuerde cómo llegó Ronald Reagan a la Casa Blanca, y Bush padre más tarde, y luego Bush hijo. Y aunque hace un frío de pelotas ahí fuera, tengo confianza en que Trump, que ni ha sido actor de medio pelo tirando a malo de cojones, ni hijo de su madre en la CIA y fuera de ella, ni fronterizo en inteligencia, sepa aplicar dentro del despacho oval la misma filosofía exitosa que en sus negocios.

Sé que es agarrarse a un clavo ardiendo, pero bajo las capas de nieve y hielo siempre hay asfalto, y aunque hoy parece imposible encontrarlo, considero que, como tantas y tantas veces, tenemos el deber de encontrarlo siquiera por el bien de nuestra trazada en curva. En peores plazas hemos toreado, y si los yankies no se alarmaron porque el tarot insistía, en España, en señalar a don Mariano como jefe de filas de la Santa Compaña, no veo por qué no podemos hacer el ejercicio de corresponderles en equidistante y responsable quid pro quo.

Miento, sí lo veo. Allí hay gente buena, como aquí. De todos los colores, de todos lo credos, de todas las esferas políticas, que sienten hoy la incertidumbre llamando a su puerta, incluso habiendo apostado al caballo ganador.

No me estoy yendo de largada. Tengo dos sobrinos que pueden llegar a jurar el cargo de Presidente del país más poderoso del mundo. A veces sueño con ser el tío rojeras y pintoresco de un grande de los auténticos, o de dos, quién sabe. En todo caso, estaría bueno que así fuera.

A Peter lo veo más como Secretario de Estado por su creatividad, ingenio y cintura; pero William, quizá por edad y temple, da el tipo de todo un Presidente de los USA. Y el caso es que a Will le gusta la Fórmula 1 y tenemos pactado que algún día haremos juntos la ruta europea de circuitos míticos: Mónaco, Monza, Spa-Fracorchamps, y, por supuesto, el Nürburgring Nordschleife.

Y habrá nieve ese día en el circuito alemán, como hoy. Y le recordaré a mi sobrino en el interior del habitáculo abierto de nuestra Testarossa del 57, que con clavos en los neumáticos no hay escollos sino una incertidumbre infinita que se arregla apretando a fondo el acelerador. Tocando suelo, que se dice. Y le animaré a que lo apriete a tabla sujetando firme el volante, advirtiéndole que los focos andan lejos, que yo confío en su buen hacer, y que Peter nos dará la lectura por radio de cómo anda el piso más adelante.

Soñamos que hace frío pero a lo peor Trump hace malo a Obama... ¿Por qué cerrar la puerta a la esperanza, si bajo la nieve y el hielo siempre hay asfalto?

No os agobiéis demasiado ni penéis más de lo debido. Os leo.

4 comentarios:

Fabian Prieto dijo...

La entrada más sensata y bonita que he leído acerca de la llegada de Trump al poder. ¡Grande, José!

Bertor dijo...

Me gusta ese estilo que tienes en el blog. No sólo escribes de F1 explicando las cosas desde tu punto de vista y analizando acontecimientos, sino que también, de vez en cuando, hilas alguna entrada que nada tiene que ver con el mundo automovilístico. Y siempre dejas alguna referencia a este deporte. Reconozco que a veces da pereza, pero me gusta. Si no, no abriría tu blog cada mañana.

Un abrazo.

EL DELTANO dijo...

Así es José, el mejor de los mejores... excelente amigo

GRING dijo...

Desgraciadamente no comparto el buenismo de Josetxu y me quedo con algunos de los consejos que ofrece hoy Michael Moore ante el sinsentido, la maldad y la locura que está a punto de comenzar. No es solo Trump. Es todo lo que rodea a la forma de ver la vida en lo social, las libertades individuales, la igualdad, el desprecio hacia lo más alternativo, al cambio... que tienen las mentes conservadoras que van a decidir sobre las vidas de tanta gente los próximos años. Lo siento por los millones de norteamericanos que lo están pasando mal y los que van a ver cambios negativos decisivos en sus vidas por culpa del retroceso a todos los niveles que va a suponer este mandato. Pero bueno, Ecclestone feliz con su Putin y ahora con su Trump.
Saludos!