Anoche me quedé clavado en la butaca. Hay cosas que suceden porque sí, por las buenas o por las malas, y hete aquí que me sentí transportado a una de las aulas donde cursé bachillerato y C.O.U. con los Hermanos Menesianos, en Portugalete, y donde las mañanas de mayo que se abrían con la temida clase de matemáticas, se iniciaban bajo la siempre firme dirección del Hno. Marcos al son del ¡Alegre la mañana que nos habla de ti!
El caso es que al parecer el Comité Olímpico Español se ha creído la mandanga de que en nuestro país, la Sociedad General (bueno, no tan general) de Autores y Editores, y conocida por su acrónimo SGAE, era la única entidad con capacidad para velar por la supervivencia de nuestra cultura (la suya, para ser exactos), tan amenazada por las ávidas manos de los consumidores en su afán por hacer de la cultura (la buena) un bien común al alcance de todos (como viene recogido en nuestra Constitución en los artículos 25, 44, 48 y 50), y que saltándose a la torera lo dispuesto en el Artículo 25.1 de nuestra Carta Magna («Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en aquel momento»), nos ha bendecido con la imposición del llamado «canon digital», costo adicional que en la práctica nos convierte a todos, sin excepción, en posibles delincuentes.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la F1, y con este blog?
Sencillo. Por un lado, que en mi adolescencia recibí más de un disgusto porque algunas de mis carpetas iban decoradas con los recortes de mis abundantes revistas de coches (demasiado colorido para principios de los 70 del siglo pasado, me temo), de lo cual me ha venido la manía de no recortar nada y guardar las revistas al completo, lo que me permite tener acceso a informaciones privilegiadas, con las que alegrar las líneas de este humilde sitio.
Por otro, porque dicen que será Plácido Domingo el encargado de estrenar el despropósito, y como bien es sabido, Domingo, además de ser un magnífico tenor dramático, es un tifosso de Ferrari como la copa de un pino y alonsista declarado, y por ello, creo, no se merece tan amargo trago.
Y por último, y ya que Jaime Peñafiel, por todos conocido por ser un experto en cosas de la Familia Real y protocolo, tuvo a bien meterse con Fernando Alonso porque después de cada carrera que terminaba en el podio, el Nano no se mostraba suficientemente respetuoso con la izada de nuestra bandera y el sonido del himno nacional; barrunto que si después de perder 3 litros de líquido, acabando empapado como si hubiera metido en una piscina, tratando de calmar un corazón que se ha tirado 1 hora y media como una moto, incómodo, y con las piernas y el cuerpo reclamando una banqueta, le pedimos al ovetense que cante esa porquería, lo llevamos crudo… lo que me lleva a temer un ataque furibundo de la prensa rosa, simplemente porque la SGAE no sabe hacer bien su trabajo por mucho canon digital que le paguemos. ¡Inútiles!
4 comentarios:
Estimado Orroe:
Sin ánimo negativo alguno y con el afán de contribuir a la mejora constante de este maravilloso blog que ud. dirige tengo a bien rogarle que retire la tilde que aparece, en tres ocasiones, sobre la palabra canon. Pues la norma nos dice a todos que al ser palabra llana y terminar en -n- no ha de llevar acento gráfico.
Por otro lado comparto plenamente sus puntos de vista sobre la SGAE y la letra escogida para el himno nacional.
Retiradas están ;)
Y no te cortes ni un pelo en darme algún que otro tirón de orejas al respecto, porque el cuidado de nuestro idioma es una de mis prioridades.
Un abrazo sincero, y gracias por tus halagos, procuraré seguir siendo digno de ellos ;)
Orroe
Vi al Hno. Marcos un jueves y murió ese fin de semana. Fue rápido. El día de su funeral no había sitio casi para entrar.
Anónimo ;) Gracias por compartirlo conmigo. Sé que Marcos estará ahora muy bien cuidado y descansando ;)
Jose
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